Microbios inteligentes para eliminar los granos de la piel

El acné es una afección cutánea común causada por la obstrucción o inflamación de los folículos pilosebáceos. Su apariencia puede variar, desde puntos blancos y puntos negros hasta pústulas y nódulos, principalmente en la cara, frente, pecho, parte superior de la espalda y hombros. Aunque el acné es más común entre los adolescentes, puede afectar a personas de todas las edades.

Si bien la grasa producida por las glándulas sebáceas mantiene a la piel humectada, también puede obstruir los folículos pilosos y causar acné cuando se mezcla con bacterias y células muertas de la piel. A menudo se recetan antibióticos de amplio espectro para casos graves de acné; sin embargo, debido a que estos medicamentos no pueden discriminar entre microbios buenos y malos, esto puede provocar alteraciones perjudiciales en el microbioma de la piel.

En la búsqueda de una piel libre de imperfecciones algunos toman medidas extremas y rocían una espinilla con limpiador de vidrio (copiando a Toula Portokalos, el personaje principal de Mi gran boda griega) o una opción más extravagante que es esparcir oro de 24 quilates (sí, oro) en la piel. Por cierto, ¡No recomiendo ninguna de ellas!

Otra tendencia es que las personas tomen pequeñas dosis de Accutane (un derivado de la vitamina A), también conocida como isotretinoína, un medicamento oral para tratar el acné. Accutane elimina las células cutáneas productoras de grasa o sebo (llamadas sebocitos) aumentando los niveles de gelatinasa de neutrófilos (NGAL) en la piel. Algunos estudios indican que el fármaco puede ayudar a promover un microbioma cutáneo más beneficioso.

Sin embargo, un problema con este producto es que conlleva algunos efectos secundarios graves, como resequedad de la piel, riesgos para las personas embarazadas y en determinadas situaciones, menos comunes, ceguera nocturna y dolores musculares o articulares.

Más recientemente, investigadores en Europa han diseñado un microorganismo “inteligente” capaz de producir sustancias químicas que combaten el acné, los hallazgos fueron publicados la semana pasada en la revista Nature Biotechnology. Esta bacteria llamada Cutibacterium acnes, normalmente se encuentra en nuestra piel, predominantemente en áreas ricas en glándulas sebáceas (o productoras de grasa). Otros estudios han determinado que diferentes cepas pueden usarse en una posible terapia basada en un microbioma modificado para tratar el acné.

Si bien es un patógeno oportunista al que no le agrada que se altere su ADN, los científicos descubrieron una manera de hacer que la bacteria produzca, directamente sobre la piel, un componente llamado lipocalina que es un intermediario del fármaco isotretinoína. De esta manera, se evitarían los efectos secundarios producidos por la ingesta oral del medicamento. Los científicos validaron esta capacidad en experimentos con células sebáceas en placas de Petri y luego aplicaron las bacterias en la piel de los ratones.

Los investigadores utilizaron una variedad de técnicas de ingeniería genética para insertar el gen de NGAL en el genoma de Cutibacterium acnes. Después de descubrir que la bacteria recién transformada no era tóxica para las células de la piel humana, probaron si producía NGAL mezclando Cutibacterium acnes con sebocitos.

“La producción de grasa disminuyó significativamente”, escribieron los investigadores en su artículo. “Hemos desarrollado una terapia tópica con un enfoque específico, utilizando lo que la naturaleza ya tiene. Modificamos genéticamente una bacteria que vive en la piel y le hicimos producir lo que ésta necesita”, indicaron los investigadores.

“Hasta ahora, Cutibacterium acnes se consideraba una bacteria inmodificable. Fue increíblemente difícil introducir ADN y conseguir proteínas producidas o secretadas a partir de un elemento insertado en su genoma”, señalaron los autores del estudio.

Pero, ¿las bacterias genéticamente modificadas se desarrollan en la piel? Cuando se aplica a la piel de ratones (el único modelo animal capaz de probar bacterias genéticamente modificadas hasta la fecha), éstas se insertan, viven y generan la proteína. Sin embargo, la piel de los ratones no es comparable a la de los humanos. Tiene más pelo, está más suelta, tiene menos lípidos y un mecanismo de sudoración diferente.

Por tanto, este estudio aún se encuentra en sus primeras etapas y requiere más investigación, especialmente en sujetos humanos. Pero los científicos tienen la esperanza de que su trabajo se sume a la rápida frontera de la ingeniería de microbiomas y las terapias basadas en bacterias genéticamente modificadas, para atacar enfermedades y mejorar la salud humana.

“Hemos desarrollado una tecnología que abre la puerta a editar cualquier bacteria para tratar múltiples enfermedades”, afirmaron en un comunicado los autores del reciente estudio. “Ahora estamos centrados en el uso de Cutibacterium acnes para tratar el acné, pero podemos ofrecer circuitos genéticos para crear microbios inteligentes en diferentes aplicaciones relacionadas con la piel”, comentaron los científicos.

Aunque cualquier estrategia terapéutica basada en microorganismos debe validarse, los investigadores se muestran optimistas por la aplicación de estos microbios inteligentes a los humanos.

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