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Caracas.- Reinaldo Domínguez tiene cinco años esperando su pasaporte. En este tiempo ha viajado y residido en Colombia de forma ilegal al menos dos veces. Y, aunque cada vez que viene a Venezuela intenta obtener el documento, ahora dejará de hacerlo, pues tiene la certeza de que no puede pagar los 36 salarios mínimos a los que ascendió el costo del trámite.
La última vez que visitó la oficina principal del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), hace tres meses, le dijeron que para entregarle el documento debía pagar 635.000 bolívares, pero ahora que el costo es de 3,35908632 unidades de petro, lo que equivale a Bs. 10.798.913,62; mientras que la prórroga cuesta 1,67954316 petros o Bs. 5.638.915,08. Domínguez asegura no tender forma de pagarlo.
«Seguiré pasando por trocha», responde este padre de familia cuando se le pregunta qué hará para salir de Venezuela. Domínguez explica que volvió al país hace dos meses para pasar navidades con sus dos hijos pequeños y su esposa y que necesita 70 dólares para volver a Colombia, de los que solo ha logrado reunir 35.
«Si me ha costado reunir eso cuando aquí una harina cuesta 80.000 bolívares, unos huevos 115.000 y una pasta 70.000. Menos voy a tener para costear los casi 199 dólares que cuesta un nuevo pasaporte», dijo Domínguez.
El costo del documento de identidad se ha elevado en tres meses seguidos a partir del primero de noviembre de 2019 cuando fue anclado al Petro, la criptomoneda ideada por la administración de Nicolás Maduro como una de las medidas para enfrentar la crisis económica.
Pero este último aumento, que generó un alza acumulada de más de 6.000%, imposibilitó aún más a los ciudadanos de poder adquirir su pasaporte o la prórroga de este. Domínguez lo simplifica al decir que a las trabas para obtenerlo por los «retrasos y el desorden del sistema» ahora se suma la falta de recursos para costearlo.
El señor, además, deja claro con su historia que la falta de pasaporte no solo genera un peligro para quienes se aventuran a viajar sin documentación, sino que aumenta las posibilidades de ser explotados, maltratados y agredidos en otros países de la región.
«Si no tienes papeles pierdes más oportunidades y consigues trabajos en los que lo único que te deja son las propinas. Entonces te partes el lomo trabajando desde la mañana y hasta las 3:00 am para poder mandar 150 mil pesos mensuales que son aquí unos 1.800.000 bolívares. Eso para un padre con tres muchachos, una mujer y una casa alquilada no es nada», explica Domínguez.
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Anclados a la nada
Los ciudadanos resienten el nuevo precio y recuerdan que con salarios equivalentes a 300.000 bolívares es imposible costear un documento que «no es un lujo, sino una necesidad que debe estar al alcance de todos», tal como lo afirmó Rosibel Veroes, una caraqueña que se mostró preocupada por la necesidad de hacer el trámite para sus hijos y no contar con los recursos.
«Me parece que el costo para sacar el pasaporte es inalcanzable y siento que es como que nos nieguen un derecho, porque al poner ese precio nos están cerrando las puertas», dijo Veroes, quien se encontraba en las afueras de la sede del Saime de Los Ruices esperando que el sistema funcionara en la oficina para poder sacar su cédula.
María Alvarado, una valenciana que intenta hacer trámites en Caracas, aseguró que el aumento, la falta de bolívares y toda la crisis económica del país empuja a los venezolanos a la ilegalidad. «Estamos anclados a la nada porque dijeron que los salarios estaban anclados a petro. Pero como es que el pasaporte son tres petros y supera los 10 millones y el salario no llega a los 400.000 bolívares», destacó.
Otros creen que mientras no haya quejas a propósito del precio y los ciudadanos sigan pagando el monto que sea, va a seguir «el abuso». «Es como la comida, todo sube y nadie se queja», puntualizó la señora Teresa Hernández, que pagó su prórroga en el mes de septiembre de 2019, cuando tenía un costo de 800.000 bolívares y aún no le ha sido entregada.
Pero hay quienes justifican el aumento y recuerdan que antes muchas personas hacían los trámites y jamás retiraban la libreta, lo que generaba pérdidas para el Estado. Es el argumento de Ramsés Zapata, quien pagó un poco más de 2 millones para obtener su documento y el de su esposa.
«El que pueda comprar su petro que lo compre, porque si la persona necesita viajar y tiene plata para viajar, también debe tener para costear su pasaporte y ya», acotó el ciudadano.
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