Valera.- Un conglomerado de 40 comerciantes, quienes permanecen en el centro del municipio Valera, estado Trujillo, denunciaron a la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y a funcionarios de la Alcaldía de atropellos y robos de mercancía, situación que padecen desde principios de año, pero se ha intensificado con el acercamiento de la época navideña.
En la mañana de este miércoles 27 de noviembre relataron cómo el día anterior los policías habían golpeado a varios vendedores ambulantes, quienes se defendieron para impedirles llevarse sus productos, principalmente café, cigarros, chimó, chupetas y otras golosinas.
«Ayer golpearon a todo el mundo. A mi hija, que estaba tomando fotos de lo que pasaba, una mujer policía llegó a golpearla y como ella se defendió, la mordió. Cómo un funcionario policial va a hacer eso. Es verdad, está prohibido vender, pero cómo hacemos para llevar a casa el pan de cada día. Si no nos quiere ver aquí, reubíquenos» dijo Carmen Julia Matos, quien es comerciante hace 25 años.
Los comerciantes del sector La Quemazón, ubicado en la Avenida 9 con calles 11 y 12, contaron que están en desacato de una ordenanza municipal. Esta, desde hace un año, prohíbe el buhonerismo en aras del embellecimiento de la ciudad y en vísperas del bicentenario de su fundación.
Sin embargo, cuando se ejecutó la reubicación en el Mercadito La Paz, ellos quedaron por fuera. La alcaldesa, Iroschima Vásquez, según testimonio de los vendedores, les prometió un lugar, pero no los tomó en cuenta.
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«El deber de la alcaldesa es ver dónde nos mete, porque si no nos quiere en la calle, debe buscar una solución, pero no perjudicarnos. Yo tengo 25 años trabajando aquí y he asistido a todas las reuniones, he buscado los permisos» dijo Matos.
No somos delincuentes
Aunque la mayoría de los afectados vende tabiquería, hay testimonios de vendedores de pasteles, conservas y frutas a quienes los efectivos les han decomisado sus productos y los desaparecen.
No hay manera de saber qué hacen con la mercancía y los perjudicados especulan: la venden por su cuenta o la dejan para su propio consumo. Los tratan como delincuentes e incluso los han llegado a amenazar con la cárcel o la muerte.
«Ayer en el transcurso de medio día se bajaron como pirañas a quitarnos la mercancía. Yo corrí, me arrecostaron y me golpearon por el pecho y la cara. Nos agredieron, amenazaron de muerte y dispararon al aire. Me dijeron que yo no llegaba a diciembre» contó José Matos.
Por su parte, María Briceño denunció: «Nos amenazan con pistolas y nos golpean. Nos dicen que nos van a sembrar drogas y no tienen por qué decirlo. Yo vendo es café y nos dicen que nos van a sembrar para vernos en la cárcel. ¿En qué Constitución está que por trabajar nos tienen que maltratar?»
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