Óperas de reciclaje: la nueva forma de hacer música en Venezuela

18
Lourdes Sánchez, directora del Programa Nacional de Coros de Venezuela, señala que la música en Venezuela no escapa de la crisis | Foto: Cortesía Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela

Por Gianinni Mastrangioli Salazar

– Ya los muchachos han ido perdiendo esa mística por hacer música porque la prioridad es buscar qué comer – dice Lourdes Sánchez, directora del Programa Nacional de Coros de Venezuela.

– ¿Cómo así?

– Se reducen los horarios de ensayo por la temática del transporte o están los tigritos que coinciden con los horarios de los ensayos, de las agrupaciones. Entonces bueno, faltan, incluso sin piedad no te lo participan porque en un tigre se van a ganar 20 dólares que son 3 meses de salario.  

La entrevista se pausa. Una voz quebradiza.

– El solfeo cada vez es más deficiente, tienes que bajar los niveles de exigencia para salvar la agrupación. Hay que dar cuatro días libres porque no hay luz, porque no hay transporte, porque el metro no sirve. Estoy desesperada.

Pero el telón se abre. Sobre unos estómagos estragados, las voces de las ninfas claman: “tras la angustia por ellos sufrida, dejad que gocen de su felicidad juntos". Una tragedia griega que parece materializarse en el país lejano, tropical. La ópera Orfeo de Monteverdi se ha estrenado en Nirgua, estado Yaracuy.

Como de vuelta a 1607, a la fecha de su estreno original, este Orfeo marca el inicio de un nuevo estilo artístico en Venezuela: un nuevo género, una nueva forma de hacer música. El retrato dramático de sobrevivir por y para el público. 

Música de crisis; crisis de música.

“Dudo que lo notaran, pero los trajes de los cantantes los hicimos con las sábanas de nuestras propias casas", dice Raimer Gil por notas de WhatsApp. Lo que comenzó como unas vacaciones normales en su natal Nirgua, fue la antesala de un proyecto que sería el backstage de su Orfeo de reciclaje

“Cada vez que regreso, intento dar clases de canto a mis chicos de allá. Al ver que casi tenía todas las voces y partituras para montar un Orfeo, dije ¿y por qué no?"

Raimer Gil es tenor, miembro del Coro Nacional Simón Bolívar. Tiene 27 años. Vive en Caracas con un colega. Va a pie a los ensayos y, cuando se le permite, en aquel metro de a rastras. Le canta a Isabel Palacios, al sistema de Abreu. Cuando se le permite, canta los ensayos en su baño, en aquella ducha de aguas a rastras.

LEE TAMBIÉN

PROMEDEHUM FINALIZÓ 2019 FINALIZÓ EL CONCIERTO «MÚSICA POR MEDICINAS»

“Cantar Monteverdi es un bálsamo para la voz", dice, y se ríe. “Sin recursos de ningún lado, quisimos deleitar al público con casi nada." 

A diferencia del decorado operístico del Orfeo de 1607, Raimer tuvo que ejecutar su montaje con el ingenio que deriva de la austeridad: buscó tutoriales en YouTube sobre cómo confeccionar batas griegas con sábanas, cortinas. Tres pliegues, par de costuras y la lírica de cubrecama inundó las instalaciones del teatro de Nirgua.

 Cuarto acto. El telón aún está abierto. Orfeo entra a los infiernos, decidido a recuperar a Eurídice, su amada. Los presentes yacen atentos. El Orfeo venezolano canta en los infiernos como sí ya hubiera estado allí antes; el inframundo donde la vida es un libreto.  

“Gasté como 50 dólares de mi bolsillo, pero no me importa. La música es placer y todos merecemos placer en este país", dice Gil.

En efecto, el espectáculo se inaugura con sábanas que no sólo arropan los sueños durante la noche, sino que también los cubren encima de las tablas de la voluntad, las mismas se resisten a la decadencia.

La educación, las artes y demás oficios “humanísticos" se han visto severamente afectados por la crisis que hoy día atraviesa Venezuela. La diáspora, que se roba a los cantantes cualificados hacia otras latitudes, presiona a los músicos que todavía viven en el país para que trabajen sobre los huecos de unas agrupaciones incompletas. 

Sobre los huecos de unos sueldos que duran como si fuesen semicorcheas.

Según Gil, durante su Orfeo de reciclaje, los cantantes se ponían de acuerdo para surtir los almuerzos de todo el elenco. De igual modo, la Fundación Camerata de Caracas proporcionó parte del vestuario. 

“Mi amor, no tenemos harina PAN, pero tenemos doble elenco de Orfeo. Esto nada más pasa en Venezuela", confiesa Raimer que le dijo Isabel Palacios, directora de la Camerata y referente musical obligatorio en América Latina.

Raimer promete que, a pesar de la situación, estas óperas continuarán estrenándose. “Como cantantes tenemos dos opciones: o echarnos a morir o seguir creando."

– Sí, cuando me hablas de Raimer y de lo que hizo allá en Nirgua son como pequeños Quijotes que aparecen en la vida. Sí, vale, en medio de esta locura los jóvenes siguen soñando, apostando – dice Lourdes Sánchez. La entrevista finaliza.

Pero el telón se abre.

¿Qué tan útil fue esta publicación?

¡Haz clic en una estrella para calificarla!

Puntuación / 5. Votos:

No hay votos hasta ahora! Sé el primero en calificar esta publicación.

DÉJANOS TU COMENTARIO