Ser padre

El aviso de ser padre puede ser una de las mayores satisfacciones que un hombre reciba. La paternidad es una reafirmación de la virilidad y garantiza la sucesión. Ser padre es decirse a sí mismo: yo si puedo engendrar pero, quizás más importante, en términos de autoestima y reconocimiento social, es decirle a su entorno que él es un hombre, que copula y preña. Un hombre cabal.

Saberse padre también puede ser una calamidad, algo que no se desea. Al menos en ese momento y siendo hombre, descargado de manifestaciones físicas del embarazo, es posible evadir lo que eso implica y viene después. Si se asume la paternidad, la forma de ejercerla varía en cada hombre, según su experiencia de vida, sus expectativas personales, sus valores, su concepto de masculinidad.

Masculinidad y formas de paternidad

Desde el punto de vista cultural, desde hace siglos se arrastra la creencia de que el embarazo y crianza de los hijos e hijas es sólo asunto de mujeres. Aunque esa creencia está cambiando, muchos hombres aún asumen que su función se limita a engendrar, o que lo hicieron por accidente, por lo que después de la noticia se desembarazan de la responsabilidad que les corresponde, convirtiéndose en padre abandonante o irresponsable.  

Hasta hace poco tiempo, y aún es así en algunas culturas, algunos hombres se vanaglorian y eran admirados por ser un semental que engendraba hasta decenas de hijos e hijas aunque no los criara o atendiera. Eso es asunto de las madres, pensaban. (lo hacen algunos ahora)

La llamada paternidad irresponsable se considera como un gran problema social por las consecuencias que tiene en los hijos, hijas, en la familia y en la sociedad.  La cultura patriarcal ha establecido que la figura del padre representa el poder, hace cumplir las normas y es el símbolo de respeto.

Por lo tanto, los hijos e hijas que crezcan sin esa figura presente corren el riesgo de “salirse del carril”, de “no servir para nada”, hasta hacerse delincuentes. Esa es una creencia machista que descalifica a las mujeres en su rol de madres y de educadoras de su familia.

Las formas de ejercer la paternidad tienen que ver con pautas culturales que se aprenden a través de los mensajes y modelos que se ven y oyen en la familia, la comunidad, la escuela, la iglesia, los medios de comunicación, entre otras vías por las que se  transmita la cultura. Así se aprenden los roles sexuales y lo que respecta a la paternidad. Sin embargo, la copia de modelos de conducta de nuestros antepasados no es matemática. El hijo de un padre ausente puede ser un buen padre.

La paternidad actual y del porvenir

La  cultura del machismo y el padre desentendido de sus compromisos tiende a superarse en la medida que hay más acceso a la educación y a la información. Los hombres de ahora tienen otras referencias de cómo ejercer la masculinidad/paternidad y suelen ser menos machistas que sus antepasados (aunque existan muchos que siguen siendo como ellos).  

En el pasado ser papá podía limitarse a engendrar y, si acaso, asumir el rol de proveedor económico y representante de la familia. Muchos se limitaban a la mesada y a una visita ocasional. Otros nunca se presentaron ante sus hijos o hijas. Aún hay muchos así, pero menos.

Los ajustes de roles de género por la evolución sociocultural han facilitado los cambios en el rol del padre. Las mujeres se han hecho más independientes, más exigentes (aunque aún haya muchas sumisas y dependientes) y cada día están más incorporadas a la vida laboral y social. Por ello, a los hombres les ha tocado bailar al ritmo que ellas marcan si quieren mantenerse en la fiesta familiar.  También han surgido las familias de padres de un mismo sexo y sus hijos e hijas tienen dos papás.

Hoy, algunos hombres dicen: “estamos embarazados” y participan en lo que puedan del embarazo y el parto y asumen activamente la crianza de los hijos e hijas como una labor compartida casi que en igualdad.

Algunas sociedades ofrecen, por ley, el permiso postnatal a los padres y culturalmente estimulan el disfrute de la paternidad, permitiéndole a los hombres ser menos rígidos, más expresivos en términos de emociones y afectos, ser más tiernos y aunque falte mucho por cambiar, están echadas las bases para el  ejercicio de otras formas de ser padres. Las nuevas paternidades.

En términos del ejercicio de la paternidad estamos y vamos hacia un mundo mejor.

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