El pasado 10 de julio la embajada de Rusia en Guatemala anunció el lanzamiento para América Latina del Avifavir, un antiviral utilizado para el tratamiento de pacientes con COVID-19 y que de acuerdo a sus desarrolladores, ha demostrado una «alta eficiencia» en la nación euroasiática.
El fármaco, creado por el Fondo de Inversión Directa de Rusia (Rdif) junto a la empresa Jimrar, ha recibido pedidos de más de 50 países, sin embargo, a pesar de que Rusia ha sido uno de los principales donantes de insumos médicos y ayuda humanitaria al gobierno de Nicolás Maduro, Venezuela de momento no figura en la lista de países a los que va ser enviado el medicamento.
Hasta la fecha, el producto ha sido adquirido por Colombia, México, Brasil y Perú, de acuerdo con lo anunciado por el propio Rdif, mientras que otros países como Argentina, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Honduras, Uruguay y Paraguay recibirán cerca de 150.000 paquetes como parte de un acuerdo. En ese mismo trato, el Rdif cedió a la empresa boliviana Sigma Corp SRL. la tecnología para la fabricación del fármaco en la región, y que también será enviado a Suráfrica.
Por otro lado, ni el Ministerio de Salud, ni voceros del gobierno de Maduro han hecho anuncios sobre la importación del Avifavir, como lo hicieron en su momento con la llegada de otros medicamentos como la cloroquina y el interferón cubano. Tampoco hay hasta el momento un pronunciamiento oficial sobre su posible inclusión en próximos envíos humanitarios.
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¿Qué es el Avifavir?
El Avifanir es un medicamento genérico registrado ante el Ministerio de Sanidad ruso en mayo de 2020 por el Rdif, el cual fue creado a partir de otro fármaco japonés contra la influenza llamado favipiravir.
El favipiravir es una sustancia que comenzó a ser comercializada en Japón en 2013 bajo el nombre de Avigan, y que actúa inhibiendo la enzima utilizada por ciertos tipos de virus para su replicación en el ácido ribonucleico (ARN) de las células. Es usado no solo contra la influenza, sino además también contra otras enfermedades como la fiebre amarilla, los flavivirus, arenavirus y el virus del Nilo Occidental. También ha sido usado de manera experimental en el tratamiento del ébola, obteniendo buenos resultados en sus pruebas con ratones.
En 2019 expiró la licencia del favipiravir para su producción exclusiva en farmacéuticas chinas y japonesas, por lo que comenzó su fabricación genérica, y tras el inicio de la pandemia de COVID-19, China comenzó a hacer ensayos clínicos en marzo, logrando cierta eficacia para tratar a pacientes con síntomas leves que no necesitaban acudir a un hospital. Debido a esto, su uso aprobado por el gobierno chino, así como posteriormente de forma experimental por Italia y Bangladesh, mientras en otros 25 países, incluido EE. UU., todavía está en fase de prueba.
Aunque en Japón también se buscó su aprobación como tratamiento contra el COVID-19, sus investigadores no llegaron a resultados concluyentes, según recogió una nota del portal BBC Mundo.
En Rusia se optó por el desarrollo del Avifavir como producto genérico, el cual fue probado en un grupo inicial de 60 personas, y tras obtener buenos resultados, fue autorizado en tiempo récord por su Ministerio de Sanidad el 29 de mayo, y comenzó a aplicarse en pacientes a partir del 11 de junio, aunque sus creadores afirman que de momento no estará disponible de forma comercial.
«El Afivavir no solo es el primer fármaco antiviral registrado en Rusia para tratar el coronavirus, sino quizás la medicina más prometedora para curar de la COVID-19 a nivel mundial», declaró el director general del Rdif, Kiril Dmítriev, el día de su lanzamiento.
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Vacuna expermental
La distribución del Avifavir en América Latina no debe confundirse con la creación de una presunta vacuna contra el COVID-19 por parte de Rusia, y cuya aplicación en jornadas masivas ya ha sido anunciada por el Kremlin a pesar de apenas haber superado la fase de pruebas en humanos.
Según informó el ministro de Sanidad ruso, Mijail Murashko, la vacuna fue desarrollada por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología (Gamaleya), en conjunto con su Ministerio de Defensa, y en junio terminó exitosamente su fase de pruebas en pacientes del hospital militar Burdenko.
El primer viceministro de Defensa, Ruslan Tsalikov, señaló al respecto que todos los pacientes a los que se les aplicó la vacuna desarrollaron inmunidad al virus, «sin efectos secundarios, complicaciones o reacciones no deseadas», de acuerdo con la BBC.
Indicó que Gamaleya ya adelanta las gestiones para que la vacuna sea aprobada por el Ministerio de Sanidad lo más rápido posible, estimando que antes del 10 de agosto los trámites estarían listos para la producción masiva del producto, que sería aplicado en jornadas masivas de vacunación en toda Rusia a partir de octubre.
No obstante, la falta de información y datos científicos sobre la vacuna y el hermetismo con el que Rusia ha manejado sus estudios clínicos hacen suponer a varios expertos que el país solo estaría acelerando su desarrollo en un intento de ganar la carrera por ser el primero en curar el coronavirus, aún a costa de no cumplir con los requerimientos médicos correctos.
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