Definitivamente Nicolás Maduro va a optar a un nuevo periodo presidencial en Venezuela. Salvo evento extraordinario, este parece ser un hecho consumado por parte del Psuv, que es quien garantiza una unidad monolítica en los factores políticos y partidistas agolpados en las fuerzas psuvistas. No obstante, ante sí tiene un enorme desafío.
La opinión pública venezolana según diferentes sondeos realizados durante los últimos años y más recientemente, cuestiona severamente la figura de Maduro y además, le responsabiliza directamente de la crisis multidimensional del país. En términos de proporción, su figura se ha movido entre un 15% y un 30% de aprobación a su gestión según determinados periodos, con un índice de desaprobación que se ha movido entre el 60% y el 80%. Sin embargo, ha encabezado estratégicamente a lo que se considera “la primera minoría organizada” de Venezuela.
Y, aunque Maduro ha orientado su gerencia política en buenos términos -al lograr implosionar al mundo opositor venezolano creando un fraccionamiento que debilita cualquier aspiración política de este sector- en estos momentos tiene que lidiar con la mega devaluación de 2022 cuyos impactos sociales y económicos están por verse, amén de sus impactos políticos. Si los venezolanos angustiados en sus bolsillos y estómagos mantienen la responsabilidad del problema en Maduro, pueden crearle serias dificultades en su aspiración reeleccionista.
Hasta ahora ni Maduro ha logrado desviar la responsabilidad hacia la oposición ni los líderes de ésta han podido “capitalizar” políticamente el estatus actual de la economía en su favor. En materia de comunicación política y estrategia la confrontación con la economía puede tener un protagonismo enorme en la ruta electoral que ya despegó en Venezuela de cara a las presidenciales.
El rival más peligroso para Maduro es la economía. Debe reorientar la responsabilidad e impedir que algún líder opositor se apodere del tema como bandera. Si se llegase a quebrar esta línea estratégica, se le puede complicar lo aparentemente fácil. Si a la economía se le puede poner rostro que la aproveche como tema electoral, la oposición podría ganar un realineamiento masivo del descontento popular. La pérdida de capacidad adquisitiva es un aglutinante de descontento y movilización contra quien se considere responsable de ello. En el voto, la economía ejerce gran influencia y puede convertirse en una amenaza real en las aspiraciones de Nicolás Maduro y el Psuv.
Además, Maduro es minoría frente al espectro-país y aunque sea compacta y altamente organizada, no deja de ser una minoría que hay que convertir en mayoría si quiere ganar. Si con la mega devaluación se alimenta una conflictividad social que puede ir en aumento, los impactos políticos no se harán esperar. Ante ello, la estrategia de adelantar elecciones es propicia para recoger con frutos electorales rápidos, la enorme dispersión opositora y el quiebre afectivo que ha sufrido en las últimas semanas a propósito de la eliminación del gobierno interino.
Maduro juega adelantándose a sus oponentes para ganar un tiempo que no tiene y ser contundente con el resultado electoral. La oposición, en cambio, debe recomponerse emocional y afectivamente entre sí, para convertirse en alternativa política en las próximas elecciones y reconectarse con la agenda política “real”. Entonces veremos si Maduro se enfrenta a sí mismo y la economía o, por el contrario, a un líder opositor con la bandera del tema económico.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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La opinión pública venezolana según diferentes sondeos realizados durante los últimos años y más recientemente, cuestiona severamente la figura de Maduro y además, le responsabiliza directamente de la crisis multidimensional del país. En términos de proporción, su figura se ha movido entre un 15% y un 30% de aprobación a su gestión según determinados periodos, con un índice de desaprobación que se ha movido entre el 60% y el 80%. Sin embargo, ha encabezado estratégicamente a lo que se considera “la primera minoría organizada” de Venezuela.
Y, aunque Maduro ha orientado su gerencia política en buenos términos -al lograr implosionar al mundo opositor venezolano creando un fraccionamiento que debilita cualquier aspiración política de este sector- en estos momentos tiene que lidiar con la mega devaluación de 2022 cuyos impactos sociales y económicos están por verse, amén de sus impactos políticos. Si los venezolanos angustiados en sus bolsillos y estómagos mantienen la responsabilidad del problema en Maduro, pueden crearle serias dificultades en su aspiración reeleccionista.
Hasta ahora ni Maduro ha logrado desviar la responsabilidad hacia la oposición ni los líderes de ésta han podido “capitalizar” políticamente el estatus actual de la economía en su favor. En materia de comunicación política y estrategia la confrontación con la economía puede tener un protagonismo enorme en la ruta electoral que ya despegó en Venezuela de cara a las presidenciales.
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Además, Maduro es minoría frente al espectro-país y aunque sea compacta y altamente organizada, no deja de ser una minoría que hay que convertir en mayoría si quiere ganar. Si con la mega devaluación se alimenta una conflictividad social que puede ir en aumento, los impactos políticos no se harán esperar. Ante ello, la estrategia de adelantar elecciones es propicia para recoger con frutos electorales rápidos, la enorme dispersión opositora y el quiebre afectivo que ha sufrido en las últimas semanas a propósito de la eliminación del gobierno interino.
Maduro juega adelantándose a sus oponentes para ganar un tiempo que no tiene y ser contundente con el resultado electoral. La oposición, en cambio, debe recomponerse emocional y afectivamente entre sí, para convertirse en alternativa política en las próximas elecciones y reconectarse con la agenda política “real”. Entonces veremos si Maduro se enfrenta a sí mismo y la economía o, por el contrario, a un líder opositor con la bandera del tema económico.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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