Cinco meses después del infarto con que murió María Lourdis Zambrano, de 51 años, su esposo e hijo aún esperan justicia. Atribuyen la muerte de la mujer a los atropellos de los que fue víctima por parte de funcionarios de la Alcaldía de San Cristóbal, estado Táchira.
Hugo Ramírez Zambrano recuerda claramente la noche del 26 de marzo cuando murió su esposa. Justo 16 días desde que funcionarios de la dirección de Rentas de la Alcaldía de San Cristóbal llegaran a la bodega de la familia e ingresaran abruptamente a realizar una inspección.
«La noche del 10 de marzo llegaron a las 9:00 de la noche de manera arbitraria y grosera a donde estaban mi esposa y mi hijo, que se encontraba haciendo un encargo de pancito. La sometieron a una requisa al estilo de la guardia pretoriana (cuerpo militar que escoltaba a emperadores romanos)», contó Ramírez.
Relató que los funcionarios de la alcaldía entraron a la bodega, ubicada en Barrio Sucre, y no solo revisaron todas las pertenencias del negocio, sino que causaron destrozos en el lugar. En la parte trasera del sitio encontraron 90 cervezas y una botella de sangría que estaban guardadas para una reunión familiar que tendrían esa semana y con ellas la acusaron de despachar licor sin permiso.
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Pese a los intentos de explicación, la mujer recibió una multa de mil dólares y la orden de cierre del local por 20 días. «Ella tenía delicado estado de salud», reportó Ramírez. María Lourdis era diabética e hipertensa y tenía dinero reunido para exámenes médicos que debía realizarse.
Infarto por malos tratos
La salud de la mujer empeoró durante los siguientes días. Fue en tres oportunidades a la alcaldía a cancelar la multa y no fue atendida. Según su esposo también recibió malos tratos en el ayuntamiento y comenzó el infarto que la mató porque en todas sus visitas asistió sintiéndose mal e ignoró el malestar porque ya no tenía dinero para ir al médico.
El 15 de marzo, cuando tuvo el infarto tras pagar los mil dólares, fue hospitalizada en el Hospital del Seguro Social. Su situación ya era crítica. Ramírez precisó que ya no tenían ahorros para hacerle un cateterismo y pese a los esfuerzos médicos, tuvo dos infartos más y murió el 26 de marzo.
«Debido a ese atropello ella tuvo el infarto. Yo estoy reclamando justicia por el hecho que he perdido a mi esposa. Una mujer que era el bastión de mi hogar, una mujer responsable, linda y hermosa, joven y se podrá imaginar el dolor que yo tengo por esta injusticia, porque la alcaldía va poniendo multas exuberantes que nadie puede pagar», aseveró.