El misterio de la economía

Toda ciencia guarda algún misterio que estriba en un secreto al cual pocos pueden acceder. La ciencia, de alguna manera, es expresión de la vida misma, es misteriosa, profunda, enigmática y hasta impenetrable.

La economía poco ha servido para replantear la definición a problemas que han trabado el desarrollo de la sociedad. Posiblemente, por causa de ingentes conceptos relacionados con los múltiples problemas que han pretendido explicar la enrevesada distribución de la riqueza, la contrariada concentración del producto bruto nacional o el desequilibrio de la moneda aceptada como unidad de cambio en el mercado de bienes y servicios, entre otros.

Tercamente, la economía sigue ocultando la razón que descubre su capacidad y potencialidad para resolver los enigmas que atascan el crecimiento de las naciones del mundo. Y, por tanto, el bienestar y calidad de vida del ser humano. Así ocurre, a pesar de su concepto cuya descripción fácilmente seduce toda vez que habla de su razón instrumental como “el intercambio de bienes y servicios que movilizan al mundo”.

No obstante, a pesar de los infinitos esfuerzos que las historias de los pueblos refieren, el misterio de la economía pareciera cobrar más arraigo. Especialmente, cada determinado tiempo o ciclo de vida económica. De hecho, las contradicciones que encubre la economía, en casos aludidos a aplicaciones convencionales de variables económicas sometidas al ejercicio de sus respectivos manejos, son numerosas. Y hasta vergonzosas.

Mientras las sociedades no dispongan de economistas capaces de inducir el valor y efecto de libertades y derechos de los pueblos maniatados y amordazados por políticas económicas formuladas a instancia de mediocres programas de desarrollo y de condiciones negadas al desarrollo integral, no habrá oportunidades aprovechadas en función de darle el lugar en la historia social y política que la economía merece y requiere.

Tan grave es dicho problema, que su incidencia arropa otros quizás de mayor conmoción y extendida repercusión a nivel social, cultural, moral y ética. Tan descompuesta situación refiere la desigualdad, la deshonestidad, la envidia y el egoísmo. Pero también, la corrupción, el desgobierno, la improvisación, el inmediatismo, la demagogia, la ilegalidad, el desbarajuste, la opacidad, la desconfianza y el populismo fundamentalmente.

El misterio de la economía está en la realidad con la cual hay que intimar. De no relacionarse con ella, no habrá duda de que seguirán mostrándose problemas seriamente críticos. Los mismos proceden de situaciones oprimidas, entre otras razones, por seguir oculto el misterio de la economía.

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