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Pediatras están en alerta frente a la difteria y el riesgo de polio en Venezuela

SALUD · 17 MAYO, 2022 18:30

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Mariana Souquett Gil | @nanasouquett

Foto por Mairet Chourio | @mairetchourio (Archivo)

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En abril de 2022 una niña de Caracas llegó al hospital de niños J. M. de los Ríos, el principal centro pediátrico del país, con malestar, dolor de garganta severo y con las amígdalas impregnadas por una placa grisácea oscura, conocida por los médicos como pseudomembrana. Los pediatras que la atendieron también notaron la hinchazón en su cuello, un fenómeno llamado «cuello de toro» que, junto a los otros signos, son característicos de una enfermedad prevenible por vacunas: la difteria. 

La difteria es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Corynebacterium diphtheriae, que afecta principalmente la garganta y las vías respiratorias superiores y produce una toxina que afecta a otros órganos, explica la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Es mortal entre el 5 y el 10 % de los casos, aunque brotes en América Latina han mostrado una tasa de letalidad mayor al 20 %.

En la región 26 países no alcanzaron la cobertura de vacunación con la tercera dosis de la vacuna contra difteria, tétanos y tosferina (DPT3) igual o mayor al 95 % en 2020, el porcentaje recomendado para el control de la enfermedad, según OPS. Venezuela tuvo una cobertura inferior al 80 % ese año, al igual que otros 13 países.

El caso de la niña de Caracas en 2022 tuvo un buen desenlace. La paciente mejoró tras recibir la antitoxina requerida y el resto del tratamiento necesario.

«Se hizo vacunación de barrido en el hospital y no pasó a mayores. Se manejó como caso sospechoso porque cuando vemos las amígdalas impregnadas con un pus grisáceo oscuro, los médicos no podemos esperar el resultado del examen porque la enfermedad es aparatosa y grave, y estar esperando el cultivo hace que perdamos al paciente, por lo que hay que actuar y poner las antitoxinas», dijo Juan Félix García, pediatra infectólogo del hospital de niños. 

Ya Venezuela registró el inicio de un brote de difteria en julio de 2016, debido a las bajas coberturas vacunales, que sumó más de 3 mil casos sospechosos hasta agosto de 2020.

La difteria cobró al menos 294 vidas en Venezuela entre 2016 y 2020. El año con más defunciones fue 2018, con 151 muertes entre 775 casos confirmados en el país, según datos del Ministerio de Salud reproducidos por la OPS en sus actualizaciones epidemiológicas.

Para 2020 se notificaron al menos 54 casos sospechosos de difteria, de los cuales se confirmaron 5 en Anzoátegui, Miranda y Yaracuy, incluidas 2 muertes. No hay datos disponibles correspondientes a 2021 ni a lo que va de 2022, mientras que el boletín epidemiológico del Ministerio de Salud no se publica desde 2017. 

Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cobertura de la primera dosis contra la difteria, el tétanos y la tosferina (DTP1) era de 73 % en Venezuela 2020, mientras que la cobertura de la tercera dosis (DTP3) era de apenas 54 %.

Pediatras están en alerta frente a la difteria y el riesgo de polio en Venezuela

Elevar las coberturas vacunales

A finales de 2021 y durante el primer trimestre de 2022, la OPS alertó sobre el aumento de la población susceptible como resultado de las bajas coberturas de vacunación, lo que se traduce en un mayor riesgo de propagación de enfermedades como sarampión, difteria, fiebre amarilla y poliomielitis, una realidad agudizada por el impacto de la pandemia. 

Luis Echezuría, pediatra epidemiólogo y profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), resalta la necesidad de mantener altas coberturas vacunales y que los niños y niñas venezolanos estén al día con el esquema de vacunación del país. 

«La memoria es muy frágil. Tuvimos epidemias de sarampión y difteria que recorrieron todo el país y afectaron a todos los grupos de edades. Fue la manifestación de que las coberturas vacunales estaban bajas», expresó. «En 2021 tuvimos alerta de fiebre amarilla y se aplicó ‘medicina de bomberos’. Hay que mantener coberturas altas». 

Juan Félix García, quien también es expresidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (Svpp), destaca que en la región hay alertas epidemiológicas en diversos países por enfermedades contra las que ya existen vacunas, escenario al que se suman otras nuevas enfermedades como los casos de hepatitis aguda severa de origen desconocido. 

«En cualquier momento se pueden desatar los monstruos. La pandemia, entre otras cosas, hizo que la gente no saliera de las casas y no se llevaron los niños a vacunar. Ante niños no vacunados, se pueden desatar las epidemias por las enfermedades prevenibles por esas vacunas que no se pusieron», enfatizó García.

Pediatras están en alerta frente a la difteria y el riesgo de polio en Venezuela
El pediatra Juan Félix García llama a convocar con urgencia a vacunar a los niños y niñas del país, no solo contra COVID-19 | Foto: Mairet Chouirio (archivo)

En el J. M. también hubo casos de varicela (lechina), otra enfermedad que ya cuenta con vacuna pero no está incluida en el calendario de inmunización del Ministerio de Salud venezolano.

«Tuvimos un brote de varicela en el hospital de niños. Tuvimos dos fallecimientos por lechina en niños inmunocomprometidos. Ese desenlace también lo podría tener un niño sano, pero es una vacuna que tampoco está incluida en el calendario», añade María Graciela López, pediatra infectóloga del J.M. de los Ríos. 

Venezuela también registró menos de 80% de cobertura en la primera y segunda dosis contra el sarampión, rubéola y parotiditis (SRP1 y SRP2).

De acuerdo con el boletín semanal de sarampión de la OPS, hasta la primera semana de mayo de 2022 se habían registrado 103 casos sospechosos de sarampión en el país, pero ninguno se había confirmado. El último caso confirmado data de agosto de 2019. Brasil, país que limita con Venezuela, tiene una epidemia activa de sarampión. 

Riesgo real de poliomielitis

«La probabilidad de reintroducción de poliomielitis en las Américas es real». Esa es la primera conclusión a la que llegaron expertos de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (Slipe) en una reunión reciente y por la cual publicaron una alerta el pasado 3 de mayo. 

La poliomielitis es una enfermedad contagiosa causada por el poliovirus, que puede causar desde síntomas leves hasta infecciones que afectan el sistema nervioso central y dolores musculares intensos, rigidez del cuello y la espalda, con parálisis flácida. La parálisis de los músculos respiratorios puede poner en peligro la vida, explica la OPS.

Se transmite por vía fecal-oral, ingresa al cuerpo por la boca y se multiplica en el intestino. Las personas infectadas excretan poliovirus al medio ambiente durante varias semanas, lo que puede provocar su propagación en áreas con malas condiciones sanitarias.

Los expertos del Comité de Vacunas y Biológicos de Slipe destacaron que las bajas coberturas de vacunación, además de la falta de cumplimiento de los indicadores de vigilancia de parálisis flácidas, ambos profundizados durante la pandemia, son los principales factores que facilitan la potencial reintroducción de poliovirus en la región. 

Otros factores son las corrientes migratorias regionales y los conflictos bélicos en otros países, que producen migración internacional. 

Slipe sostiene que para erradicar la poliomielitis en el mundo se debe no solo interrumpir la circulación de poliovirus salvaje, actualmente endémico en Pakistán y Afganistán, sino también de las formas derivadas de la vacuna oral atenuada (que usa un virus vivo debilitado).

Igualmente explica que la circulación silenciosa de poliovirus derivado de la vacuna es la causa de la mayoría de los brotes de poliomielitis en los últimos años, por lo cual, en el contexto actual, no recomienda utilizar la vacuna oral (OPV) en América Latina y el Caribe.

Según la OPS, los virus vivos atenuados de las vacunas orales contra polio (virus Sabin) pueden, a través de la replicación prolongada en un individuo o en una comunidad, volver a adquirir las características de virulencia y transmisibilidad del poliovirus salvaje. A través de mutaciones genéticas, pueden causar casos aislados o brotes de poliomielitis paralítica. 

«Cuando pones polio oral en gotas, se excreta por las heces el virus vacunal, pero si circula en aguas que llegan a niños no vacunados contra la polio, pudiera este virus vacunal otra vez adquirir virulencia y producir polio», indica la expresidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), María Graciela López. 

Los infectólogos latinoamericanos agrupados en Slipe ahora aconsejan utilizar la vacuna antipoliomielítica inyectable inactivada (IPV). Por las características de esta última, el virus no puede replicarse.

«El esquema de vacunación para la prevención de la poliomielitis en América Latina que recomendamos es de tres dosis de IPV más un refuerzo de vacuna poliomielítica inactivada (al segundo año de vida o 4-6 años)», propuso la organización.

OPS llama a mantener vacunación en las Américas durante la pandemia de COVID-19
Slipe recomienda no utilizar la vacuna oral en América Latina y el Caribe en el contexto actual | Foto: Archivo

Riesgo muy alto de polio en Venezuela

En 2021, reseña la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Comisión Regional de Certificación (RCC en inglés) certificó que América ha estado libre de poliovirus salvaje durante 30 años. En 2019, Guatemala notificó la detección de 3 poliovirus derivados de la vacuna aislados mediante vigilancia ambiental. Hasta octubre de 2021 no se había aislado otro poliovirus derivado de la vacuna. 

De acuerdo con la última reunión de la RCC, a finales 2021, la cobertura regional de la primera dosis de la vacuna inactivada (IPV1) fue 89%, mientras que la cobertura de la tercera dosis contra polio (Polio3) fue de 82% en 2020, el porcentaje más bajo desde 1994. Las coberturas deben ser mayores al 95%.

Tras considerar factores como coberturas de vacunación, vigilancia epidemiológica, determinantes de salud, estatus de la contención y preparación para brotes, la RCC determinó que Venezuela tiene un riesgo muy alto de presentar un brote posterior a una importación de un poliovirus o por la emergencia de un poliovirus derivado de la vacuna, al igual que Haití, República Dominicana y Perú. 

En Venezuela, para 2020, según datos de Unicef y la OMS, la cobertura de Polio3 era del 62 %, mientras que de IPV1 era de 68 %. 

La Academia Nacional de Medicina (ANM) de Venezuela se pronunció este 16 de mayo y llamó a aumentar de manera «urgente» las coberturas vacunales en el país, especialmente de las vacunas contra la polio en niños menores de 5 años. 

La ANM exhortó a las autoridades a establecer un plan de vacunación masiva contra la poliomielitis y reiteró su disposición a colaborar para mejorar la salud de la población venezolana.

SALUD · 22 JULIO, 2022

Pediatras están en alerta frente a la difteria y el riesgo de polio en Venezuela

Texto por Mariana Souquett Gil | @nanasouquett
Foto por Mairet Chourio | @mairetchourio (Archivo)

En abril de 2022 una niña de Caracas llegó al hospital de niños J. M. de los Ríos, el principal centro pediátrico del país, con malestar, dolor de garganta severo y con las amígdalas impregnadas por una placa grisácea oscura, conocida por los médicos como pseudomembrana. Los pediatras que la atendieron también notaron la hinchazón en su cuello, un fenómeno llamado «cuello de toro» que, junto a los otros signos, son característicos de una enfermedad prevenible por vacunas: la difteria. 

La difteria es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Corynebacterium diphtheriae, que afecta principalmente la garganta y las vías respiratorias superiores y produce una toxina que afecta a otros órganos, explica la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Es mortal entre el 5 y el 10 % de los casos, aunque brotes en América Latina han mostrado una tasa de letalidad mayor al 20 %.

En la región 26 países no alcanzaron la cobertura de vacunación con la tercera dosis de la vacuna contra difteria, tétanos y tosferina (DPT3) igual o mayor al 95 % en 2020, el porcentaje recomendado para el control de la enfermedad, según OPS. Venezuela tuvo una cobertura inferior al 80 % ese año, al igual que otros 13 países.

El caso de la niña de Caracas en 2022 tuvo un buen desenlace. La paciente mejoró tras recibir la antitoxina requerida y el resto del tratamiento necesario.

«Se hizo vacunación de barrido en el hospital y no pasó a mayores. Se manejó como caso sospechoso porque cuando vemos las amígdalas impregnadas con un pus grisáceo oscuro, los médicos no podemos esperar el resultado del examen porque la enfermedad es aparatosa y grave, y estar esperando el cultivo hace que perdamos al paciente, por lo que hay que actuar y poner las antitoxinas», dijo Juan Félix García, pediatra infectólogo del hospital de niños. 

Ya Venezuela registró el inicio de un brote de difteria en julio de 2016, debido a las bajas coberturas vacunales, que sumó más de 3 mil casos sospechosos hasta agosto de 2020.

La difteria cobró al menos 294 vidas en Venezuela entre 2016 y 2020. El año con más defunciones fue 2018, con 151 muertes entre 775 casos confirmados en el país, según datos del Ministerio de Salud reproducidos por la OPS en sus actualizaciones epidemiológicas.

Para 2020 se notificaron al menos 54 casos sospechosos de difteria, de los cuales se confirmaron 5 en Anzoátegui, Miranda y Yaracuy, incluidas 2 muertes. No hay datos disponibles correspondientes a 2021 ni a lo que va de 2022, mientras que el boletín epidemiológico del Ministerio de Salud no se publica desde 2017. 

Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cobertura de la primera dosis contra la difteria, el tétanos y la tosferina (DTP1) era de 73 % en Venezuela 2020, mientras que la cobertura de la tercera dosis (DTP3) era de apenas 54 %.

Pediatras están en alerta frente a la difteria y el riesgo de polio en Venezuela

Elevar las coberturas vacunales

A finales de 2021 y durante el primer trimestre de 2022, la OPS alertó sobre el aumento de la población susceptible como resultado de las bajas coberturas de vacunación, lo que se traduce en un mayor riesgo de propagación de enfermedades como sarampión, difteria, fiebre amarilla y poliomielitis, una realidad agudizada por el impacto de la pandemia. 

Luis Echezuría, pediatra epidemiólogo y profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), resalta la necesidad de mantener altas coberturas vacunales y que los niños y niñas venezolanos estén al día con el esquema de vacunación del país. 

«La memoria es muy frágil. Tuvimos epidemias de sarampión y difteria que recorrieron todo el país y afectaron a todos los grupos de edades. Fue la manifestación de que las coberturas vacunales estaban bajas», expresó. «En 2021 tuvimos alerta de fiebre amarilla y se aplicó ‘medicina de bomberos’. Hay que mantener coberturas altas». 

Juan Félix García, quien también es expresidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (Svpp), destaca que en la región hay alertas epidemiológicas en diversos países por enfermedades contra las que ya existen vacunas, escenario al que se suman otras nuevas enfermedades como los casos de hepatitis aguda severa de origen desconocido. 

«En cualquier momento se pueden desatar los monstruos. La pandemia, entre otras cosas, hizo que la gente no saliera de las casas y no se llevaron los niños a vacunar. Ante niños no vacunados, se pueden desatar las epidemias por las enfermedades prevenibles por esas vacunas que no se pusieron», enfatizó García.

Pediatras están en alerta frente a la difteria y el riesgo de polio en Venezuela
El pediatra Juan Félix García llama a convocar con urgencia a vacunar a los niños y niñas del país, no solo contra COVID-19 | Foto: Mairet Chouirio (archivo)

En el J. M. también hubo casos de varicela (lechina), otra enfermedad que ya cuenta con vacuna pero no está incluida en el calendario de inmunización del Ministerio de Salud venezolano.

«Tuvimos un brote de varicela en el hospital de niños. Tuvimos dos fallecimientos por lechina en niños inmunocomprometidos. Ese desenlace también lo podría tener un niño sano, pero es una vacuna que tampoco está incluida en el calendario», añade María Graciela López, pediatra infectóloga del J.M. de los Ríos. 

Venezuela también registró menos de 80% de cobertura en la primera y segunda dosis contra el sarampión, rubéola y parotiditis (SRP1 y SRP2).

De acuerdo con el boletín semanal de sarampión de la OPS, hasta la primera semana de mayo de 2022 se habían registrado 103 casos sospechosos de sarampión en el país, pero ninguno se había confirmado. El último caso confirmado data de agosto de 2019. Brasil, país que limita con Venezuela, tiene una epidemia activa de sarampión. 

Riesgo real de poliomielitis

«La probabilidad de reintroducción de poliomielitis en las Américas es real». Esa es la primera conclusión a la que llegaron expertos de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (Slipe) en una reunión reciente y por la cual publicaron una alerta el pasado 3 de mayo. 

La poliomielitis es una enfermedad contagiosa causada por el poliovirus, que puede causar desde síntomas leves hasta infecciones que afectan el sistema nervioso central y dolores musculares intensos, rigidez del cuello y la espalda, con parálisis flácida. La parálisis de los músculos respiratorios puede poner en peligro la vida, explica la OPS.

Se transmite por vía fecal-oral, ingresa al cuerpo por la boca y se multiplica en el intestino. Las personas infectadas excretan poliovirus al medio ambiente durante varias semanas, lo que puede provocar su propagación en áreas con malas condiciones sanitarias.

Los expertos del Comité de Vacunas y Biológicos de Slipe destacaron que las bajas coberturas de vacunación, además de la falta de cumplimiento de los indicadores de vigilancia de parálisis flácidas, ambos profundizados durante la pandemia, son los principales factores que facilitan la potencial reintroducción de poliovirus en la región. 

Otros factores son las corrientes migratorias regionales y los conflictos bélicos en otros países, que producen migración internacional. 

Slipe sostiene que para erradicar la poliomielitis en el mundo se debe no solo interrumpir la circulación de poliovirus salvaje, actualmente endémico en Pakistán y Afganistán, sino también de las formas derivadas de la vacuna oral atenuada (que usa un virus vivo debilitado).

Igualmente explica que la circulación silenciosa de poliovirus derivado de la vacuna es la causa de la mayoría de los brotes de poliomielitis en los últimos años, por lo cual, en el contexto actual, no recomienda utilizar la vacuna oral (OPV) en América Latina y el Caribe.

Según la OPS, los virus vivos atenuados de las vacunas orales contra polio (virus Sabin) pueden, a través de la replicación prolongada en un individuo o en una comunidad, volver a adquirir las características de virulencia y transmisibilidad del poliovirus salvaje. A través de mutaciones genéticas, pueden causar casos aislados o brotes de poliomielitis paralítica. 

«Cuando pones polio oral en gotas, se excreta por las heces el virus vacunal, pero si circula en aguas que llegan a niños no vacunados contra la polio, pudiera este virus vacunal otra vez adquirir virulencia y producir polio», indica la expresidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), María Graciela López. 

Los infectólogos latinoamericanos agrupados en Slipe ahora aconsejan utilizar la vacuna antipoliomielítica inyectable inactivada (IPV). Por las características de esta última, el virus no puede replicarse.

«El esquema de vacunación para la prevención de la poliomielitis en América Latina que recomendamos es de tres dosis de IPV más un refuerzo de vacuna poliomielítica inactivada (al segundo año de vida o 4-6 años)», propuso la organización.

OPS llama a mantener vacunación en las Américas durante la pandemia de COVID-19
Slipe recomienda no utilizar la vacuna oral en América Latina y el Caribe en el contexto actual | Foto: Archivo

Riesgo muy alto de polio en Venezuela

En 2021, reseña la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Comisión Regional de Certificación (RCC en inglés) certificó que América ha estado libre de poliovirus salvaje durante 30 años. En 2019, Guatemala notificó la detección de 3 poliovirus derivados de la vacuna aislados mediante vigilancia ambiental. Hasta octubre de 2021 no se había aislado otro poliovirus derivado de la vacuna. 

De acuerdo con la última reunión de la RCC, a finales 2021, la cobertura regional de la primera dosis de la vacuna inactivada (IPV1) fue 89%, mientras que la cobertura de la tercera dosis contra polio (Polio3) fue de 82% en 2020, el porcentaje más bajo desde 1994. Las coberturas deben ser mayores al 95%.

Tras considerar factores como coberturas de vacunación, vigilancia epidemiológica, determinantes de salud, estatus de la contención y preparación para brotes, la RCC determinó que Venezuela tiene un riesgo muy alto de presentar un brote posterior a una importación de un poliovirus o por la emergencia de un poliovirus derivado de la vacuna, al igual que Haití, República Dominicana y Perú. 

En Venezuela, para 2020, según datos de Unicef y la OMS, la cobertura de Polio3 era del 62 %, mientras que de IPV1 era de 68 %. 

La Academia Nacional de Medicina (ANM) de Venezuela se pronunció este 16 de mayo y llamó a aumentar de manera «urgente» las coberturas vacunales en el país, especialmente de las vacunas contra la polio en niños menores de 5 años. 

La ANM exhortó a las autoridades a establecer un plan de vacunación masiva contra la poliomielitis y reiteró su disposición a colaborar para mejorar la salud de la población venezolana.

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