Menos de 50 días faltan para elección presidencial del 28 de julio de 2024. Hasta ahora, los analistas dicen que el candidato oficialista está desconcertado porque la fuerza opositora ha tomado decisiones contrarias a su comportamiento histórico de la última década. En otras palabras, el oficialismo está respondiendo a un manual de preguntas que la oposición no le está repitiendo.
El oficialismo pretendió dividir, obstaculizando la inscripción de candidatos y la oposición ofreció varias alternativas (en otros tiempos ni se inscribían). El oficialismo intentó sembrar dudas para alimentar la abstención y la oposición respondió que el ventajismo electoral es ultra conocido y que formarán más testigos (en otro momento se retiraron voluntariamente).
El oficialismo cambió las fechas de las elecciones arbitrariamente y la oposición respondió que cuando quieran, y si es antes, pues mejor (en otra época hubiesen dicho que no estaban las condiciones).
A la fecha de escribirse estas líneas, la oposición no ha picado ningún cebo que ha lanzado Maduro y compañía. Pareciera que todos los colores, sabores y olores de cada celada oficialista es bien identificada por la oposición.
El énfasis que falta
Para ponerle letra a cada buena jugada de esta campaña, empezamos con la A. Por los momentos, se ha sostenido el Atrevimiento inicial de recorrer la ruta electoral, pese a que Maduro solamente ha ofrecido nulas/diminutas condiciones para ejercer el derecho al voto.
Seguidamente, la B ha encontrado la Bandera común que alimenta el cambio político. En simple, ha encontrado el símbolo de unión y liberador de energías que quiere expresar su voto efectivo.
Por último, tenemos la C, la cual ha significado el Coraje de mantener una propuesta sensata y congruente (después de varias decisiones erráticas) para transitar hacia una potencial redemocratización nacional.
De cualquier manera, y aun reconociendo que esta campaña electoral es atípica y está llena de impulsos emocionales (por las condiciones que todos sabemos), creo que se potenciaría incluso más que se comunicara con mayor énfasis el plan de gobierno opositor (denominado «Venezuela Tierra de Gracia») de modo ilustrativo para darle un contenido programático, y no solo anímico, a esta larga lucha adversa.
Mientras más elementos comunicativos disponibles para demostrar que no sólo tenemos a una líder que genera sentimientos positivos, sino que está llena de propuestas concretas que generarán prosperidad, pues mejores los resultados a la vista.
Hay mucho por delante, quedan varios nudos sueltos, pero cada lazo se atará en su momento. Por lo pronto, sin triunfalismos, sin cambiar el tono y sin dejar de ejecutar el ABC de una campaña electoral que tiene toda la proyección de… póngale ustedes la expresión final.
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