De regreso al trabajo: El miedo al coronavirus persiste en las peluquerías

Así transcurrió el primer día de flexibilización en una peluquería de Caracas, donde su dueña y empleados coinciden en la necesidad de trabajar, pero no escatiman en medidas para mantenerse a salvo del COVID-19

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En el primer día de flexibilización, la peluquería recibió a unos 10 clientes en búsqueda de múltiples servicios. Foto: Andrés Rodríguez

Caracas.- Te recibe un chico vestido de pies a cabeza de negro y, apenas cruzas la puerta, baña tus manos con antibacterial. Una vez dentro, te arrulla la música de alabanza y la separación entre cada persona te hace saber que está prohibido pararte a esperar muy cerca de los demás. Huele a alcohol y a cloro y eso opaca cualquier tinte o químico para las uñas. Todos tienen la boca y nariz tapadas, así que las conversaciones bulliciosas y los cuentos entre amigas son mínimos.

Esta es una peluquería, luego de 77 días de cuarentena en Caracas.

El Salón Shalom, en la avenida principal de Palo Verde, abrió este 1º de junio durante las seis horas que autorizó el Ejecutivo para este sector comercial y atendió a unas 10 personas que acudieron a hacerse cortes, secados, depilación, pigmentación de cejas, colocación de pestañas y manicura. Sus empleados tenían más de dos meses sin trabajar y la bendición de poder volver a garantizarse un sueldo pudo más que el miedo de contagiarse que los mantuvo en casa todos estos días de cuarentena.

Sin los cuatro trabajadores que renunciaron durante el periodo en que Shalom estuvo cerrada, el salón de belleza abrió con 15 personas, entre mujeres y hombres, que dispusieron de sus agendas y llamaron a todos los clientes que tenían en ellas para anunciar la reapertura y animarlos a arreglarse un poco y “darse un cariñito".

Ahora, todos deben usar guantes y tapabocas. Tienen prohibido los saludos efusivos y abrazos, deben evitar el contacto cercano con la clientela, más allá del que exija el servicio que le prestan y deben procurar atender por citas para evitar que se aglomeren personas en la peluquería.

En la peluquería evitan el contacto físico y procurarán mantenerse activas solo los días que les sea permitido legalmente. Foto: Andrés Rodríguez

«Ponte los guantes, por favor», le dice Marycruz Mancera a una de las estilistas. «Es importante que ahora aprendamos a ser así, más nunca volveremos a ser como antes».

La dueña del salón de belleza lo recorre de arriba a abajo incontables veces para vigilar que todas tengan el tapabocas sobre la nariz, que los clientes guarden distancia y que nadie esté compartiendo ninguna clase de alimentos.

Mientras Marycruz hace su recorrido, empiezan a llegar algunos clientes y el pico de atención en la peluquería se alcanza cerca del mediodía, cuando coinciden en ese espacio unas 20 personas con algo de distancia entre unas y otras.

“Claro que me preocupa contagiarme, pero tomaré todas las medidas porque nosotros estamos cumpliendo la ley… Mi preocupación eran mis muchachos, porque toda esa gente tiene años trabajando aquí y viven de esto", cuenta Marycruz, quien pensó en eso cuando decidió reabrir este lunes, no sin antes gastar 20 dólares en antibacterial, alcohol y jabón líquido.

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Durante los meses en cuarentena, desde el 16 de marzo, los empleados de Marycruz se quedaron sin salario o algún otro ingreso económico. Dos días antes del decreto les llegó la bendición de Nairobys, una proveedora de carne que se ofreció a garantizar el salado necesario para los estilistas durante ese tiempo de cuarentena y que les cobrará a partir del primer mes de trabajo.

Solangel Verde, una de las peluqueras de Shalom, vivió estos días de la caridad de clientes, vecinos y hermanos de su iglesia cristiana que donaron comida para ella. Durante la cuarentena solo atendió unos 10 servicios y este lunes, durante el primer día de flexibilización, logró atender a dos clientes que suman al porcentaje que obtendrá el viernes, cuando se cumplan los primeros cinco días de la prueba de flexibilización establecida por la administración de Nicolás Maduro.

“La cosa es que ahora que volvimos hay gente que dice que tiene miedo y que no quiere arriesgar a su familia saliendo a la calle, o quienes dicen que no hay gasolina y no pueden moverse hasta aquí… Son demasiadas cosas que ponen todo en contra", reflexiona Solange Verde.

Las estilistas de la peluquería Shalom vivieron de sus ahorros y de la caridad de algunos clientes durante la cuarentena. Foto: Andrés Rodríguez

Con la necesidad de sus empleados, no fue fácil para Marycruz mantenerse firme ante la tentación de abrir antes de que fuese establecido. A diario recibía llamadas y mensajes de vecinos de Palo Verde, de Petare e incluso de zonas más lejanas como Sabana Grande o el centro de Caracas en las que le decían que ya todo estaba abierto por ahí y que ella era la única que cumplía la cuarentena por el nuevo COVID-19.

Pero Marycruz temía a las sanciones por irrespetar la cuarentena, al contagio y a poner en riesgo a sus estilistas o clientes. Entonces aguardó por la flexibilización. Ahora que ya cuenta con la autorización para volver a trabajar, sus miedos son mitigados con oraciones y todos los cuidados recomendados por la Organización Mundial de la Salud.

Wildenis Bermúdez, depiladora en Shalom, era una de las más alegres del retorno. Se ocupa de su hermana menor y necesitaba mejorar sus ingresos, que se vieron muy mermados en estos días. Durante los meses de marzo, abril y mayo, Wildenis vivió con los 40 dólares que había ahorrado y los 12 millones de bolívares que una amiga le envió fraccionados desde Estados Unidos.

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Como no tiene teléfono, le costó mucho poder coincidir con sus clientes en esos días de encierro y ahora que la peluquería reabrió, ella espera sacar el mayor provecho posible a los días que les permitirán trabajar. “Lo que quiero es hacer lo más que pueda para tener ahorro para los otros 1 días en que se va a reactivar la cuarentena", explica.

Este lunes, las 2:30 pm, en la peluquería Shalom habían atendido a unas 10 personas. Con un promedio de atención de 30 clientes en un día normal, todos estaban contentos con haber recibido esa cantidad de servicios en el primer día de vuelta al trabajo.

Se despiden de lejos de los clientes y de los compañeros que se retiran. Todos están contentos de volver y, aunque les cuesta, se adaptan a trabajar con guantes y a sentir el ahogo que produce el tapabocas. Todos saben que el salón Shalom ya no será el mismo, porque, aunque regrese la normalidad, no perderán el miedo de enfermarse de algo que desconocen.

Ficha:

La peluquería Shalom está ubicada en Palo Verde, frente al centro comercial. Ofrece peluquería, manicure, pedicure, depilación y barbería y pueden agendar una cita en el teléfono 0212-2519766.

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