Erupciones volcánicas de la luna sacuden a la ciencia

En un reciente estudio, los investigadores examinaron la composición química de muestras de vidrio lunar de la misión Chang’e-5 y las contrastaron con las obtenidas durante las históricas misiones Apolo. A pesar de su origen lunar común, los fragmentos transportados por la Chang’e-5 revelan una historia geológica distinta, no asociada con los depósitos de magma de las llanuras de basalto de las misiones Apolo.

Este hallazgo sugiere que las erupciones lunares más jóvenes podrían derivarse de reservas de magma activas en el manto lunar, mantenidas en ebullición por el calor de la desintegración radiactiva de elementos como el potasio, el torio y otros elementos de tierras raras.

La misión Chang’e-5 de China ha hecho un descubrimiento asombroso, rocas volcánicas en la Luna que tienen solo 2 mil millones de años, una edad significativamente más joven de lo que se esperaba. Este hallazgo fue realizado cerca del volcán inactivo Mons Rümker, que se encuentra en la región noroeste del lado visible de la Luna. Este descubrimiento constituye la evidencia más reciente de actividad volcánica en la Luna que se haya identificado hasta ahora.

Descubrimientos

En un artículo reciente de la revista Science, los investigadores presentaron sus descubrimientos tras analizar muestras de la misión lunar de 2020. Recolectaron cerca de dos kilogramos de regolito lunar, compuesto por roca y polvo. Al examinar el regolito, encontraron granos de vidrio natural, la mayoría formados por el calor y la presión de impactos de meteoritos.

Los científicos analizaron si el regolito traído por el módulo de aterrizaje podría incluir vestigios de erupciones lejanas al sitio de aterrizaje. Se conoce que el magma con bajo contenido gaseoso emerge lentamente de la superficie, mientras que el magma rico en gases tiende a explotar verticalmente, similar a una botella de refresco abierta repentinamente.

Es posible que pequeñas gotas de magma hayan viajado lejos del punto de erupción, arrastradas por la fuerza de la misma. En un entorno como el lunar, marcado por la constante reconfiguración de su superficie debido a impactos meteoríticos, estas minúsculas esferas de vidrio volcánico podrían haberse desplazado de su zona de origen.

Se ha confirmado que los geólogos estaban en lo correcto: tres fragmentos de vidrio volcánico, originados de erupciones distantes, fueron descubiertos en el sitio de aterrizaje de la sonda Chang’e-5. Aunque los geólogos carecen de la información necesaria para vincular estos fragmentos con las erupciones específicas que los produjeron, su presencia indica que hubo actividad volcánica en la Luna más reciente de lo que se pensaba en términos geológicos.

Los autores del artículo realizaron un análisis comparativo de la composición química de estos pequeños fragmentos de vidrio con muestras similares recolectadas durante las misiones Apolo, en la década de 1970. Esta comparación reveló que, aunque los fragmentos de vidrio volcánico de la Chang’e-5 provienen de la Luna, no pertenecen al mismo depósito de magma que formó las llanuras de basalto donde aterrizaron las misiones Apolo.

Los investigadores sugieren que la relación de uranio que se transforma a plomo (por desintegración radiactiva) presente en el vidrio, indica que las erupciones sucedieron hace aproximadamente 120 millones de años, lo que coincide con la aparición de los primeros mamíferos en la Tierra. Aunque este período puede parecer extenso, es un intervalo relativamente corto en la escala geológica, especialmente para la Luna.

El enigma

El reciente y sorprendente descubrimiento de actividad volcánica en la Luna, ha desconcertado a los geólogos que investigan su historia. El enigma radica en cómo la Luna pudo mantener una actividad volcánica significativa durante un periodo de tiempo tan prolongado. Según el artículo, este fenómeno es difícil de explicar, ya que se esperaría que la actividad volcánica disminuyera a medida que el núcleo lunar se enfriara y la litosfera, compuesta por roca fundida, se espesara.

Sorprendentemente, las llanuras de basalto lunar donde aterrizaron las misiones Apolo, podrían tener una antigüedad de apenas 800 millones de años, distinguiéndose por su menor cantidad de cráteres en comparación con regiones más antiguas, las cuales han sido bombardeadas por meteoritos durante periodos más extensos. Sin embargo, solo cuando los geólogos confirmen su edad con muestras de las rocas de estas zonas lunares, podremos llenar un vacío de 2 mil millones de años en la comprensión de la evolución lunar.

Esta incertidumbre evidencia nuestro desconocimiento sobre el proceso de enfriamiento y estabilización de la Luna hasta convertirse en la masa rocosa que hoy conocemos. El artículo publicado ofrece una visión general coherente y precisa de la formación y evolución geológica de la Luna.

Comprender este enfriamiento es crucial, ya que podría proporcionar detalles reveladores sobre la estructura interna de nuestro satélite. Este es un misterio que los geólogos están ansiosos por resolver, más aún en un momento en que naciones de todo el mundo se aprestan a intensificar la exploración lunar.

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: Mentiras que matan: las consecuencias de la falsificación científica

Profesor-Investigador Universidad Central de Venezuela • Miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat • Editor de la Revista Catálisis • Presidente (H) de la Sociedad Venezolana de...