Un gol del francés Antoine Griezmann matizó este martes 25 de febrero una gris presentación del Barcelona y le dio un valioso empate 1-1 en la visita al Nápoles en el estadio San Paolo, en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones.
Tras pagar su lenta y estéril posesión e irse al descanso con un 0-1 adverso decidido por un golazo del belga Dries Mertens, el Barcelona igualó al comienzo de la reanudación gracias a Griezmann, en una acción originada en un gran pase vertical de Sergio Busquets.
La segunda diana en esta Copa de Europa para Griezmann fue la mejor noticia de la visita al San Paolo para un Barcelona que acabó con 10 por la doble amonestación al chileno Arturo Vidal y que tampoco podrá contar con Busquets para la vuelta del 18 de marzo en el Camp Nou.
El cuadro barcelonista, con el francés Samuel Umtiti en la zaga junto a Gerard Piqué, quien acabó sustituido por molestias en un tobillo, y el croata Ivan Rakitic en el centro del campo como principales novedades en el once de Setién, controló el balón, pero le costó jugar en vertical ante un Nápoles extremadamente compacto, que se encerraba con las tres líneas en pocos metros y que buscaba ofender al contragolpe.
Mertens, en presión constante sobre Segio Busquets, dificultó el trabajo de un Barcelona que en la primera mitad solo remató una vez a portería con Messi (m.8), en su estreno en el San Paolo, y que pagó una indecisión defensiva de Junior Firpo con el gol napolitano.
A la media hora de juego, el polaco Piotr Zielinski superó al lateral izquierdo barcelonista y ofreció el balón a Mertens, quien fulminó al meta alemán Marc-André Ter Stegen con un derechazo a la escuadra. Un gol histórico para el delantero belga, que alcanzó al eslovaco Marek Hamsik como máximo goleador del Nápoles (121 goles).
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Necesitaba nuevas soluciones el Barcelona, en un San Paolo que rugía y que estuvo a punto de celebrar el segundo gol antes del descanso, cuando el griego Kostas Manolas, viejo conocido del conjunto barcelonista por haberle eliminado de la «Champions» con el Roma en 2018, remató fuera una asistencia del español José Callejón.
No empezó de forma mejor la segunda mitad, con Busquets que vio una amarilla por frustración y que se perderá la vuelta por acumulación de tarjetas. Su falta provocó la lesión de Mertens, que fue obligado a pedir el cambio.
Fue precisamente tras la salida del delantero belga del Nápoles que Busquets contó con más espacio y un magistral pase vertical liberó al portugués Nelson Semedo, quien ofreció a Griezmann el cómodo balón del 1-1 (m.57).
Un partido hasta ese momento muy bloqueado tácticamente se volvió más imprevisible, con Insigne y Callejón que perdonaron el segundo gol napolitano y Messi que no consiguió rematar por pocos centímetros una asistencia del chileno Arturo Vidal y que acabó amonestado por arrollar involuntariamente al meta colombiano David Ospina.
Los técnicos, que intercambiaron sentidos elogios en la víspera, decidieron jugar nuevas cartas para aprovechar el momento. Setién, que no tenía grandes alternativas a disposición a causa de las bajas del uruguayo Luis Suárez, el francés Ousmane Dembelé y los españoles Jordi Alba y Sergi Roberto, buscó más ritmo con la entrada del brasileño Arthur Melo por Rakitic y Gattuso agregó chispa ofensiva con Matteo Politano por Callejón.
Intercambiaron avisos los dos equipos, pero con poca pegada. Insigne, en el Nápoles, y Arthur, en el Barcelona, lo intentaron con dos disparos desviados. Fueron las últimas jugadas técnicas en un partido que acabó con nerviosismo y malas noticias para el cuadro de Setién.
Vidal acabó expulsado por ver dos amarillas entre el 87 y el 89 por falta y protestas con el portugués Mario Rui y Piqué tuvo que retirarse por molestias en un tobillo.
Queda todo abierta para la vuelta del Camp Nou, en el que el Barcelona necesitará cambiar de ritmo y sustituir a Busquets y Vidal para seguir en su camino europeo.
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