Cuando llega el momento de dar vida a un nuevo ser, la madre experimenta transformaciones extraordinarias. Su sistema inmunológico, que normalmente combate cualquier elemento extraño, aprende a “relajarse” para no atacar al bebé durante su formación.

El útero se estira y expande, el sistema cardiovascular se fortalece para bombear más sangre, los riñones y el hígado se preparan para procesar una mayor cantidad de residuos proveniente de ambos cuerpos. A pesar de estas asombrosas adaptaciones que forman parte del embarazo, aún existen muchos misterios en torno al conjunto de cambios que ocurren. Por suerte, un grupo de investigadores ha creado un “mapa del tesoro metabólico” que tiene como objetivo comprender este intrincado proceso.

Aunque los científicos tienen alguna idea de los cambios metabólicos que ocurren para sustentar al feto en desarrollo, persisten grandes lagunas en el conocimiento debido a la imposibilidad de investigar, sin ser invasivos. Por ejemplo, la recolección de muestras de tejido de varios órganos, como el útero e incluso la placenta, resulta extremadamente difícil.

No obstante, la investigación en roedores ha revelado algunos aspectos de estos complejos procesos. Se ha demostrado que los genes relacionados con el metabolismo en los órganos de la madre y la placenta experimentan ajustes cuidadosamente coordinados para apoyar el embarazo, alterando la forma en que el cuerpo maneja las nuevas demandas energéticas y nutricionales, tanto para la madre como para el feto.

Investigaciones

Los investigadores, conscientes de que los roedores no son los mejores modelos para simular un embarazo humano normal, decidieron recurrir a las macacas cangrejeras. Este primate es invaluable en la investigación biomédica debido a sus similitudes con los humanos en términos de funcionamiento corporal, especialmente en lo que respecta a la reproducción y el metabolismo.

Para su estudio, los investigadores recolectaron muestras de tejido de monas preñadas en tres momentos clave: temprano, medio y final del embarazo (las macacas cangrejeras tienen un período gestacional de aproximadamente 165 días). Estas muestras se compararon con las de sus contrapartes no embarazadas.

El equipo analizó 23 tejidos diferentes en 10 sistemas de órganos, incluyendo el útero, los ovarios, la placenta, las glándulas mamarias, el timpo (un pequeño órgano involucrado en el sistema inmunológico), el corazón, el páncreas, el hígado, los riñones, las glándulas suprarrenales, la médula espinal, la piel, los músculos de las piernas y el suero sanguíneo.

Los investigadores descubrieron que el embarazo reconfigura los procesos metabólicos de manera dinámica a lo largo de todo el período gestacional en los órganos estudiados. Adicionalmente, en este estudio se identificaron 91 metabolitos distintos (sustancias químicas producidas por el metabolismo) que están involucrados en estos cambios, dos de los más destacados fueron la hormona esteroide corticosterona y un componente básico de la grasa llamado palmitoilcarnitina.

Los investigadores afirman que sus hallazgos publicados la semana pasada en la revista Cell, arrojan luz sobre la asombrosa metamorfosis que experimentan los cuerpos femeninos durante el embarazo. Además, su estudio podría ser clave para mejorar la salud materna y la del feto, al enfocarse en estos cambios metabólicos que subyacen a enfermedades relacionadas con el embarazo, como la preeclampsia y la diabetes gestacional.

Hallazgo sorprendente

El análisis de muestras de sangre materna humana ha comenzado a mapear el intrincado flujo de metabolitos a lo largo del embarazo. Algunos de estos metabolitos podrían servir como marcadores biológicos para predecir momentos cruciales, como el avance del embarazo, la posible fecha de parto e incluso el riesgo de preeclampsia. La preeclampsia es un trastorno metabólico del embarazo que afecta entre 5 y 7% de las embarazadas, se caracteriza por una presión arterial alta que puede poner en peligro la vida de la madre, si no es tratada adecuadamente.

El análisis reveló que 91 metabolitos se encontraban en todos los tejidos durante las diferentes etapas del embarazo, aunque variaban en cantidad. Algunos de estos metabolitos estaban relacionados con esteroides, como la progesterona, que ejercía su influencia en lugares inesperados como las glándulas suprarrenales, el páncreas, el corazón e incluso la piel.

Este sorprendente hallazgo sugiere que la producción de esteroides desempeña un papel más amplio en la adaptación del cuerpo a los desafíos del embarazo, potencialmente contribuyendo al crecimiento de órganos como el páncreas y el corazón de la madre. Sin embargo, se requiere más investigación para comprender completamente estas conexiones.

Un hallazgo crucial que los investigadores determinaron, fue que la cantidad de corticosterona en varios sistemas de órganos aumenta durante el embarazo. Esto resulta sorprendente, ya que generalmente no se le considera tan importante como la hormona del estrés, el cortisol.

Ventana de oportunidad

Sin embargo, esta investigación demuestra que la corticosterona desempeña un papel clave en el crecimiento y desarrollo de la placenta y en mantener el embarazo sin complicaciones; además se ha observado un posible vínculo con la preeclampsia. En el caso de las macacas cangrejeras preñadas, se demostraron niveles más elevados de corticosterona.

En resumen, estos hallazgos, aunque no muestran resultados definitivos, abren una ventana de oportunidad para el uso de pruebas de corticosterona en el futuro, con el objetivo de mitigar la preeclampsia.

A pesar de las limitaciones, como el hecho de que este estudio no se basa en humanos, los científicos confían en que sus esfuerzos servirán como un recurso valioso para futuras investigaciones sobre el metabolismo femenino, allanando el camino hacia la optimización de la salud materna y el desarrollo seguro del feto.

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