La farmacéutica AstraZeneca, que se encuentra desarrollando una posible vacuna contra el COVID-19 junto a la Universidad de Oxford, ha vuelto a alertar sobre unas consecuencias preocupantes en otro voluntario.
Esta persona, sin identificar, ha mostrado «síntomas neurológicos sin explicación» en la tercera fase de los ensayos, publicó The New York Times.
Los ensayos de AstraZeneca habían sido paralizados porque otro voluntario presentó mielitis transversa. La empresa ha recalcado que estos problemas de salud no tienen nada que ver con la vacuna, en ninguno de los dos casos, como así han comprobado en una «revisión independiente».
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«Se ha considerado poco probable que estas enfermedades estén asociadas a la vacuna, o bien que no había pruebas suficientes para decir con certeza que las enfermedades estaban relacionadas o no con la vacuna», apuntaron.
Expertos han dicho que esto podría ser una posible falta de comunicación entre los 18.000 voluntarios que se han prestado para realizar los ensayos clínicos y la empresa, alertándoles de las enfermedades que estaban contrayendo estos casos, publicó 20minutos.es.
AstraZeneca ha asegurado su intención de aumentar la transparencia acerca de sus investigaciones.