Monagas.- Marlene, Jesús y Reyna tienen algo en común, su devoción por la Virgen del Valle comenzó en la infancia. Así pasa en aquellos hogares católicos del Oriente venezolano donde la veneración a Vallita es más que una tradición familiar: es una cuestión de fe, algo que se siente en lo más profundo del corazón y que los une como hermanos, como afirman estos tres creyentes.
Para ellos, la Virgen del Valle lo puede todo. Están seguros de que intercede ante Jesús para que les bendiga con un hijo, les salve la vida o les sane la enfermedad a un ser querido; así lo cuentan en sus historias. Este 8 de septiembre celebran desde lo íntimo el cumpleaños 109 de su coronación canónica y no a lo grande, porque la pandemia del coronavirus lo prohíbe.
“La Virgen está al lado de su pueblo y más en este momento cuando hay tanto miedo a causa del COVID-19 y la gente se enfrenta a distintas carencias en el país", expresa Fernando Castro, obispo de Margarita, para asegurar que con o sin fiesta la madre de Dios siempre acompaña a sus devotos.
En Nueva Esparta, donde comenzó su adoración; Anzoátegui, Monagas y Sucre, las misas serán a puertas cerradas y transmitidas vía Internet; la Iglesia invitó a los fieles a convertir cada casa en un templo para celebrar a la Virgen, aunque monseñor Castro está claro de que es inevitable que los pescadores le rindan honor en el mar o que los galerones suenen alto en cada comunidad.
También dice que los feligreses omiten el peligro de una reunión en estos momentos cuando el virus amenaza la vida de miles de venezolanos, incluso, siente impotencia al saber que este 2020 la Basílica Menor de Nuestra Señora del Valle estará vacía. Pero también está seguro de que ya habrá tiempo de celebrar como se lo merece Vallita.
Un mensaje silencioso
Todo estaba listo para presentar la programación de la festividad de la Virgen del Valle 2020. Eran las 7:00 de la noche del 14 de agosto y el párroco de la iglesia María Auxiliadora de Lechería (Anzoátegui), Domingo Rafael Marcano López, anunciaba junto al alcalde de Urbaneja, Manuel Ferreira, que la peregrinación sería virtual y sin presencia de los fieles.
Esa vez la imagen de Vallita generaba curiosidad entre los espectadores de la transmisión digital: la Virgen parecía tener una mascarilla facial, así se apreció desde todos los ángulos de las imágenes que se tomaron esa noche. “Algunos lo tomaron a bien y otros no. Es la primera vez que algo así ocurre en la iglesia y no sabría qué explicación darle", asegura el padre.
Esto pasó: un reflejo iluminó de forma diferente el rostro de Vallita durante los 40 minutos que duró la emisión. “Una de nuestras feligreses me envió una foto y me preguntó: Padre, ¿Qué ve en el rostro de la Virgen? Yo, al observar serenamente, le dije que le veía puesto un tapabocas y sin dudar le pregunté: ¿Tú le colocaste un tapabocas a la Virgen? y ella me dijo que no. Fue entonces cuando comencé a revisar todas las imágenes tomadas desde varios ángulos en la iglesia", narra.
Cientos de mensajes recibió el padre Domingo luego de la transmisión de aquel jueves en la noche, muchos de ellos lo dejaron pensativo, pero con la fiel convicción de que “los milagros de Dios se reflejan de diferentes maneras. La Virgen nos dio un mensaje silencioso, me dijo una de las fieles y yo coincido con ella. Hoy la Virgen nos dice cuídense, oren, es un mensaje para mucha gente que no se está cuidando", dice el párroco aún sorprendido.
La aparición de la Virgen de Coromoto se celebrará en formato multimedia
Jesús y su otra oportunidad
La devoción que Jesús Carrión siente por la patrona de Oriente se afianzó más en 2012, cuando estuvo al borde de la muerte al sufrir dos infartos, uno de ellos mientras estuvo en terapia intensiva en el Hospital de San Tomé. “Mi esposa, en medio de la angustia, fue a la capilla para rezarle a la Virgen y me contó que la imagen de la Virgen no estaba cuando entró, pero sí al día siguiente cuando entró con mi hermana. Fue lo primero que vio", recuerda.
Carrión es el director de Protección Civil en El Tigre, sur de Anzoátegui, y asegura que en el lecho de su muerte, vio a un amigo fallecido. “Me dio la mano y me dijo: tranquilo, Chuchú, que todo va a salir bien", cuenta. Al despertar, le prometió a la Virgen del Valle que mientras viviera, le celebraría su fiesta junto a su familia, hijos y esposa, para agradecerle el milagro de devolverle la vida.
Al recordar esa experiencia, menciona de inmediato cómo llegó la primera imagen de Vallita a su hogar cuando era un niño: al lado de su casa se mudó una señora católica con un marido evangélico, quien una tarde aprovechó que ella salió y “arrojó todos los santos a la basura. Mi mamá al darse cuenta fue a revisar y encontró una imagen de Vallita que llevó a la casa para hacerle un altar".
Carrión viene de una familia humilde. “Nos criamos vendiendo empanadas y no teníamos para comprar una virgencita", relata Jesús, quien rinde homenaje a Vallita el último domingo de septiembre y este año debido a la pandemia repartirá comida a las personas en situación de calle.
Un varón para Marlene
Marlene Pereira ya tenía tres hijas cuando le pidió a la Virgen del Valle que le concediera un varón. Confiesa que esos tres nacimientos tan seguidos la dejaron sin ganas de concebir nuevamente hasta que, tres años después, en unas vacaciones familiares cambió de parecer y al frente de la imagen de la Virgen en Margarita oró para que su último hijo fuese niño. “Le prometí que si era así, ella sería su madrina de bautizo", cuenta.
Un mes después de ese viaje, Marlene supo de su cuarto embarazo, pero entre la semana 14 y 17 de gestación la noticia no era la esperada: la placa decía que era otra niña al igual que todas las siguientes. Su fe la hizo dudar y cada mes le pedía al médico revisar bien las imágenes, pues creía lo contrario. “La respuesta del doctor siempre fue la misma y todo lo compré para una niña", continúa.
“Minutos antes de parir, me hicieron otra placa y escuché cuando entre los médicos comentaban que parecía un varón, yo me alegré, pero ellos me decían que no me emocionara. Al final, mi hijo nació riéndose, como a carcajadas, no llorando como lo hace la mayoría de los bebés; los médicos tuvieron que darle unas nalgadas para que lo hiciera", narra.
Marlene le cumplió a la Virgen del Valle y el párroco de la Basílica en Margarita autorizó que un familiar mujer asistiera al bautizo en representación de la madre de Dios. Pero esa no es la única experiencia que tiene Marlene; está segura que hace cinco años su hijo regresó de la muerte, tras sufrir un accidente de tránsito, porque Vallita, su madrina, lo trajo de su mano.
En un sueño
La devoción por la Virgen del Valle en la familia Alcántara Quijada se afianzó hace 20 años, después de la sanación de uno de los 12 hijos de Reyna del Valle Quijada. Elizabeth es la dueña de esta historia: mantenía dolores de cabeza y malestar general sin recibir un diagnóstico médico. Una noche soñó que Vallita se le apareció en un platico de vidrio y su esplendor la obligó a despertar.
Esa aparición la llevó a pedirle a su madre que le construyeran una gruta a la Virgen del Valle para venerarla siempre. “Después de allí fui mejorando, sé que ella es la que nos ayuda en nuestras angustias y a mantener siempre la unión entre la familia", resalta.
Elizabeth vive en la zona pesquera de Guayacán del Pescado, municipio Bermúdez del estado Sucre. Apenas se entra a su casa, se aprecia la imagen de la Patrona del Oriente venezolano. Cuando llega septiembre, la familia tiene todo listo para el cumpleaños de Vallita y lo primero que está listo es el vestido. Cada 8 de septiembre la fiesta inicia con el lanzamiento de cohetes, una misa y la picada de la tradicional torta. En ese hogar se reúnen hasta 15 imágenes del sector.
“Mi virgencita es quien me ayuda a tener buena salud y unión familiar. Nosotros vivimos en un sector pesquero y siempre le pido que cuide a mis hijos cuando van de pesca. El mayor milagro que nos da Vallita es la vida y la salud", afirma, por su parte, Reyna agradecida por la sanación de su hija.
Equipo de corresponsales de Oriente
Jesymar Añez, Yesenia García, Jesús González, Giovanna Pellicanni, Marinelid Marcano