Caracas-. Ser un defensor de los derechos humanos y representante sindical de los trabajadores tribunalicios que reclamaba reivindicaciones salariales para su gremio no salvó al venezolano Emilio Negrín de ser imputado por la justicia venezolana.
El sindicalista de 42 años deberá pasar al menos 16 años de su vida tras las rejas, luego de que fue declarado culpable por cargos de conspiración y asociación para delinquir, en un proceso que su familia y defensa denunciaron que es viciado y sin pruebas.
“Parece un juego para ellos (el gobierno de Nicolás Maduro), pero destruyen familias enteras. Mis hijos están devastados", narra a El Pitazo su esposa, Odalis Zárraga de Negrín.
La sentencia del Tribunal 2° con competencia en terrorismo obligaría a Negrín a perderse la adolescencia y crecimiento de sus dos hijos, que en la actualidad tienen 12 y 13 años; uno de ellos es un paciente con comunicación interventricular (CIV), que es defecto cardíaco congénito.
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La esposa de Negrín recalca que aunque sus pequeños han sido valientes durante el proceso que enfrenta su padre, no es fácil, es un camino duro. Ellos, a diferencia de los hijos de Alcides Bracho, ya conocen la condena contra el sindicalista.
“En el fondo están muy afectados. Tenían la esperanza de que su papá estaría con ellos estos días, pero no fue así", dice Odalis Zárraga. La falta de pruebas y del testigo hizo que su familia confiara en que el defensor de los derechos humanos obtendría la libertad. No sucedió así.
Tener un familiar detenido hace que la situación familiar se complique, porque están involucradas las emociones, los gastos y el proceso legal, dice.
“Trato de que no se vean tan afectados, de que lo vean en lo más posible, pero desde el punto de vista económico es muy, muy difícil, porque soy docente y sabemos cómo estamos los educadores en Venezuela, al igual que todos los empleados de la Administración pública. Pero allí, con la ayuda de Jehová hemos logrado solventar lo básico y no perdemos la fe".
Recuerda que su pareja se encuentra tras las rejas por denunciar la detención de Alcides Bracho, un hecho que conocieron gracias a que su esposa, Yorbelis Oropeza, se comunicó con ella cuando detuvieron al profesor. Ambas se conocían porque son colegas.
Para Zárraga, lo que hacen contra su esposo es una injusticia y una arbitrariedad, porque no hay evidencia ni elemento que lo inculpe.
“En ese expediente lo que hay es un vacío jurídico, solo se presenta la evidencia de que él repitió algo exigiendo los derechos humanos de uno de los sindicalistas y que había acompañado a su esposa a denunciar el día 4 de julio de 2022", sentencia.
“En el fondo no hay ningún elemento, no hay víctima, no hay ningún hecho punible que indique que ellos son delincuentes ni esos dos delitos por los cuales los sentenciaron", indica Odalis de Negrín.
Desconfianza en la justicia
Odalis Zárraga perdió su confianza en la justicia venezolana a las 2:30 p.m. del 1 de agosto, cuando la jueza Grendy Duque emitió su veredicto y castigó con 16 años de prisión la lucha sindical y convicciones de su esposo.
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“Jugaron hasta con la Constitución al tomar esta decisión. Al momento de dar la sentencia, ni siquiera hacen la calificación de los hechos y no los individualizan, sino que los meten a todos en un mismo saco, jugando con la vida y los años de todos los sindicalistas", relata.
Tras conocer la condena, Emilio Negrín se sintió muy abatido, destaca su esposa. Al no haber ningún hecho, él pensó que sería absuelto de los cargos.
“Siempre le dije que quizás no iba a ser una absolutoria, pero sí una sentencia mínima. Pero esto de 16 años nos tumbó y a él emocionalmente lo devastó. Por supuesto, apelaremos, esperaremos a que la jueza haga pública la sentencia, porque esto no tiene ninguna lógica jurídica en Venezuela", enfatiza.
De cumplir su condena, Negrín recuperaría su libertad cuando tenga 58 años. Lo que más la preocupa son las enfermedades de su esposo: trastornos de ansiedad generalizada con ataques de pánico, hipertensión, arritmia supraventricular y síndrome del colon irritable.
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“Todo eso se ha incrementado. Hoy tiene un cuadro de salud delicado", indica. Zárraga comenta además que la situación carcelaria de su compañero de vida la preocupa porque cuando se ha enfermado en los últimos 14 meses ha tenido que correr, enfrentar los gastos, entre ellos el costo de las medicinas.
“Tener un detenido en Venezuela es un sacrificio para toda la familia, es una zozobra, porque no sabemos qué puede pasar en esa reclusión", señala.
¿Quién es Emilio Negrín?
Odalis Zárraga detalla que es un luchador de derechos humanos reconocido por el Poder Moral, porque realizó un diplomado en Derechos Humanos Laborales con la Defensoría del Pueblo, en el cual obtuvo un certificado de manos del Defensor del Pueblo, Alfredo Ruiz, en 2021.
También hizo un curso de Estrategia Anticorrupción en el enfoque de DD. HH. a escala internacional. A su vez, es dirigente sindical, secretario de la Confederación de Sindicatos Autónomos de Venezuela (Codesa) y presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Tribunalicios.
“Él no tiene militancia política actualmente; pertenece a la Coalición Sindical Nacional y a la Alianza por la Defensa de los Derechos Humanos Laborales en Venezuela", añade la esposa.
Recalca que el año pasado tuvo una mayor participación en las protestas para reclamar los derechos judiciales y rechazar la tabla de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre).
“Que destruye el sueldo de todos los venezolanos y, por supuesto, su deseo de ayudar a todos", dice Zárraga.
Antes de ser detenido, Negrín tenía al menos 10 años como activista y defensor de derechos humanos. Esta situación generaba temor en su familia, quienes le pedían que no se arriesgara tanto.
Recuerda que él luchaba por defender los derechos laborales de los empleados, sobre todo porque representaba a la Federación de Trabajadores Judiciales, donde trabajó muchos años.
«Decía que quería un beneficio para sus compañeros, que necesitaban una mejora laboral y esa era su bandera de lucha por una Venezuela mejor, por una estabilidad económica, por una calidad de vida de los trabajadores", finaliza Odalis de Negrín.