Madrid, 12 mar. (EFE).- Alfredo Fraile, que fue representante de Julio Iglesias desde 1969 hasta 1984, durante los primeros años de la carrera del cantante y su despegue internacional, falleció este viernes, 12 de marzo, en Madrid a los 78 años por causa del COVID-19, según confirmaron a EFE fuentes cercanas a la familia.
Fraile (Madrid, 1943) inició su trabajo como representante de Julio Iglesias poco después de la victoria de este en el Festival de Benidorm de 1968 con el tema La vida sigue igual y poco antes de su segundo puesto en el Festival de Eurovisión de 1970 con Gwendolyne.
Con aquel sencillo traducido a varios idiomas comenzó a despegar tímidamente la carrera internacional del cantante, que en 1971 ya hizo su primera gira por América Latina y que perseveró en distintos mercados extranjeros en años sucesivos hasta su salto definitivo al mercado americano a partir de 1978, cuando fijó su residencia en Miami.
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«El éxito de Julio es suyo y mío, de los dos. Yo sé lo que hice por él y lo que lo obligué a hacer», llegó a comentar Fraile a EFE en una entrevista tras la publicación de su libro Secretos inconfesables, en el que revelaba los avatares compartidos con el astro español de la música, pero también con otros nombres conocidos.
De hecho, tras sus 15 años junto al intérprete de Me olvidé de vivir, sobre el que dijo que había dormido más noches que con su mujer, intentó reproducir con Bertín Osborne el mismo salto al mercado estadounidense que había conseguido con Iglesias.
De vuelta a Madrid, se convirtió después en el asesor de comunicación del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez y posteriormente se puso al servicio de Alianza Popular en los años de Manuel Fraga y Antonio Hernández Mancha.
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En cuanto representante de Javier de la Rosa en el consejo de administración de Telecinco, fue uno de los 38 imputados en 1997 por el entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón durante la investigación de un supuesto fraude fiscal de 2.000 millones detectados en la cadena.
En esos años, su relación con el empresario lo llevó a juicio por otros escándalos, como Grand Tibidabo y el caso Torras-KIO, pero finalmente fue exculpado de todos los delitos que se le imputaron. No fue su único contacto con el mundo empresarial y de la política, pues también colaboró durante 10 años con el italiano Silvio Berlusconi, del que dijo que había sido su «mejor jefe».
EFE