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El cuerpo sin vida de Luis David Chourio Inciarte, de 27 años, lo dejaron abandonado el 31 de agosto en una zona poca transitada entre los municipios Catatumbo y Colón del estado Zulia. Tenía cuatros disparos en el cuerpo y fue la misma policía quien notificó de su asesinato.
El historial que hizo que los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas lo tuvieran entre los más buscados de la subregión Sur del Lago no fue corto, e incluyó delitos como narcotráfico, homicidio, extorsión y asociación para delinquir.
Estaba desaparecido desde el pasado 27 de agosto. Su esposa y su familia lo sabían, también los amigos con los que estaba cuando se lo llevaron, pero ninguno denunció ante las autoridades.
Hombres vestidos de negro, a bordo de motos de alta cilindrada, se lo llevaron de un sitio donde estaba junto a otras personas tomando licor. Cuentan testigos que quienes se lo llevaron le siguieron el rastro.
La esposa de Chourio, Rusmary Arrieta, corroboró los hechos ante la policía científica y contó que durante cuatro días no supo del paradero de su pareja, a quien desde niño le decían «El Rapia».
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Los organismos policiales de la subregión resguardaron el cuerpo. «El Rapia» vestía un jean y un sueter manga corta con franjas negras y cuadros rojos. El cabello aun estaba engominado.
Un hombre que lo conocía, pero que no quiso identificarse, cuenta que “le gustaba la ropa de marca, andar perfumado y tomar buen licor". Su radio de acción para delinquir era la frontera entre Zulia y Colombia.
Las investigaciones preliminares que adelantan peritos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), subdelegación San Carlos de Zulia, refieren que al joven lo mató el grupo subversivo colombiano Ejército de Liberación Nacional (ELN) y que este hombre pertenecía a sus filas.
Los funcionarios no tienen contabilizados los homicidios por lo que se les responsabiliza a Chourio Inciarte, y las fuentes policiales apuntan que Luis David amenazó de muerte a oficiales y a familias de la subregión a las que les exigía dinero a cambio de su intgridad física.
Quienes lo conocían dicen que era un hombre al que le gustaban las fiestas, que siempre estaba acompañado de personas que pertenecían a bandas criminales y por eso “nadie se metía con él".
