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En la comunidad de El Trapichito, parroquia Curimagua del municipio Petit, sus pobladores comparten con animales un pozo natural de agua, que desde hace más de un año sirve de aliviadero para paliar su sed, y que debido a la escasez del líquido y a la sequía está a punto de secarse, lo que podría originar a juicio del presidente de la Fundación Restauración de Falcón, Edgard Sánchez, un grave problema de salud pública.
Sánchez explicó que todos los días los habitantes de esta comunidad y caseríos cercanos, hacen colas para tener un poco de agua, sabiendo que la misma no está apta para el consumo humano, pues es bebedero de chivos y cabras.
El presidente de la fundación recordó que hace un año, quienes viven en Curimagua protestaron por no tener agua por tubería. En ese entonces -dijo- la concejal Irma Chirino hizo lo posible por minimizar esas acciones, al amenazar a los curimagüenses y al personal de las escuelas que se sumaron a las protestas, con quitarles los beneficios sociales que recibían (bolsas de alimentos).
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La lucha por obtener agua por tubería no ha cesado, muy a pesar de no contar con el respaldo municipal, cuando plantearon que una tubería surtiera agua a varias comunidades de la parroquia Curimagua, incluyendo El Trapichito, pero no obtuvieron el respaldo de los concejales y un año después el único pozo natural del cual se sirven personas y animales está a punto de secarse.
El representante de la fundación que ha emprendido la tarea de auxiliar a varias comunidades de la sierra falconiana con alimentos, refirió que muchas veces los pobladores de los caseríos como Pueblo Nuevo, Curimagua, La Providencia y El Trapichito, pasan días sin poder abastecerse de los pocos pozos más lejanos, debido a que no tienen como trasladarse hasta ellos, y que de lograrlo deben cargar por más de dos horas envases, botellones o bidones para poder tener agua para un solo día.
Con ríos y con sed
Curimagua tiene el acuífero más grande de Latinoamérica, con ríos subterráneos que atraviesan el pueblo, por lo que para Edgard Sánchez resulta ilógico que esta zona de Falcón no tenga agua para consumo humano, lo que demuestra, a su modo de ver, el abandono de los gobiernos local y regional, que tampoco han acertado en buscar soluciones reales a problemas como la falta de energía eléctrica, comunicación telefónica, telecomunicaciones e Internet.
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La Fundación Restauración de Falcón ha acompañado la lucha del pueblo de Curimagua, pero no ha podido detener la migración por culpa de la situación de agua potable que existe y que mantiene al ambulatorio y las escuelas cerradas. La decepción que sienten sus pobladores aumenta cada vez más al no ver ninguna solución, tampoco las autoridades le dan fe a la comunidad de cuando van a resolver este serio problema.
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