Caracas.- El papa emérito Benedicto XVI, fallecido el pasado 31 de diciembre a los 95 años, fue despedido, este lunes 2 de enero, por miles de fieles que desfilaron por la basílica de San Pedro en el primer día de su capilla ardiente, que concluirá el jueves 5 con su funeral.
Según reseñó la agencia de noticias EFE, la oficina de prensa de la Santa Sede indicó que, en total, unas 65.000 personas pasaron ante el cuerpo del papa alemán. Asimismo, se confirmó un número de visitantes mucho más alto del inicialmente previsto por la delegación del Gobierno en Roma, que esperaba 35.000 durante todo el día.
El Vaticano se prepara para despedir a Benedicto XVI con un funeral inédito
Transcurridas solo 5 horas desde la apertura de la capilla ardiente al público, más de 40.000 personas ya habían acudido a la exposición de los restos.
Ratzinger, que en 2013 fue el primer pontífice en renunciar en los últimos seis siglos, yacía sobre un catafalco de tela dorada a los pies del Altar de la Confesión y del baldaquino de Bernini, sobre el lugar en el que, según la tradición, fue sepultado San Pedro.
La casulla papal, pero no el palio
Benedicto XVI vestía los paramentos pontificios, la casulla roja (color del luto papal) sobre una túnica blanca, pero al no ser un papa «reinante», por haber renunciado, no se le colocó el palio, una estola blanca que se lleva sobre los hombros y que representa su jurisdicción.
La cabeza del papa estaba tocada por una mitra blanca de bordes dorados, en sus manos llevaba un rosario y el anillo que portó durante su tiempo de emérito, ya que su Anillo del Pescador -que evoca el poder papal- fue destruido; y calzaba un par de austeros zapatos negros, no los rojos que representan la sangre mártir.
La capilla ardiente provocó una larga fila de personas que daba la vuelta a la plaza de San Pedro y que desfiló ante los restos del papa alemán, escoltado por dos miembros de la Guardia Suiza, provistos de alabardas.
En el lugar estaba también la «familia vaticana» de Ratzinger, las personas que le asistieron en su retiro en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, entre estos su secretario personal, Georg Gänswein, que recibió el pésame de algunos de los fieles.
Velando el cadáver se pudo ver a algunas monjas y antiguos miembros de la Curia, como el cardenal y arzobispo emérito de Valencia, Antonio Cañizares, con un bastón, o los también purpurados Camillo Ruini, en silla de ruedas, y el alemán Walter Kasper.
No será un funeral de estado
Los restos fueron llevados a la basílica a primera hora de la mañana, primero en automóvil desde el monasterio en el que murió, en los jardines vaticanos, seguido con la procesión nocturna y silente sus pocos colaboradores, y después en andas dentro de la basílica.
Antes de que se abriera al público la capilla ardiente, se celebró una liturgia restringida con la presencia del jefe del Estado italiano, Sergio Mattarella, y la primera ministra, Giorgia Meloni.
Mientras el templo vaticano celebraba estas exequias en su interior, afuera, en la plaza, algunos operarios se afanan en ultimar los preparativos del funeral del jueves, presidido por Francisco, algo inédito dada la inusual convivencia de dos papas la última década.
No será un funeral de Estado, al no tratarse de un pontífice «reinante», aunque contará con delegaciones oficiales de Italia y del país natal de Ratzinger, Alemania. Otras autoridades podrán asistir, pero deberán hacerlo a título personal.
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Por su parte, el Gobierno español confirmó a Efe que la reina emérita de España, Sofía, y el ministro español de la Presidencia, Félix Bolaños, acudirán al funeral.
Después, el cuerpo de Benedicto XVI será enterrado en la cripta de la basílica de San Pedro, donde reposan muchos otros pontífices de la milenaria historia de la iglesia Católica.
La tumba elegida por él mismo ha sido la que acogió los restos de su admirado Juan Pablo II, vacía desde que el cuerpo de este fuera expuesto en la superficie del templo, en mayo de 2011.
Con información de EFE