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miércoles, 24 febrero, 2021

Club Gimnástico Vaneskim es una iniciativa dirigida a las niñas de Caricuao

Ana Maldonado, y sus hijas Vanessa y Kimberly Neda, no pensaron que su idea de enseñar gimnasia artística a niñas de su comunidad, en la UD7 de la parroquia Caricuao, iba tener tan buena acogida. Los padres y representantes de sus alumnas reportan que han mejorado su comportamiento y ánimo

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Caracas.- Después de superar un cáncer de mamá, Ana Maldonado se trazó, junto con sus hijas Vanessa y Kimberly Neda, el propósito de ayudar con sus conocimientos a otros: clases de gimnasia artística fue lo que resultó de esta pequeña reunión familiar. Para que todos ganaran, lo proyectaron como un emprendimiento social activo en la UD7 de la parroquia Caricuao.

Toda su vida Ana fue deportista, jugaba voleibol. Sus dos hijas decidieron ser gimnastas. Vanessa Neda, ya con 22 años, se desarrolló en el Instituto Nacional del Deporte (IND) en la especialidad de gimnasia artística.

Kimberly Neda, con 16 años de vida, es atleta federada en esta especialidad. Es la modelo en las clases que dan tres veces a la semana en la cancha deportiva del bloque 16 de la UD7.

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“Estas clases han mejorado mucho el comportamiento de mi hija; me preocupaba el encierro que les tocó enfrentar con la llegada de pandemia. Gracias a que en estas clases comparte con otras niñas se ha sentido muy bien, tiene ánimo para hacer sus cosas", señaló Tatiana Moreno, madre de la niña Fedora Pérez.

Moreno recalcó que gracias a este emprendimiento en la comunidad. los padres se están animando a colaborar en el cuidado de la cancha, así como con las distintas actividades que se organizan para dar a conocer sus avances en esta disciplina.

Jennifer Sánchez, otra madre consultada para conocer sobre estas clases de gimnasia como aspecto positivo, recalcó que gracias a esta iniciativa de la señora Ana con sus hijas ha observado más ánimo en su niña. “Compartir y aprender de la disciplina que le instruye en las clases ha sido genial".

Este club de gimnasia ya cuenta con 46 niñas participantes, tiene seis meses de formado. Es un emprendimiento social de una vecina, junto a sus dos hijas, habitantes de la UD7 de la parroquia Caricuao. Foto: Griselda Acosta

“El movimiento es vida"

Para Ana Maldonado, creadora de este emprendimiento social en el sector Ruiz Pineda de Caracas, resultó todo un regalo la buena acogida que ha tenido su idea de enseñar gimnasia a niñas de su comunidad. Confiesa que es un premio que Dios le está dando, la oportunidad de enseñar lo que aprendió junto a sus hijas, mientras recibían las clases de gimnasia en el Instituto Nacional de Deporte (IND).

Vanessa Neda, su hija mayor, es la instructora principal de estas clases. Su hermana Kimberly es la modelo en esta instrucción semanal. Vanessa se confiesa satisfecha por este trabajo que están haciendo y valora el apoyo económico que le dispensan los padres y representantes de estas niñas. Sabe que para entender a todos les toca acudir a la paciencia y les pide confianza para que puedan ver los avances de sus representadas.

La señora Ana está consciente de la necesidad de las familias con la llegada de la pandemia, por lo que se abstiene de no aumentar con regularidad la cuota mensual. “Me alegra mucho que a las madres les gusten las clases de gimnasia para sus niñas; para mí la mayor muestra de que estamos vivos es cuando estamos en movimiento. La gimnasia en cualquiera de sus modalidades es vida, es expresión corporal, es conexión".

Ana, Vanessa y Kimberly han cambiado la energía en Ruiz Pineda con sus clases de gimnasia. “Kimberly, haz un puntapié", le dice su hermana Vanessa frente a un grupo de niñas en la cancha deportiva del bloque 16 de la UD7. Ana, junto a las madres, observa esta situación, sonríe, sabe que pronto se comenzarán a ver buenos frutos. Agradece que el deporte siempre haya estado en su familia y agradece el apoyo de su esposo Amado Neda. Agradece también que todas sus presentaciones hayan salido bien.

A estas emprendedoras, todavía les toca hacer realidad el sueño de un local techado, tener los objetos de trabajo típicos de esta especialidad: maza, cintas, pelotas, aros, tapetes y uniformes, entre otros. No dejan de agradecerle a Dios por permitirles haber dado el paso más complicado, atreverse a enseñar lo que les apasiona a niñas que nunca habían tenido conocimiento de este movimiento corporal como expresión deportiva.

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