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El fotógrafo Diego Vallenilla, conocido como @Dieguisimo en redes sociales, no dejó que la cuarentena decretada por el COVID-19 le impidiera seguir mostrando lo positivo de Venezuela. Como ya no podía retratar productos, hacer fotografía comercial ni de eventos, porque todo había quedado suspendido, decidió documentar de una manera ligera y amena los anhelos que ha generado en las personas el distanciamiento social.
«Así fue como decidí fotografiar a gente en sus casas, asomadas desde sus balcones o sus ventanas; pero sentía que a la foto le faltaba algo. Entonces se me ocurrió preguntarle a la gente qué quisiera en este momento y que cada uno respondiera con un cartel», dijo.
Diego señala que fue una sorpresa darse cuenta que este proyecto había gustado, no solo en Venezuela, sino también en otros países, donde diversos medios de comunicación han publicado estas historias.
Más de 116 deseos publicados en su cuenta de Instagram demuestran que además de ir al colegio, volver a la playa, pintarse el cabello, rumbear, ser youtuber, tener dinero, conseguir una novia, dar a luz en familia, encontrar una vacuna contra el coronavirus y distraerse, los venezolanos también anhelan algo muy especial: abrazar nuevamente a sus seres queridos y poder compartir otra vez con ellos.
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A Diego uno de los deseos le pareció muy emotivo. Una de sus retratadas es una mujer que estaba en pleno proceso de adopción cuando comenzó la cuarentena, lo que ocasionó que los tribunales y la casa hogar cerraran, quedando el trámite paralizado. ¿Su anhelo? Conocer a su hija.
El proyecto #QuéQuisieras comenzó inicialmente con los vecinos, la gente cercana, debido a los problemas que generó la escasez de gasolina. «Yo los llamaba, los contactaba previamente, y ellos me esperaban en sus ventanas o en su balcón, con su letrero. Después, cuando la serie fue creciendo, fui a otros lugares y comencé a buscar gente de distintas edades, de distintos estratos sociales y, al final, la gente me comenzó a escribir por Instagram, para contarme su historia y su deseo, y yo iba hasta sus casas», narró.
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Cuando creó su usuario en Instagram, notó que en la mayoría de los perfiles se señalaba que la cuenta pertenecía a un venezolano viviendo en otro país. Entonces supo que él era lo opuesto, porque aún seguía en Venezuela, y quiso resaltarlo. Asumió que aunque no era ajeno a todos los problemas que conlleva la crisis, también estaba disfrutando las maravillas que tiene el país. Por eso, decidió usar sus redes sociales para compartir esa visión: «El tiempo que yo viva aquí, que espero sea siempre, que sea largo, aprovecharé todas las cosas buenas que nos da el país, que es una realidad tan grande como todo lo malo que está ocurriendo».
Considera que Venezuela se ha vuelto un país ajeno no solo para los que emigraron, sino también para los que aún siguen en él, que no se atreven a viajar por temor ni tampoco a aprovechar los paisajes. «Yo quiero pensar que a través de mi Instagram acerco un poco de Venezuela a la gente que está lejos (y no solo físicamente)».
Diego cree que las redes sociales se han convertido en una herramienta muy poderosa, debido a su inmediatez y alcance. «Se debe ser muy responsable con el mensaje que se está enviando y qué buena herramienta para compartir mensajes positivos. Yo, en lo particular, trato de muy humildemente compartir las cosas buenas, mostrar el lado positivo de Venezuela y procuro conseguir historias que merezcan ser contadas».
Dieguísimo resalta que al final, no importa dónde vivas, no importa de dónde seas, porque lo que conecta y une a todos es el deseo de libertad, que es el anhelo más importante. Esa libertad para reencontrarte con tu gente, para volver al trabajo, al colegio. La libertad de abrazar, de decidir qué hacer y cuándo hacerlo, sin ningún impedimento.
Con #QuéQuisieras corroboró que a las personas les gusta ser escuchada y que merecen ser escuchadas. «Este proyecto me deja la lección de nunca subestimar mis ideas. Es necesario poner a rodar las ideas con cariño, con pasión, porque uno sabe dónde comienza, pero no hasta dónde pueden llegar», finaliza.
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