La hallaca más grande de Venezuela se cocinó en Trujillo

Decenas de brazos unidos, sin importar género, credo o ideología llevaron la hallaca de 21 metros de largo para introducirla en el agua hervida, en las mismas pipas que durante 2019 se usaron como barricadas para impedir el paso de manifestantes a la Zodi Trujillo. De esta manera, para la comunidad de Bella Vista, en Valera, se cocinó, no solo una tradición de 27 años, sino un sentimiento de fraternidad

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La hallaca más grande del país se cocinó en el municipio Valera, estado Trujillo, por la comunidad de Bella Vista | Foto: María Gabriela Danieri

Valera.- En las pipas, usadas en febrero para impedir el paso de las marchas opositoras a la Zona Operativa de Defensa Integral (Zodi) Trujillo, ubicada en la urbanización Bella Vista, este 28 de diciembre se cocinó la hallaca más grande de Venezuela.

Al menos, así la consideran sus creadores, quienes aseguran que no hay registros de otras hazañas similares. Ellos retomaron la tradición hecha desde hace 27 años, pero paralizada desde 2015, debido a la falta de recursos para su elaboración y al desánimo de la comunidad ante la crisis económica, política y social del país.

Morelia Valero, parte del comité organizador “En Bella Vista es la cosa», comentó que rescataron las pipas u ollas rudimentarias creadas por ellos hace años, pero recientemente usadas por los militares como barricadas, debido a que habían perdido su utilidad.

Valero explicó que las tomaron con la intención de reavivar la emoción de la gente y borrar las divisiones entre los bellavisteros, principalmente políticas, con esta actividad cultural.

Esto como si se tratara de los leños para el fogón, en el cual, por casi dos horas, hirvió el manjar navideño para alimentar a cerca de 700 familias, en la medianoche del 29 de diciembre.

Niños y adultos, provenientes del sector y comunidades aledañas, embriagados de alegría, hicieron fila para degustar la preparación aún humeante, al son de conjuntos gaiteros, las chicas de Piel Morena y canciones de la Billo’s.

Estas mismas melodías sonaban en “El Callejón Tropical" del sector, la tarde en la cual Alfredo Suárez dejó a sus vecinos con la boca abierta.

“Vamos a hacer una hallaca de un metro», dijo, y los invitados a la fiesta (no menos de 10 personas) se miraron entre ellos.

Jorge Suárez, quien estuvo presente en el solar de la vivienda, pensó que el alcohol o la emoción de las bolas criollas se le subieron a la cabeza a “el Coco», como apodan cariñosamente a quien creó el Hallacazo de Bella Vista, en el municipio Valera, estado Trujillo, en diciembre de 1992.

De esa manera, una idea individual, una broma de amigos, evolucionó para convertirse en un esfuerzo colectivo, que este sábado alcanzó los 21 metros de largo y 40 centímetros de ancho, cinco metros más que la anterior (16 metros).

Un récord, que aunque no tiene certificación Guinness, es de resiliencia y reinvención. Desde sus inicios, este parrandón que atrae a unos 4000 comensales y espectadores, tuvo tres interrupciones: una de 2000 a 2005, otra en 2013 y de 2015 a 2018.

La última pausa, según sus organizadores, causada por la falta de dinero y, principalmente, de voluntades. Esas que lograron sumar durante un mes de planificación y reuniones en la sede de la Brigada de Rescate Breycoc 24.

Unión de sabores y colores

Carolina Valera, encargada de la sazón, junto a otras mujeres de la comunidad, se levantaron antes de las 5:00 am para preparar el guiso. Este ingrediente principal de la multisápida se realizó con donaciones de empresas privadas, entes públicos y familias valeranas.

El plato, cocinado a fuego de leños encendidos, no solo mezcló sabores gastronómicos. También unió a los ciudadanos en un comité organizador, conformado por un consejo comunal electo a finales de noviembre, e integrado por opositores del Frente Amplio y afectos al oficialismo. Una alianza que aún espera la aprobación por parte de Fundacomunal, a juicio de los voceros, por esta atípica y no acostumbrada diversidad de pensamiento.

La actividad también contó con el apoyo de la Iglesia Católica y fundaciones como Padrinos de Barrio y médicos de Voluntarios por la Vida, quienes visitaron a los enfermos de la comunidad y ofrecieron odontología pediátrica gratuita. Incluso, la presencia de funcionarios de Protección Civil, Bomberos de Trujillo y de la Zodi.

Médicos voluntarios, adjuntos a ONG sin fines de lucro, visitaron a los enfermos y prestaron asistencia odontológica gratuita | Foto: María Gabriela Danieri

Tradición cultural y religiosa

A las 12:00 pm, tras una oración en homenaje a difuntos del sector, guiada por Morelia Valero, se encendió el sonido donado por una empresa privada y la Alcaldía de Valera.

La gaita “En Bella Vista es la cosa», compuesta por el tachirense Mario Estelio Valera e interpretada por el trujillano Jorge León, sonó a todo volumen para animar la celebración.

Este género musical, según el locutor José Luis Mantilla, está ligado a la fundación de la urbanización, el 21 de diciembre de 1947, hace 72 años.

Gran parte de sus habitantes eran oriundos del estado Zulia y la bautizaron en honor al sector marabino, bajo la bendición de la Virgen de Chiquinquirá, cuyo nombre lleva la capilla de la plazoleta.

Aunque la actividad inició como fiesta aniversario, con el transcurso del tiempo pasó a ser una tradición cultural y religiosa. Desde este año trabajan por la constitución de una parroquia eclesiástica independiente, ante el crecimiento de la población y su acercamiento a la fe. Sueñan con tener una réplica de la Tablita de la Virgen, traída de la Basílica de Maracaibo.

A la 1:00 pm, las damas, lideradas por Jessica Quintero, comenzaron el ensamblaje de la hallaca, construida con dos bultos de harina, 20 kilos de carne, 15 de cochino y otros tantos ingredientes típicos de la región, como la chayota y el garbanzo.

Sobre la bandeja metálica, elaborada especialmente para hacer la hallaca, sobresalieron hilos blancos, rosados y azules, por debajo de las hojas verdes que inundaron el ambiente de aroma navideño.

En paralelo, los hombres prepararon los leños para el fogón y llenaron con agua las pipas de hierro, donde cocinaron la hallaca, una vez envuelta con su guiso y segunda capa de harina, hojas, hilo y plástico envolvente.

A las 5:00 pm estuvo lista, y luego de la Misa en Acción de Gracias, a las 7:00 pm, decenas de brazos unidos, sin importar género, credo o ideología, llevaron la hallaca para sumergirla en agua hirviendo.

Así se compactó, finalmente, el propósito de la noche: distintos ingredientes mezclados en un solo plato, con orgullo de toda una ciudadanía.

Roberto Briceño, también parte del comité, manifestó el deseo de no solo cocinar para alimentar el cuerpo, sino el espíritu con unión y fraternidad entre hermanos.

Esperan el próximo 2020 continuar con el parrandón y constituir la Fundación del Hallacazo, formalmente reconocida como patrimonio cultural regional, nacional e internacional.

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