Islas de seguridad, continentes borrosos

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La soledad en las calles de Broadway demuestra la crisis que vive Nueva York por la pandemia | Foto EFE

“Consumption is the sole end and purpose of all production; and the interest of the producer ought to be attended to only so far as it may be necessary for promoting that of the consumer" Adam Smith. An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations. London: Methuen & Co (Book IV, chapter 8, 49. 1776)

Por Joaquín Ortega

En estos días se entiende mejor que nunca el peso de los gigantes sobre la tierra. En sus disputas todo se mueve y nadie sale ileso. El resfriado chino, de un estornudo contagió a todo el planeta. Los que permanecen vivos, la producción y el comercio llevan la peor parte hasta que sanen… se recompongan… se readapten.

Adam Smith exponía que el consumo era el único objetivo y propósito de la producción. Jim Turner, amplificando la idea decía en The Chemical Feast que: “el consumismo es la expresión económica de la revolución americana". De ello se colige que la libertad de comprar es el correlato de la libertad de elección, en política. Así, los dos extremos inseparables que construyen una libertad integral son la libre oferta política junto a una libre oferta económica. En conclusión multiplicidad de marcas, ofertas, empleadores y fuentes de ingresos dan autonomía frente al poder.  

La ceguera estratégica

Teniendo docenas de escenarios desarrollados de riesgo (biológicos, guerreristas, naturales …tanto públicos como privados) el gobierno de Estados Unidos recibió un golpe certero a la dupla “producto y consumidor", esto es, su núcleo de generación de riqueza. Junto a las zonas industriales de Europa central hoy sufre los efectos de una afección que pone en cama en especial a las sociedades civiles que expandieron las aplicación idiosincrática de la revolución industrial.

¿Quiénes ganan? 

Si indagamos por qué ocurren las cosas se abren al menos dos posibilidades: acontecen naturalmente o a propósito. De ambas, siempre salen mejor parados los que hayan diseñado protocolos de respuesta. Ganan los promotores del dinero en línea, las criptomonedas, los diseñadores de robots y los promotores de la híper automatización de las líneas de producción… ganan los que ven a las manifestaciones democráticas multitudinarias como amenazas a cualquier status quo… ganan los que compran en remate. Ganan los Search Engines y las App que obtienen información del consumidor más allá del algoritmo y de la privacidad de la data.    

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Se insiste en la pregunta de la falta de previsión: ¿Estados Unidos no se protegió a sabiendas de que el golpe no los iba a sacar del combate? O ¿Llevan adelante la política del boxeador que se deja golpear para asimilar el castigo y luego dedicarse a contraatacar? Se abren las apuestas.

Para muchos ya EE. UU. no es una “isla de seguridad". Se consideraba su manejo de la economía como una de sus ventajas comparativas, más allá de las tensiones entre Wall Street y la Reserva Federal. Las experticias financieras eran su espacio natural. Hoy ese animal sin depredadores hostiles parece estar siendo cazado por un mamífero superior. Esa sagacidad que unía al poder más la influencia, parece haberse corroído de los manuales o del sentido común. Sin duda, los países que se rinden antes de la lucha real son la comidilla del conquistador, algo que la Europa más influyente parece estar padeciendo. 

¿Karma?

En tiempos como estos, vale la pena recordar que el propio Gobierno norteamericano regaló cobijas con viruela a los indios (durante sus guerras por la conquista del oeste) logrando su eventual reducción y confinamiento a las reservaciones. A cualquier nación derrotada en el ánimo ya no hace falta enviarle una maquinaria de guerra; y entre los efectos más inmediatos se nota una depresión crónica, como resultado de una operación biológica y psicológica inéditas y de una magnitud apenas cuantificable.

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Un escenario de crisis sería declarar en dos fases (primero desde Washington, luego desde Nueva York) una evaluación de los aciertos y desaciertos frente a la pandemia. Un FODA  político y operacional, anticipando las líneas gruesas del próximo orden de batalla. En esa alocución correspondería invitar al espíritu industrioso y emprendedor del ciudadano norteamericano promedio, estableciendo el orden del apoyo de aliados internos y externos. Resaltando el peligro que significa enfrentar un plan geopolítico trazado con objetivos y lapsos de aniquilación y sometimiento.  

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Sea que detrás de todo esté presente una búsqueda por el control sistémico de las tecnologías de la vigilancia humana… sea una mezcla de Black Mirror con un poco de la vieja KGB (internando al que se atreve a pensar por sí mismo)… sea una competencia por los posibles usos militares del 5 G… a la distancia se observan, al menos tres trazos claros:  una moneda temporal digital (¿una especie de Hard Times Token, contra las criptomonedas?)… un nuevo eje comercial Asia sobre el mundo; y un nuevo formato educativo conductista global. 

Mientras el mundo lidia con una desestructuración mental y financiera, hay que aprender a detectar lo que es real de lo que no. Como en los actos de magia hay más humo y espejos en el escenario que verdades tangibles. ¿Será que las antiguas islas de seguridad exploran nuevas lógicas de preeminencia, maniobrando como continentes borrosos?

Joaquín Ortega es creativo y consultor político. @ortegabrothers

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