La IA revela los peligros ocultos del vapeo

El “vapeo”, que hace referencia al uso de cigarrillos electrónicos, se ha masificado como una alternativa popular al consumo del tabaco tradicional. Según estimaciones no oficiales, en Venezuela, cerca de 460 mil personas han incorporado estos dispositivos a su vida cotidiana.

No obstante, persisten inquietudes considerables sobre las repercusiones a largo plazo del vapeo en la salud, particularmente entre las generaciones más jóvenes que nunca habían fumado. Los vaporizadores con sabores se presentan como una vía de acceso atractiva y frecuentemente utilizada por este grupo.

Los dispositivos de vapeo operan mediante el calentamiento de un líquido saborizante a elevadas temperaturas, generando un aerosol que se inhala. Estos aparatos contienen una diversidad de sustancias químicas, entre las que se incluyen glicerina vegetal, propilenglicol, nicotina y saborizantes, mezcladas en diferentes proporciones.

Químicos perjudiciales

Estudios anteriores han demostrado que algunos vaporizadores con sabores frutales, como fresa, melón y arándano, producen compuestos perjudiciales conocidos como carbonilos volátiles durante este proceso de calentamiento. Se ha reconocido que estos compuestos tienen afectaciones en la salud, especialmente en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedades cardiovasculares y varios tipos de cáncer.

El brote de lesiones pulmonares reportadas en 2019, fue asociado a aditivos como el acetato de vitamina E, lo cual resalta los riesgos potenciales al inhalar estos líquidos de composición química compleja.

Para desentrañar el impacto de los vaporizadores en la salud pública, un grupo de científicos llevaron a cabo un proyecto de investigación que empleó la inteligencia artificial (IA), correlacionándolos con datos de espectrometría de masas (MS), para predecir las transformaciones químicas que se producen al utilizar estos dispositivos.
Aunque se requirieron más de tres décadas de investigación para acumular pruebas de que el consumo de tabaco provoca cáncer, la IA nos brinda la posibilidad de acceder a esta información crucial de manera más rápida.

La investigación, publicada en Scientific Reports, ha arrojado luz sobre un aspecto hasta ahora poco estudiado: la generación de sustancias potencialmente nocivas cuando los “líquidos electrónicos” (e-líquidos) en los dispositivos de vapeo se calientan para ser inhalados. Con el objeto de simular estos efectos, se utilizó un modelo de red neuronal de inteligencia artificial basado en el método Weisfeiler-Lehman. Este método permite a las computadoras procesar datos de una manera similar a como lo hace el cerebro humano.

Posteriormente, al analizar 180 sustancias químicas saborizantes de e-líquidos conocidos, se predijeron los nuevos compuestos que se generan cuando estas sustancias se calientan en un dispositivo de vapeo, justo antes de la inhalación. De manera alarmante, esto reveló la formación de numerosas sustancias químicas peligrosas, incluyendo 127 clasificadas como “tóxicas agudas”, 153 como “peligros para la salud” y 225 como “irritantes” (algunas fueron clasificadas en más de una de estas categorías).

Las coincidencias entre los productos previstos por IA y los resultados analíticos obtenidos por MS, se clasificaron según los riesgos para la salud utilizando el Sistema Globalmente Armonizado (GHS).

La vasta gama de sabores disponibles en los productos de vapeo, compuestos por una mezcla de más de 180 sustancias en diversas proporciones, hace que su química sea particularmente compleja en comparación con el humo del cigarrillo tradicional. Este conjunto de productos químicos, provenientes de la industria alimenticia y con un historial de seguridad comprobada para usos específicos alimenticios en bebidas y dulces saborizados, nunca fue diseñado para ser calentado a altas temperaturas durante su inhalación.

Entre estos, se observó que los carbonilos volátiles (VC), sustancias químicas reconocidas por sus efectos perjudiciales para la salud, se producían en los productos con sabor a frutas, que son los más populares entre los vapeadores jóvenes. Estos hallazgos señalan un mayor riesgo químico en comparación con el tabaquismo tradicional. Por ello, podríamos estar al borde de una nueva ola de enfermedades crónicas que surgirán dentro de 15 a 20 años.

Regulación necesaria

Los dispositivos de vapeo presentan una amplia variabilidad en términos de funcionamiento y control de temperatura, lo que puede dar lugar a diversas reacciones químicas. Esto incrementa la incertidumbre respecto a los riesgos potenciales para la salud. ¿Cuál es el camino a seguir? La investigación se suma a la creciente evidencia que sugiere que el vapeo, a pesar de ser promocionado como una opción presumiblemente más segura que el tabaquismo convencional, implica su propio conjunto de riesgos sanitarios emergentes. Los sabores, a menudo diseñados para atraer a los usuarios más jóvenes, pueden intensificar significativamente estos riesgos.

A pesar de que el gobierno de Venezuela ha promulgado una ley sobre vaporizadores, los hallazgos subrayan la necesidad de una regulación más estricta y urgente. Por ejemplo, los responsables de formular políticas públicas deberían requerir que los vendedores de estos productos justifiquen sus fichas de seguridad.
A medida que el vapeo sigue manteniendo su popularidad, la tecnología y la inteligencia artificial se están convirtiendo en herramientas fundamentales para anticipar los futuros retos de salud que podrían enfrentar los vapeadores.

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