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La mentira y el engaño suelen ser herramientas muy usadas por los políticos, sobre todo mientras más populistas son, mayor el grado de mentira y engaño. Pero en las democracias con instituciones que funcionen y una prensa libre e independiente, los líderes se cuidan del escrutinio de los representantes de otros poderes públicos y de la opinión pública ciudadana. Pero esto lamentablemente no ocurre en Venezuela.
Un nuevo episodio del uso de la mentira y el engaño sin tener en cuenta las consecuencias, tal como acostumbró Hugo Chávez a sus seguidores nacionales e internacionales, como se evidencia en el video de este link , lo vivimos los venezolanos esta semana con el anuncio del nuevo esquema para distribución de la gasolina.
Pese a que muchas señales indicaban que lo expuesto el pasado fin de semana por Nicolás Maduro y su ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, era una burla premeditada, desde el lunes 1° de junio miles de conductores fueron con sus vehículos hasta las estaciones de servicio con la esperanza de poder pagar el combustible a precio de Bs 5.000 el litro, pues, al menos durante un mes, todos tendríamos derecho a acceder a la gasolina a ese precio sin importar que estuvieras inscrito en el sistema patria o no, pues bastaba, de acuerdo con las primeras informaciones, contar con el registro del vehículo en el Instituto Nacional de Transporte y Tránsito Terrestre (Inttt).
Pero adrede, desde el alto gobierno jugaron a la desinformación y provocaron que personas que se habían negado a apuntarse en el sistema patria, por ser este un mecanismo de control social y político, herramienta electoral del chavismo-madurismo, finalmente accedieran a la plataforma y dejaran sus datos.
El lunes, en las estaciones de servicio comenzamos a ver la realidad. Esas 200 bombas en todo el país, anunciadas a precio internacional, las cuales supuestamente serían manejadas por empresarios designados a dedo, se convirtieron en un número mayor de expendios con un precio de $0,50 el litro de gasolina, en la mayoría de los casos sin importar que estuvieras o no registrado en el sistema patria. Igual, ya el madurismo lograba entonces dos objetivos: aumentar los inscritos en el sistema patria y cobrar la gasolina a precios internacionales.
El martes Maduro fue muy claro. Llamó a todos los venezolanos a tener el carnet de la patria, de lo contrario no habría gasolina subsidiada, sin importar que ese mismo 2 de junio, se preparara en Comercio y Suministro Interno de Pdvsa, la lista de las nuevas estaciones de servicio en Chacao, Baruta, El Hatillo y Sucre, que solo venderán gasolina a medio dólar.
Así fue como el miércoles 3 de junio comenzó a verse más claro por dónde viene la estrategia del Gobierno. Luego de acostumbrarnos a pagar entre dos y seis dólares el litro, engañar con la gasolina subsidiada y ofrecer la alternativa del precio internacional, será este último el esquema que quede de forma permanente para todos los venezolanos, exceptuando transporte público y de carga, especialmente de alimentos y medicinas, como el mismo gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, explicó a empresarios carabobeños en una reunión que tuvo con ellos la semana antepasada.
Sorprenderse de que ocurra eso es una muestra de desinformación. A finales de abril luego de la designación de Tareck El Aissami como ministro de Petróleo; y Asdrúbal Chávez, en la presidencia de Pdvsa; un documento apócrifo con el título Propuesta de Reestructuración de Pdvsa, en la página 50 anunciaba: “Reducción progresiva del subsidio de la gasolina".
Al argumentar el motivo, el documento, con fecha de marzo de este año y atribuido a El Aissami y Chávez, señala que el subsidio por el combustible alcanza los “$11.000 millones por año para Pdvsa y la Nación, que no le permite recuperar costos ni traducir las ganancias en obras tangibles y beneficios para el país, siendo totalmente desigual, poco equitativo y generador de grandes distorsiones en la economía".
Claro está, ni por un chiste realizan el mismo análisis crítico del subsidio que cubre Pdvsa por enviar crudo y derivados a Cuba. Por ejemplo, solo para alimentar las plantas eléctricas cubanas, entre 2006 y 2016 el chavismo-madurismo mandó $11.000 millones a la isla de los Castro; es decir, dividido entre 10, da un promedio de $1.1 mil millones, 10% de lo que hoy lamentan con tantas lágrimas del subsidio que paga la estatal petrolera, para que los dueños del petróleo, es decir, los venezolanos, disfrutemos de una gasolina barata.
Por cierto, el Gobierno dijo que era $0,50 por litro sin explicar aún cómo se obtuvo esa cifra ni indicar si parte de ese dinero se destinará a dotar hospitales o reparar escuelas. Con el autoritarismo que los caracteriza, fijaron el medio dólar lo que ubica a Venezuela en el lugar 20 de la gasolina más cara del mundo, al lado de Omán, por encima de Ecuador y por debajo de Colombia, Bolivia, Haití, Panamá, Puerto Rico y EE. UU., de acuerdo con el informe actualizado de Global Petrol Prices.
Pero, advertencia, esa es gasolina premium y en los países mencionados, solo los haitianos reciben un salario mínimo por debajo de los $100. Mientras que en Venezuela, se ubica en $2 a tasa oficial, lo que significa que para tanquear un carro de 60 litros se necesitarán 15 salarios mínimos.
Por eso, ¿cómo hará el pensionado, la enfermera, el maestro, el funcionario público, sea obrero, técnico o profesional, para llenar el tanque de su automóvil? Por ejemplo, el salario de un supervisor de Corpoelec, con postgrado, apenas si alcanza Bs 800.000. ¿Tendrá que dejar de comer para llenar su carro?
Supongamos que Maduro, con el dinero que no tiene y tras obligar a muchos a registrarse en el sistema patria, garantice combustible con subsidio. ¿De qué forma se evitará que esa persona que gana un mísero salario que no alcanza para cinco kilos de Harina Pan, no se vea tentado a revender su gasolina a menos de medio dólar para redondear la arepa? ¿Será con castigo y represión? ¿O desde el gobierno se harán los locos, permitirán el nuevo Cadivi, para que la violencia de Estado no se convierta en la cerilla que encienda el conflicto que han tratado de evitar al perseguir a quienes capturan fotos y videos en las protestas en las bombas? En todo caso, sin dinero, con poco oro en la reserva, resulta casi que imposible cualquier subsidio.
Tal como lo escribimos la semana pasada. Con el COVID-19 y la gasolina, Maduro camina sobre un fino cristal. Ya se sabe de conflictos internos en el oficialismo, porque este esquema de distribución comienza a afectar intereses de contrabandistas (al menos un punto a favor). Pero si se descalabra este intento cuando se avanzan en los planes de una elección parlamentaria, la hoja de ruta se puede complicar al madurismo. Quizás, hagan uso de nuevas mentiras y engaños, como lo vemos ahora con el nuevo el nuevo esquema de la gasolina.
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