Los hombres de Gaza
El conflicto, que comenzó el pasado 7 de octubre, cobró la vida de al menos 10.000 personas en la Franja de Gaza. Foto: Getty Images.

Las culturas árabes suelen ser estrictas en muchos aspectos, pero sobre todo en lo que respecta a las expresiones de género y las conductas sexuales de hombres y mujeres. Se conocen por ser culturas machistas. En este contexto, hay algunas particularidades que me gustaría destacar según lo visto en las frecuentes y terribles imágenes de la guerra que Israel lleva contra un pueblo árabe.

Las expresiones corporales en Gaza

Las imágenes de la invasión israelita en Gaza poco muestran guerrilleros, la mayoría son de edificaciones destruidas por los misiles y, entre los escombros, cuerpos de población civil que, como zombis, deambulan buscando protección.

Cuando muestran espacios internos, las imágenes más frecuentes son de hospitales donde los cuerpos que todavía se mueven lo hacen a paso rápido, en carrera; otros esperan, aterrorizados ante lo que ven y los heridos y muertos por doquier, por supuesto, inexpresivos.

Muchos de los cuerpos que vemos en las escenas de Gaza yacen entre escombros o en el suelo con la inamovilidad de la muerte y, entre ellos, muchos son de niños o niñas víctimas de los bombardeos a sus casas, sus escuelas, sus patios de juego, a la carretera por donde huían de las bombas con sus familias.

Los rostros de niños y niñas de Gaza aún vivos se muestran, ingenuamente, con la tranquilidad propia de sus edades cuando se saben acompañados por alguien de su familia, pero otros, expresan terror por lo que ven, la desaparición de su familia o el dolor por las heridas en sus pequeños cuerpos.

Cerca de los cuerpos muertos en Gaza vemos a madres, abuelas, mujeres, claramente aterrorizadas, adoloridas por lo que les sucede. Esas mujeres expresan un dolor que pudiera ser físico, pero que, en las escenas de guerra, es más del alma.

Las mujeres de Gaza, educadas en una cultura machista pueden llorar, gritar, lanzarse con desesperación sobre el cuerpo inerte que tienen al lado. La cultura que las oculta nos permite verlas con todo su dolor en público. Se supone que a los hombres no. Por aquello del machismo.

Los hombres en Gaza sí lloran

Cerca de los cuerpos muertos en Gaza vemos padres, abuelos, hombres, claramente adoloridos por lo que les sucede. Esos hombres expresan dolor como lo hacen las mujeres: lloran, gritan, se lanzan con desesperación sobre el cuerpo inerte que tienen al lado.

Las escenas de hombres en Gaza desgarrados por el dolor de las heridas emocionales resultan extrañas en una cultura machista. Una pauta tradicional en la crianza de hombres es la represión de emociones como el llanto. Las culturas machistas asocian llanto con debilidad, con lo femenino. Eso no es de hombres.

La formación masculina tradicional se traza sobre rígidas pautas para ser/parecer fuerte, “duro”, insensible. Quienes no lo, los catalogan de raros. Como una paradoja, el ser hombre, históricamente considerado como el epítome de ser poderoso y libre socialmente, equivale a estar más reprimido, menos expresivo física y emotivamente. Son castrados emocionales.

Entre los patrones tradicionales de masculinidad, la única emoción permitida a los hombres es la rabia como forma de mostrar fortaleza. La que muestran los guerrilleros de Hamas y los soldados de Israel y de cualquier ejército. Otras emociones como la tristeza, el miedo y la alegría son consideradas expresiones femeninas.

Los hombres de crianza tradicional suelen evadir y ocultar cualquier movimiento emocional, pero la guerra no da tregua: o se lucha con toda la fuerza que se tenga o se llora con toda la fuerza que se tenga. Puede ser que se luche y se llore. En Gaza no es posible ocultar sentimientos, el dolor es mucho.

Quizás muchos de los hombres que vemos llorar en las imágenes de Gaza no solo expresan dolor sino rabia, impotencia. Por eso también se llora.

A pesar de que la cultura machista delimita estrictamente, en términos de género, cómo deben comportarse hombres y mujeres, cuando se trata de dolor del alma, pueden igualarse. Así lo estamos viendo en Gaza. Así debería ser.

Un deseo de posguerra

Llegará el día en que los hombres de Gaza y de cualquier lugar de la tierra puedan expresar no solo su llanto y miedo libremente y no solo en situaciones tan dramáticas como una guerra sino cuando algo les duela física o emocionalmente. Entonces, habremos conseguido que los varones sean libres no solo de la opresión de un enemigo, sino de pautas férreas de crianza y de ellos mismos que crecen y viven atrapados en el juego maligno de la inexpresividad emocional.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: Las creencias machistas atentan contra la salud

Leoncio Barrios, psicólogo y analista social. Escribidor de crónicas, memorias, mini ensayos, historias de sufrimiento e infantiles. Cinéfilo y bailarín aficionado. Reside en Caracas.