Mientras cumplen con el periodo de aislamiento ordenado por el Gobierno Nacional para enfrentar el coronavirus la preocupación y la ansiedad crece entre los ciudadanos que no cuentan con ingresos fijos. Algunos afirman que la caja de alimentos del Clap no es suficiente para mantener a sus familias, mientras que los más afortunados que cuentan con ahorros ven como cada día se agotan sus reservas

Desde el 16 de marzo la vida cambió. La rutina dejó de ser la misma para todos los venezolanos. Algunos se sienten muy afectados porque no cuentan con ingresos fijos que les permitan seguir cobrando, mientras se quedan en su casa cumpliendo con la cuarentena decretada por el Gobierno para frenar el avance del coronavirus en el país.

Sin la posibilidad de laborar en sus espacios, los trabajadores informales e independientes sienten que están a la deriva. Metidos en sus hogares reciben llamadas de sus clientes solicitando una carrerita en la moto o un secado de cabello en su hogar. La necesidad se tropieza con la prioridad de cuidar la salud tanto de ellos como de los suyos, pero al final les toca hacer el servicio para llevar el pan a la casa.

Quienes trabajan por su cuenta comprenden esta situación inédita en el país y en el mundo, pero a los más necesitados les resulta muy difícil mantenerse confinados en sus casas viendo las películas repetidas de los canales nacionales, sin poder producir y generar ingresos para comprar comida o medicinas que necesitan sus familias.

En este especial te contamos la historia de cinco personas que viven de su trabajo diario y cómo han tenido que adaptarse a la realidad que impone el coronavirus.

CÉSAR FEBRES

“Vivo de lo que hago en el día con la moto"

César Febres dice que es uno de esos miles de trabajadores afectados por la cuarentena. Vive en Caricuao y desde hace siete años es mototaxista de una línea ubicada a las afueras de un centro comercial, en la parroquia El Recreo. Le tocó asumir este trabajo, ya que el sueldo mínimo que gana en una institución del Estado no es suficiente para mantener a su familia. Febres tiene 33 años y tres niñas.

Confinado en su casa y sin poder trabajar, confiesa que sobrevive con los ahorros que tiene para los casos de alguna emergencia familiar o para cuando necesita un repuesto para la moto. Se ayuda con el sueldo mínimo que percibe en su otro trabajo. Reconoce que frente a sus compañeros taxistas está mejor porque la gran mayoría sólo tienen una fuente de ingresos.


Vivo de lo que hago en el día con la moto. Estar paralizado en casa es una pérdida de dinero.

César Febres

“Vivo de lo que hago en el día con la moto. Estar paralizado en casa es una pérdida de dinero. El sueldo mínimo que recibo de mi otro trabajo no me alcanza para mantener tantos gastos del hogar, sin contar si se necesita comprar medicinas", explicó Febres.

El mototaxista sabe que mientras pasen más días de cuarentena, más necesidades van aparecer en el hogar. Sabe que la comida se acaba muy rápido porque están encerrados. Se preocupa también porque le cuesta llenar el tanque de gasolina así no esté trabajando. Quiere trabajar no solo porque necesita el dinero, sino porque le gusta escuchar los cuentos de sus clientes a la hora de pedirle descuento en carreras largas. Se distrae con su trabajo, pero sabe que por ahora no puede salir.

OSWALDO RIVAS

“Es mentira que vamos a soportar con la Caja Clap"

Oswaldo Rivas vive en el barrio José Félix Rivas de Petare. Desde los 24 años aprendió de mecánica automotriz y trabaja en un taller cercano a su casa. Quedó sorprendido cuando el dueño del local les dijo que no podían ir hasta que pasara la cuarentena. Está “estirando" el dinero que cobró por la reparación de un carro Chevrolet que realizó antes de que llegara el coronavirus a Venezuela. Su familia, esposa y sus dos hijos, depende de él.

A sus 47 años se siente perdido por lo que pasa actualmente en el país y piensa que estar improductivos traerá consecuencias negativas para todos. Compartir con la familia en estos días le parece agradable, pero eso nunca ha sido un tema de preocupación para Rivas porque siempre están juntos los fines de semana.


Cuando me llaman los clientes para ver si los ayudo con una reparación les explicó que tienen que entender que no puedo ir al taller por la cuarentena.

Oswaldo Rivas

“La verdad es que estoy preocupado porque es mentira que vamos a soportar con la Caja Clap y con el dinero que tengo ahorrado. Cuando me llaman los clientes para ver si los ayudo con una reparación les explicó que tienen que entender que no puedo ir al taller por la cuarentena. Así esté necesitado del dinero", relató Rivas.

La cuarentena llegó a la familia de Rivas en medio de muchas necesidades: problemas con el agua, la luz y con poca comida. La confusión en la calle alimenta su angustia.

Otra de las preocupaciones que tiene Rivas es el incumplimiento de las medidas sanitarias por parte de sus vecinos. No usan el tapabocas. “Lo lógico es que la gente se quede en su hogar. Me molesta que crean que estamos de vacaciones, que no pasa nada, que la aparición de este virus es mentira".

GLORIA BRICEÑO

“Debido al aislamiento mis clientes no pueden venir ni a mi casa"

Gloria Briceño vive en Los Teques con sus tres hijos y su pareja. Desde muy joven aprendió el oficio de la peluquería. Tiene 50 años y su familia depende de ella. Durante estas dos semanas en su hogar, sin trabajar, sin salir y consumiendo la poca comida que compran, ha aumentado su preocupación.

Aunque cuenta con el apoyo de su compañero, quien trabaja en un mercado de Caracas, no puede evitar angustiarse. Su angustia se refleja en un dolor de columna que no la deja en paz, asegura Briceño.

“No me siento bien con esta cuarentena porque debido al aislamiento mis clientes no pueden venir ni a mi casa. Desde hace más de cinco años trabajo en una peluquería, ubicada en un centro comercial en la parroquia El Paraíso. Cada día que veíamos las noticias sobre este virus no creíamos que nos tocaría tan pronto estar en casa y sin trabajo", lamentó.


Te dan recomendaciones hasta cómo tratar a los niños sin entender que para todas estas actividades y comidas que sugieren se necesita dinero

Gloria Briceño

Briceño dejó de percibir sus ingresos en la peluquería y también con sus clientes en la casa. “Estar aislados, sin transporte, con poco tiempo para comprar alimentos y además con el aumento diario de la comida no me resulta nada fácil esta situación".

En su casa, revisa las redes sociales para enterarse de lo que pasa. Por esta vía vio algunas sugerencias para sobrellevar la cuarentena. Sin embargo, Gloria las cuestiona. “Te dan recomendaciones hasta cómo tratar a los niños sin entender que para todas estas actividades y comidas que sugieren se necesita dinero. Inclusive recomiendan comprar cosas que todo el mundo sabe que en Venezuela son muy costosas; no entienden que una persona que trabaja por su cuenta no puede pagar esas maravillas que muestran".

RAFAEL PAIVA

“Esta situación mi familia no la va aguantar"

Rafael Paiva confiesa que está muy confundido por lo que pasa actualmente en el país. No poder vender sus combos de aliños, junto a sus primas en la Redoma de Ruíz Pineda, lo tiene muy preocupado. “No sé qué hicimos los buhoneros para que el Gobierno nos sacara desde el primer día de aislamiento de la calle. ¿Será que las personas que venden frutas, verduras y productos alimenticios dentro del mercado no pueden contaminar también a los clientes?»

Paiva tiene 38 años y vive en el barrio Los Telares de Palo Grande en Caricuao, municipio Libertador, junto a sus cuatro hijos y su esposa. En su casa, todos dependen de lo que él gana en el “mercadito", donde trabaja desde hace seis meses.


No sé qué hicimos los buhoneros para que el Gobierno nos sacara desde el primer día de aislamiento de la calle

Rafael Paiva

Este trabajador no deja de preguntarle a sus amigos hasta cuándo creen que durará la prohibición de salir a la calle. Necesita retomar la normalidad. “Creo que el Gobierno no sabe ni tiene idea de cómo nos está afectando la cuarentena a los trabajadores informales. Creen que con el bono que dio por el coronavirus nos va resolver el problema. Me preocupa esta situación porque sé que mi familia no la va aguantar", enfatizó.

GIOCONDA MÁRQUEZ

“Decidí coser tapabocas para enfermeras y vecinos que los necesiten"

Gioconda Márquez es una docente jubilada. Hace dos años se certificó como terapista de masajes en la Fundación Soma y de eso vive. Atiende a domicilio y en empresas. Ante la imposibilidad de seguir dando masajes por la cuarentena, apeló a los conocimientos como costurera que le dejó su abuela y empezó a realizar tapabocas por encargo.

“El dinero que percibo se hace muy poco ante tantos gastos, todavía tengo un hijo que estudia bachillerato, más los gastos de la casa y la comida. Como terapista de masaje me sostengo, con esta cuarentena esto me tocó fuerte, por lo que decidí coser tapabocas para enfermeras y vecinos que los necesiten», recalcó la habitante de la parroquia Caricuao.


Como terapista de masaje me sostengo, con esta cuarentena esto me tocó fuerte

Gioconda Márquez

Márquez vio una oportunidad en estos momentos de emergencia y decidió aprovecharla para poder costear sus gastos. “Enfrentar la cuarentena con necesidades no es lo mismo que teniendo dinero para comprar lo que haga falta. Por las redes sociales se ven muchos consejos dados por personas que no saben que todos no tenemos la posibilidad de pagar un servicio internacional para ver películas y series, así como para pagar para que te traigan la comida a la casa. Atención y no lo mencionó en tono de envidia sino porque esa es la realidad de miles de personas que trabajan por su cuenta".

4.5/5 (2)

¿Qué tan útil fue esta publicación?

DÉJANOS TU COMENTARIO