Caracas.- Dentro de los porches, garajes y patios de al menos 15 casas de la Zona 10 de José Félix Ribas, al este de Caracas, las familias decidieron excavar hasta 9 metros para hacer brotar el agua que no sale por los chorros de sus viviendas desde hace más de cinco meses.
Se trata de una idea que se volvió viral en la parte más alta del barrio más grande de Venezuela y que se transformó también en la solución de los vecinos petareños para subsanar la falta de agua. Las excavaciones iniciaron en el estacionamiento de una de las primeras casas a orilla de calle en la Zona 10 y fueron replicadas por otros vecinos.
De manera ornamental, con palas y picos, comenzaron a abrir los huecos a principios del mes de mayo y al notar que el agua brotaba del suelo agrandaron los hoyos y construyeron muros alrededor para encausar el líquido y mantenerlo emergiendo en los pozos.
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Ahora algunos piden colaboraciones de entre Bs. 10.000 y 30.000 a los vecinos que buscan agua en el sitio para terminar el pozo y otros simplemente regalan el líquido a sus vecinos de los cerros más altos que aseguran tener hasta un año sin que el agua salga por sus tuberías.
Andrés (nombre cambiado a petición del informante), es el dueño de uno de estos pozos. Relató a El Pitazo que la construcción se hizo hace unos 21 días y que la idea surgió porque los vecinos más antiguos de la comunidad saben que bajo gran parte de José Félix Ribas pasaba un río. «Abrimos hasta que comenzó a supurar el agua… Agua limpia que ahora llena la fosa y que podemos sacar y usar para limpiar, bañarnos, lavar, cocinar, para todo porque es agua limpia", contó.
Andrés relató que a diario se hacen largas colas frente a las casas con pozo y que, al vaciarse, se deben esperar cuatro horas para el agua fluya de nuevo en el agujero.
“Esta es una salida que encontramos en la comunidad porque estamos siempre sufriendo por agua. Ahora nosotros mismos vamos a tener nuestras propias soluciones y dejar de esperar hasta tres y cinco días por una cisterna que no llega", dice Andrés.
En su casa, como las del resto de los vecinos que decidieron abrir pozos, sacan el agua del hoyo con tobos y con la ayuda de una bomba. Andrés dice que no lo volverá a cerrar, que pondrá una alcantarilla en su garaje para mantenerlo sellado y permitir la salida de los carros sin necesidad de perder esta entrada de agua con la que no contaba antes.
Dayana Vegas y Yorgelis Moncada viven en la Zona 7 de José Félix Ribas y estos pozos, más las mangueras de algunos vecinos que viven a orilla de la calle principal son lo único que tienen para abastecerse de agua desde hace siete meses, tiempo en el que han estado sin el servicio. Ahora su día a día consiste en hacer colas desde las 7:00 am y hasta las 7:00 pm cargando agua en pimpinas para llenar los pipotes de sus casas.
Cuando tienen suerte pueden abastecer cerca en la Zona 10 o la 6, pero cuando no llega agua al barrio, deben seguir bajando hasta Palo Verde o barriadas petareñas como La Agricultura o el 19 de Abril para poder llenar al menos las cuatro pimpinas mínimas necesarias para asear a sus hijos y hacerles el tetero.
Vegas narra su rutina: “Si cargamos en una cisterna solo nos llenan dos tobitos, entonces preferimos hacer colas en los pozos donde hay gente que vende en 10.000 cada pimpina o en las casas de quienes sacan las mangueras y dejan que uno llene".
Como ellas, la mayoría de los vecinos de esta comunidad ha pasado los últimos cinco meses cargando agua. La situación empeoró con la cuarentena por la llegada del COVID-19 a Venezuela y fue entonces cuando surgió la idea de los pozos como una alternativa.
“Aquí ya tenemos tanto tiempo sin agua que tenemos un sistema. Respetamos la cola, sabemos cuántos tobos se pueden llenar por cada turno y hay estas tomas que vienen de manantial y las que la propia gente abre en sus casas para poder sobrevivir", cuenta Pedro José Sánchez, vecino de la Zona 9 de José Félix Ribas y uno de los encargados de mantener el orden en el chorro de esta parte del sector.
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Pozos comunitarios
Los pozos no se limitan a la parte interna de las casas, en otras comunidades petareñas como Los Pocitos o 24 de Marzo, en La Bombilla, los vecinos tienen pozos excavados hace algunos años de los que se ha vuelto normal abastecerse ante la falta permanente del servicio de agua potable en la zona.
El señor Priscilo Granados, que vive hace más de 25 años en Los Chorritos, cuenta que el pozo que se encuentra en la entrada de este sector fue construido en 1985 y que el agua que produce ha sido siempre administrada por la comunidad, una comunidad que aún 25 años después sigue teniendo problemas de agua.
Allí reciben no solo a vecinos de La Bombilla, sino de otras barriadas aledañas que buscan agua y pueden llenar sus bidones en este pozo desde las 5:00 am y hasta las 10:00n pm. “Esta agua es apta para el consumo humano porque se le han hecho pruebas y por eso la gente hasta le hace teteros aquí a sus hijos con ella en las colas para llenar", dice Granados.
Ana González, miembro del consejo comunal del sector refiere que de este abrevadero se benefician unas 6.000 familias y 24.000 personas que incluso prefieren cargar a diario que comprar agua potable. “Estamos organizados, tenemos colas para la gente de la comunidad y la gente de fuera y otros pueden cargar. Tenemos carteles con el horario y otros con las normas de uso del tapabocas por la pandemia", explica.
Cerca, en el 24 de Marzo también los vecinos hacen cola en un pozo para tratar de resolver la falta de agua. Todos los días organizan colas y llenan hasta cuatro pimpinas por persona, el agua la saca la misma gente de la comunidad que ayuda a los otros y aunque muchos saben que es un riesgo consumirla, lo hacen porque “¿qué más vamos a hacer?", tal como se pregunta Rafael Morgado, un petareño que a diario se abastece en este lugar.
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