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Marisela Parra es madre de Leonardo David Chirinos Parra, funcionario activo de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim), y de Leandro Leomar Chirinos Parra, quien huyó de Venezuela luego de participar en el alzamiento militar que se desarrolló el pasado 30 de abril de 2019 en Altamira, en compañía de Juan Guaidó y Leopoldo López. Leandro es señalado de ser uno de los miembros de la operación Gedeón y Marisela ha recibido llamadas y mensajes de su otro hijo Leonardo, para que dé su ubicación porque si no «me van a matar de tantas torturas».
La mujer narró a El Pitazo que la última vez que habló con su hijo Leonardo David sin presiones ni sollozos de por medio fue el 20 de abril. Ese día, el joven de 26 años, quien tiene menos de un año laborando en la sede de la Dgcim en Maracaibo, estado Zulia, le dijo que estaba bien, que estaba haciendo mucho calor en la ciudad. Ella le preguntó que cómo seguía todo, pues días atrás le había comentado que presentía algo, pero no sabía qué, debido a que no le habían dado permiso de salir a su casa en Cabimas. A todos sus compañeros, a pesar de la cuarentena por la pandemia del coronavirus, les habían permitido visitar a sus familiares y a él se lo habían negado.
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El 21 de abril Marisela no se pudo comunicar con su hijo, los mensajes que le envió por la plataforma WhatsApp no los leyó, y se preocupó. «Nosotros hablamos todos los días. Somos muy unidos, a pesar que yo desde hace más de un año vivo fuera del país y él está en Zulia«.
Marisela siguió preocupada, ya que pasó uno, luego, dos, tres, hasta ocho días sin saber de su hijo. Alertó a familiares y amigos, pero nadie le dio razón. El 29 de abril volvió a escuchar su voz.
Ese miércoles, cuando el reloj marcaba las 11:45 am, recibió una videollamada de un número de Venezuela. «Cuando vi ese número me volvió el alma al cuerpo. Dije: ¡gloria a Dios, mi Hijo!». Marisela detalla que contestó y se veía que alguien sostenía el teléfono celular. Observó a Leonardo y él solo le dijo: «¡Mamá, ayúdame!, ¡Me van a matar! ¡No me van a soltar hasta que des información de mi hermano!.
La madre dice que de ella se apoderó la ansiedad y la preocupación. Para intentar ayudar a su hijo buscó el último número que usó su otro hijo, Leandro Chirinos para comunicarse con ella luego de los sucesos del 30 de abril. Dice que la última vez que conversó con el sargento segundo, de 23 años, este le comentó que la misión no había salido como esperaba, y que le tocaba huir, que pronto tendría noticias de él. Hasta la fecha la mujer asegura no haber recibido esa llamada.
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Marisela envió ese número de celular al teléfono del que le hicieron la videollamada en la Dgcim. No sirvió de mucho. Horas más tarde, le volvieron a hacer otra videollamada, pero sin audio. Leonardo le indicaba con señas que ese no era el número y aunque no podía oírlo, ella entendió un: «me van a matar».
La dama desde ese 29 de abril no sabe nada de Leandro. El único dato que tiene es que fue llevado por una comisión de la Dgcim desde Maracaibo a la sede de este organismo en Boleíta, Caracas. Tampoco de Leonardo, aunque le han asegurado que lo vinculan a la operación Gedeón. Sin embargo, en las detenciones del 3 de mayo en Macuto, estado Vargas y de este 4 de mayo en Chuao, estado Aragua, no figura su nombre.
Hasta el momento se tiene que han sido 16 los detenidos: capitán Antonio Jose Sequea; Adolfo Baduel; primer teniente Raúl Manzanilla; sargento mayor Wilmer Colina; capitán Víctor Pimienta; Rodolfo Rodríguez (exoficial de la Policía de Baruta); Rojas Tapia Estewin; Rumi Mogollon Ederson (exoficial PNB); Israel Ríos; Luis Manuel Paiva; Jefferson Díaz (exfuncionario de la Policía de Miranda); José Alvarado, exfuncionario de la PNB; contramaestre Fernando Andrés Noya; el pesacador Cosmo Rafael Alcalá Acosta; y Luke Alexander Denman y Aaron Seth, ambos de nacionalidad estadounidense.
Marisela solo pide que liberen a su hijo Leandro. Indica que el gobierno de Nicolás Maduro no puede usarlo como «ficha de canje», pues él no ha participado en ninguna operación en contra del gobierno.
La mujer, que salió en febrero de 2019 de Venezuela, dice que migró por las fallas de luz, y por buscar una mejor calidad de vida. Ahora se debate entre regresar o no, pues los funcionarios de la Dgcim también le han mandado a decir que si no aparece Leandro o si ella no vuelve al país van a matar uno por uno a toda su familia.»Me han dicho que nos tienen ubicados, que saben que somos de Cabimas. Yo sé que eso es un chantaje, pero igual no dejo de angustiarme».
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