¿Una repentina paralización de la corriente atlántica?

📧 ¿Quieres suscribirte a todos nuestros newsletters?

La cálida corriente oceánica del Atlántico se está desacelerando y se encuentra en su punto más crítico, según lo observado en los últimos dos milenios, tal como lo muestra una investigación publicada en Nature Communications.

Esto es particularmente preocupante porque privaría de oxígeno a las profundidades del océano, limitaría el retorno de nutrientes a la superficie del mar y, potencialmente, causaría un mayor derretimiento del hielo en los polos. ¡Sería una catástrofe global! Un escenario parecido a la película de 2004, El día después de mañana (The Day After Tomorrow), donde se plantea una repentina paralización de la corriente atlántica y un enfriamiento desastroso en la Tierra.

Los hallazgos del nuevo estudio, basados en proyecciones de modelos oceánicos, cuestionan las predicciones previas de que un colapso catastrófico de la corriente atlántica tardaría siglos en ocurrir. Las mediciones confirman que estos cambios ya están en marcha. Tal colapso, haría que Europa sufriera inviernos más extremos, el nivel del mar aumentaría rápidamente y podría incrementar la frecuencia de las lluvias en Venezuela. Los efectos colaterales tendrán un impacto severo en ecosistemas enteros y en nuestra seguridad alimentaria.

La investigación muestra que la corriente es ahora un 15% más débil en su movimiento, un cambio excepcionalmente grande. Además, el calentamiento global causado por el hombre es responsable de una parte significativa de ese debilitamiento.

La corriente, conocida como Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés de Atlantic Meridional Overturning Circulation), es un gran sistema de corrientes marítimas que regulan la transferencia de calor oceánico, lleva agua cálida hacia el polo norte, donde se enfría, se vuelve más densa y se hunde, para luego fluir de regreso hacia el sur. Desde allí, esta agua normalmente se extiende hacia el norte para airear los confines de los profundos océanos Índico, Pacífico y Atlántico.

Pero el calentamiento global está rompiendo este ciclo, dificultando el enfriamiento del agua, mientras que el derretimiento del hielo en el Ártico, particularmente en Groenlandia, inunda el área con agua dulce menos densa, debilitando la corriente AMOC. Todo esto interrumpe el hundimiento del agua fría, salada y rica en oxígeno al fondo del océano.

Los científicos saben que la corriente atlántica se ha desacelerado desde el año 2004 cuando se desplegaron instrumentos en el mar para medirla, es algo así como medir el pulso y la presión arterial para monitorear la salud del corazón. Al examinar numerosos datos obtenidos desde 1870, el equipo de científicos sugirió que esta circulación oceánica podría detenerse en el 2025, colocando como fecha límite el año 2095.

Estos hallazgos son alarmantemente más tempranos que las predicciones hechas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y las primeras señales de advertencia ya son claras, argumentan los investigadores. Los modelos anteriores tenían “sesgos hacia la sobreestimación de la estabilidad de la AMOC”, indican los autores del artículo.

Ocho conjuntos de datos de temperatura y salinidad medidos de forma independiente, que se remontan a 150 años, permitieron demostrar que el calentamiento global está aumentando la inestabilidad de las corrientes, cambiando su patrón de flujo. Los investigadores utilizaron la analogía de una silla para explicar cómo las alteraciones en la temperatura y la salinidad del océano pueden influenciar la estabilidad del AMOC. Empujar una silla altera su posición, pero no afecta su estabilidad si las cuatro patas permanecen en el suelo, pero inclinar la silla cambia tanto su posición como su estabilidad.

Investigaciones anteriores también han demostrado que modificar solo un parámetro, como aumentar la cantidad de agua dulce que ingresa al Atlántico Norte, puede llevar a un cambio repentino y drástico en el comportamiento del sistema. Es posible que este nivel de precisión no se haya considerado en la evaluación del IPCC y de allí la discrepancia entre los resultados.

Por otro lado, como se ha fallado en el objetivo mundial de disminuir la cantidad de gases de efecto invernadero que se liberan a la atmósfera, y más bien se ha aumentado esa cantidad, parece que estamos en una trayectoria aterradora para alcanzar el umbral oceánico rápidamente.

Finalmente, los investigadores del artículo indicaron que: “Este declive de la AMOC en las últimas décadas puede estar asociado con una pérdida casi total de estabilidad en el transcurso del siglo pasado y la AMOC podría estar cerca de una transición crítica a su modo de circulación débil”. Este es un resultado preocupante que debería requerir medidas rápidas y efectivas para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero, evitando el cambio constante del parámetro de control hacia el colapso de la AMOC”, concluyó el equipo.

A pesar de lo que está en juego, los científicos solo tienen una comprensión aproximada del comportamiento de las corrientes, el equilibrio de las fuerzas que las impulsan o su susceptibilidad a las condiciones climáticas cambiantes. Es por eso que los oceanógrafos están tan interesados en observar la circulación atlántica y alertar al planeta sobre estos posibles eventos catastróficos que pondrían en peligro nuestra propia existencia.

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: Humanos de la edad de hielo en Sudamérica

Profesor-Investigador Universidad Central de Venezuela • Miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat • Editor de la Revista Catálisis • Presidente (H) de la Sociedad Venezolana de...