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Caracas.- Aunque faltan poco más de dos meses para el comienzo del próximo año escolar en Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro aún sigue sin definir si los estudiantes retornarán o no a las clases presenciales, que fueron suspendidas desde marzo 2020 debido a la pandemia por coronavirus.
El ministro de Educación, Eduardo Piñate, resaltó este domingo, 6 de junio, que están analizando diversos escenarios y planes para comenzar clases semipresenciales o presenciales en octubre de este año.Destacó que el inicio de esas actividades presenciales va a depender del avance del plan de vacunación masiva en el país, así como de la disminución de la tasa de contagio por Covid-19. «Lo fundamental es garantizar la seguridad de los estudiantes y los docentes», dijo al ser entrevistado en el programa Aquí con Ernesto Villegas, que transmite Venezolana de Televisión.
Agregó que esta semana se reunió con los cinco viceministros para plantear, entre otros puntos, temas de los desafíos que implica la logística, bioseguridad, condiciones materiales, como textos y morrales, y cómo se garantizará el transporte y la alimentación.
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El pasado 25 de mayo, Nicolás Maduro señaló que aspira a retomar las clases presenciales en los liceos y escuelas de Venezuela en octubre y con todas las medidas de bioseguridad, pues considera que para entonces ya habrá conseguido controlar la pandemia por el COVID-19.
«Aspiro a que el plan que tenemos de vacunación entre los meses de junio, julio, agosto y septiembre se cumpla y podamos conseguir las vacunas que nos han asegurado para aplicarlas a más del 70% de la población», apuntó.
A pesar del anuncio, distintos sectores de la sociedad han denunciado que el plan de vacunación masiva avanza con mucha lentitud y de manera irregular. Según las organizaciones sindicales del sector educativo, aún falta una cantidad importante de docentes por recibir la dosis contra el COVID-19.
A esta situación se suma la profundización de algunas limitaciones en la educación venezolana preexistentes al COVID-19, como la dificultad que tienen los docentes y estudiantes para trasladarse a las escuelas por la escasez de gasolina, los bajos salarios que recibe el personal adscrito al Ministerio de Educación, la falta de acceso a internet, las fallas en el servicio eléctrico y la imposibilidad de adquirir equipos inteligentes para cumplir con las tareas a distancia.
