Los merideños se las ingenian en plena crisis para expresar su fe al hijo de Dios. No importa que falle la electricidad o que no tengan mucho dinero para hacer los platos tradicionales, los devotos mantienen la costumbre tanto en Mérida como en el exterior

En medio de un apagón de enero, el sonido de los violines le devuelve la fe a cualquier merideño católico. También los morteros o petardos, a pesar de su estruendo, son símbolo de fe por estas fechas en las tierras más altas de Venezuela. Desde el 25 de diciembre y hasta incluso mediados de marzo, la tradición de la Paradura del Niño Jesús se celebra en muchos hogares de Mérida.

Aunque no son tan comunes como antes, algunos merideños continúan haciendo paraduras vivientes | Foto: Cortesía Pablo Ramón Villa

“Antes la hacíamos mucho más grande, con más invitados y repartíamos más comida. Ahora nos toca hacerla muy sencilla por la crisis. Pero desde que hicimos la primera, hace ya 23 años, nunca hemos dejado de hacerla. Es nuestra forma de agradecer al Niño tantas bendiciones", asegura María Luisa de Méndez desde su casa, en el sector La Milagrosa. “Este año se nos fue la luz en pleno rosario, pero como la fe no necesita electricidad, continuamos rezando y adorando a nuestro Niño", dice con una sonrisa María Luisa.


Desde el 25 de diciembre y hasta incluso mediados de marzo, la tradición de la Paradura del Niño Jesús es celebrada en muchos hogares merideños.


A pesar de la crisis, cuyas consecuencias en los servicios básicos son más agudas en el interior del país, los merideños no dejan de expresar su fe al Niño Jesús a través de la Paradura. Desde el páramo hasta los pueblos del sur y desde el Sur del Lago hasta el Valle del Mocotíes, esta tradición católica -con alcance incluso hasta algunas poblaciones de Táchira, Trujillo y Barinas- continúa celebrándose en los hogares donde comenzó, “porque si la hace una vez, ya no puede dejar de hacerla", recuerda María Luisa.

Los rituales de la Paradura

En cada hogar, la tradición varía de acuerdo con las costumbres propias de sus habitantes. Sin embargo, existen dos formas de dar inicio a esta tradición: con el ritual del Niño robado -también conocido como la “Robadura del Niño"- o directamente con los rezos al hijo de Dios, que pueden ser cantados o no. El rosario en honor a la Virgen María sí es infaltable en toda paradura.

En el páramo de Mérida las paraduras incluyen la tradición previa del robo y búsqueda delo Niño Jesús | Foto: Cortesía Andreína Moreno

En la casa de José Liborio Moreno, en el sector La Provincia de San Rafael del Páramo de Mucuchíes, las ceremonias se celebran a lo grande cada primero de enero. El ritual comienza con el robo y posterior búsqueda del Niño. Días previos, la imagen del Niño Jesús es escondida en casa de algún vecino, a donde los padrinos escogidos ese año para el Niño, junto a las imágenes de San José y la Virgen María, acuden a buscarlo al ritmo de versos que van indicando las acciones a realizar.


Este año se nos fue la luz en pleno rosario, pero como la fe no necesita electricidad, continuamos rezando y adorando a nuestro Niño

María Luisa de Méndez

Aunque no tanto como antes, en algunos lugares continúan realizándose “paraduras vivientes", donde niños vestidos con atuendos representan a San José, la Virgen María y los pastores.

“Denme razón de Jesús / que tres días tengo de andar / entre todos mis vecinos / y no le he podido hallar. No te puedo dar razón / del niño que andas buscando / entre todos tus vecinos / puedes seguir preguntando". 

Así comienza la procesión para hallar al Niño, según los versos que el mismo don Liborio Moreno, ya fallecido, ayudó a componer para el Grupo Folclórico San Rafael del Páramo.

Una vez encontrado el hijo de Dios, los participantes de la paradura regresan a la casa donde está el pesebre de ese Niño Jesús. Los padrinos son los encargados de hacer el recorrido de regreso con el Niño recostado en un pañuelo. Con cantos y velas encendidas lo paran en su cuna, para luego rezarle oraciones que expresan fe y agradecimiento. La quema de morteros, también conocidos como petardos, no pueden faltar.

Quienes hacen paraduras en Mérida también suelen armar pesebres muy grandes que ocupan buena parte de la sala de las casas | Foto: Cortesía Andreína Moreno

Herencia española

La Paradura del Niño Jesús es una tradición propagada en Los Andes venezolanos por la congregación de los Agustinos, desde la época colonial. Fernando Campo del Pozo, en su libro «Misas de aguinaldos, posadas y paraduras en Venezuela» (2009), describe los inicios de esta tradición hace ya más de cuatro siglos.

Tulio Febres Cordero y otros escritores merideños reseñan esta tradición en sus obras. Cuentan que a comienzos del siglo XX las paraduras se hacían sobre todo en el páramo y las zonas agrícolas, como forma de dar gracias al Niño Jesús y pedirle que bendiga y haga prósperas los cultivos de ese año que comienza.

Otro libro que narra los rituales y la historia de esta tradición, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo pasado, es «Paradura del Niño. La Salve de la Divina Pastora. Romances y Décimas tradicionales a lo Divino y a lo Humano en las lomas de Mérida». Mérida (2007), escrito por Darío Novoa Montero.


La paradura del Niño Jesús es una tradición propagada en Los Andes venezolanos por la congregación de los Agustinos, desde la época colonial.


¡Que no falte el bizcochuelo!

La crisis también ha afectado la preparación de la comida y la bebida que suele ofrecerse en estas fiestas. Antes los banquetes de esta tradición incluían variedad de dulces típicos de Mérida -como arequipe, buñuelos, entre otros-, distintas bebidas tradicionales -como la leche de burra o ponche crema, miche andino y el famoso vino de pasita- y comida navideña. Sin embargo, aunque el menú ha sido reducido en muchos hogares, el bizcochuelo es el manjar infaltable, acompañado del vino de pasita.

“Antes lo mandábamos a hacer, pero ahora lo hacemos nosotros mismos. El vino sí lo seguimos comprando, aunque ahora servimos menos para que rinda, porque se puso muy caro", cuenta María Luisa de Méndez. La receta varía de casa en casa, pero el bizcochuelo es siempre un ponqué dulce y esponjoso. El vino de pasita, por su parte, resulta de la fermentación de cambures.

El ritual  también emigra

A más de 7.480 kilómetros de su ciudad natal, Marisela Rojas paró al Niño Jesús de su pesebre en Seseña, España. “Las paraduras siempre han estado presentes en mi casa desde que tengo memoria. Es una tradición que he querido mantener aun cuando no estoy en mi casa, en mi hogar, sobre todo porque tengo una bebé, que tiene 10 meses, y quiero que ella crezca con esas tradiciones que formaron parte de mi vida y que me hicieron ser quien soy. Quiero que ella desde pequeña vaya internalizando esas tradiciones, para que tenga su identidad cultural también, a pesar de que esté lejos", confiesa Rojas vía WhatsApp.

Marisela Rojas, merideña que emigró a España, mantiene allá la tradición de la paradura que practica desde que tiene memoria | Foto: Cortesía Marisela Rojas

Marisela se fue a España con su esposo hace casi dos años. Este año se animó a hacer por primera vez la paradura lejos de su hogar. “Hice el bizcochuelo y algunos dulces típicos de Mérida: buñuelos, arequipe, gelatina. No pude conseguir el típico vino Sansón, pero lo sustituí por un vino tinto", cuenta la merideña. Siguiendo la tradición de su casa, la paradura la hicieron un domingo de enero. Rezaron el rosario e hicieron el paseo corto por la casa. Besaron al Niño, lo pararon y le prendieron velitas.


En Lima, Perú, el Niño Jesús de Velsin Quintero también se parará este domingo 2 de febrero, día de la Virgen de la Candelaria.


En Lima, Perú, el Niño Jesús de Velsin Quintero también se parará este domingo 2 de febrero, día de la Virgen de la Candelaria. “Vamos a hacer la paradura muy sencilla, pero para mí es muy importante porque es una tradición que viví en mi hogar desde que era una niña. Tuve que emigrar de mi país por necesidad y no por elección, pero mis raíces me acompañan a donde vaya, por eso la haremos e invitaremos a varios amigos y vecinos peruanos", cuenta Quintero.

A la casa de María Luisa la luz volvió cuando terminó la paradura de este año. En el pesebre de José Liborio Moreno, el Niño Jesús sigue de pie y lo estará hasta después del dos de febrero, que será cuando los descendientes de don Liborio recojan la Navidad. La bebé de Marisela recordará en fotos su primera paradura; también la primera de su madre en tierra extranjera. Velsin, por su parte, pedirá al hijo de Dios un mejor año para ella, su familia y para toda Venezuela, porque esta tradición sigue reuniendo, dentro y fuera del país, los mejores deseos y anhelos de los merideños de fe católica.

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