Miles de mujeres mexicanas decidieron salir a manifestar el lunes 25 de noviembre en Ciudad de México, en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, exigieron que se detengan los feminicidios y la violencia en todas sus formas en contra de la mujer.
En México hay al menos 10 víctimas diarias de violencia. En el año 2012 las cifras de homicidios generales disminuían, pero las cifras de mujeres asesinadas se mantenían.
En la principal avenida de Ciudad de México, donde se encuentra el Ángel de la Independencia, se concentraron grupos de estudiantes. El monumento de la capital estaba blindado con varias barreras de lámina para evitar que, como sucedió en la anterior marcha feminista de agosto, fuera decorado con varias pintadas de las manifestantes. En las vallas que lo protegían se leía: Ni una más.
En 2018 3.742 mujeres murieron debido a la violencia, según los últimos datos disponibles en el Instituto Nacional de Estadística. Muchas de las mujeres que marcharon en México el 25 de noviembre lo hicieron encapuchadas y con martillos, cadenas, bidones de pintura y gasolina.
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Una manifestante declaró al medio El País: “¿De qué servía que gritáramos? ¿De qué sirvió hacernos las buenas? Nos están matando, carajo", explicó la estudiante de la Unam, que prefirió no dar su nombre.
A pesar de que en la marcha pedían paz, la misma comenzó a golpes. Las trabajadoras de la Administración de Claudia Sheinbaum servían de muro de contención entre la protesta y las policías, todas ellas mujeres. Pero las manifestantes arrasaron con todo a su paso: marquesinas, portales, cohetes, pinturas en las fachadas y pequeños incendios en las vallas que protegían el resto de monumentos de la calle emblemática de la ciudad.
El subsecretario de Gobierno, Arturo Medina, emitió un comunicado en horas de la noche reportando dos personas con lesiones leves.
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Una mujer roció con pintura en aerosol a una policía que trataba de impedir que pintaran la fachada de la iglesia de la Cienciología. La agente tosía desesperada y le gritaba: “Soy mujer como tú, pendeja, pero no estoy aquí para hacerte daño". A su alrededor, otras manifestantes coreaban “fuimos todas".
En muchos puntos de la marcha respirar era imposible debido al polvo de los extintores que disparaba la policía y los aerosoles de pintura que les devolvían las manifestantes. Al menos tres mujeres fueron atendidas por compañeras enfermeras de la Universidad Nacional porque se habían lastimado al golpear los vidrios de las marquesinas.
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“México es un país donde si una mujer es violentada, las autoridades dudan. Aquí la vida de la mujer no se respeta; nos tratan como objetos de consumo. Esta marcha es para exigir el respeto que merecemos", contó a El País Vanesa Durán, licenciada en Criminología que acudió a la manifestación junto a su hermano.
Otra manifestante, Nilda Roman, de 23 años, estudiante, señaló: “Seguramente las autoridades harán oídos sordos, pero es importante que se visibilice la problemática de las mujeres para que despierten los gobernantes y respondan nuestras demandas".
“Mañana dirán que somos violentas. Pues sí. Lo somos. Pero no más que ellos", sentenció otra de las manifestantes desde la plaza principal de la capital de México.
Con información de El País
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