Más de 160 muertos deja accidente en mina de Birmania

En abril del año pasado, al menos 54 personas murieron a causa de un corrimiento de tierras en otro punto del complejo minero de Hpakant. Este tipo de sucesos son frecuentes en Hpakant porque los mineros trabajan en condiciones extremadamente precarias

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Al menos 162 personas han muerto este jueves, 2 de julio, en un accidente en la mina de jade más grande del mundo, al norte de Birmania, lo que ha puesto de relieve las penosas condiciones de trabajo de los mineros, en una industria que mueve ingentes cantidades de dinero y con una corrupción rampante.

La tragedia tuvo lugar en torno a las 08:00 hora local (01:30 GMT) cuando, en medio de una lluvia torrencial, una avalancha sepultó a un grupo de mineros, informó el Departamento de Bomberos birmano en su página de Facebook.

«El número de fallecidos asciende a 140 hasta el momento, con 40 heridos. Las operaciones de rescate han cesado por hoy, pero serán retomadas mañana. Esperamos encontrar a mucha gente bajo aquella enorme masa de tierra», dijo el administrador del distrito, Shwe Thein, al ser contactado telefónicamente por EFE, antes de que se descubrieran otros 22 cuerpos.

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Las víctimas estaban extrayendo el codiciado jade de las laderas excavadas en el vasto complejo minero de Hpakant, una remota localidad situada en el estado Kachin.

A lo largo del día y bajo una lluvia incesante, los servicios de bomberos, con la ayuda de otros mineros, han estado rescatando los cuerpos sepultados por la avalancha entre el barro de la ladera de la mina.

Phoe Htoo, jefe de un grupo de voluntarios que trabajan sobre el terreno, dijo a EFE que hay un pedazo de tierra cerca del lugar del suceso que podría colapsar en cualquier momento, por lo que cuanto más trabajan equipos de rescate, más aumentan los riesgos. «Además, algunos cadáveres están flotando en el agua, por lo que no podemos recoger esos cuerpos, ya que las condiciones del terreno y del agua son demasiado peligrosas», añadió.

Precariedad en las minas

El número de fallecidos es de los más altos que se recuerdan, pero este tipo de sucesos son frecuentes en Hpakant, donde los mineros trabajan en condiciones extremadamente precarias y, en este caso, la avalancha tuvo lugar en cinco parcelas abandonadas, donde buscadores informales tratan de encontrar la gran piedra de jade que les haga ricos.

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En abril del año pasado, al menos 54 personas murieron a causa de un corrimiento de tierras en otro punto del complejo minero de Hpakant, localizada a unos 800 kilómetros al norte de la capital, Naipyidó.

Las minas de jade se han convertido en un imán para miles de birmanos empobrecidos procedentes de todo el país, pero en la mayoría de los casos los beneficios son escasos y los riesgos son elevados.

A ello se suma el frecuente uso de drogas, como metanfetaminas, que se producen a escala industrial en el norte del país, para soportar las duras condiciones de trabajo y con las que a veces los mineros son pagados por sus empleadores en lugar de con dinero, lo que ha sido denunciado por organizaciones locales de defensa de los derechos humanos durante años.

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