CLAVES | Venezuela celebra el Día Mundial del Agua con graves carencias de servicios

Mientras el cambio climático es la principal preocupación del mundo en la efeméride declarada por la ONU, en Venezuela 4,3 millones de personas sufren por las fallas en los servicios públicos en uno de los países con mayores reservas de agua del planeta

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La necesidad de surtirse en medio de la pandemia ha forzado a muchos venezolanos a romper la cuarentena para buscar tomas de agua | Foto: Ronald E. Peña

Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, como parte de una resolución tomada en 1993 por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, en una campaña para tomar consciencia sobre la importancia de preservar las fuentes de agua dulce y hacer uso responsable de este recurso.

Mientras en el resto del mundo la temática principal de este año se centra en el cambio climático y la amenaza que representan fenómenos como las sequías, inundaciones y el derretimiento de glaciares para las reservas naturales de agua, en Venezuela el acceso a este bien supone una constante lucha cotidiana debido al gran deterioro del sistema de servicios públicos del país los últimos 20 años.

Aquí las claves para entender bajo qué contexto sobrevive Venezuela en el Día Mundial del Agua:

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  • El 28 de enero de 2010, la ONU reconoció el acceso al agua potable y al saneamiento como un derecho humano fundamental. A través del decreto 64/292, insta a todas las naciones y organismos internacionales a garantizar el suministro de agua limpia y asequible para toda la población, sin embargo, el propio ente reconoce que tres de cada diez personas en el mundo carecen de acceso a servicios de agua potable seguros, mientras que seis de cada diez tampoco poseen acceso a instalaciones de saneamiento adecuadas. Estiman que para 2050, el 25% de la población mundial vivirá en un país afectado por una escasez crónica de agua.
Habitantes de Puerta Caracas cargaron agua en un toma improvisada ubicada en la cercanía del sector, después de tener varias semanas sin el servicio | Foto: Ronald E. Peña
  • La ONU ha creado una instancia especial para velar por el desarrollo de políticas efectivas para el acceso al agua y su saneamiento en el mundo. Creado en 2003, ONU-Agua desarrolla diferentes programas en coordinación con otras agencias internacionales. En el caso de Venezuela, ha sido la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios la que en 2019 pidió a la comunidad internacional recaudar 223 millones de dólares en donativos para atender las necesidades más urgentes en las áreas de salud, agua, saneamiento e higiene, así como en seguridad alimentaria, nutrición, protección, alojamiento y educación de sectores vulnerables de la población, a través del Plan de Respuesta Humanitaria para Venezuela.
Habitantes de Cotiza y El Retiro recolectan agua en el túnel Baralt que se encuentra en construcción en la ciudad de Caracas | Foto: Ronald E. Peña
  • Irónicamente, Venezuela es uno de los países con mayores reservas de agua dulce del mundo, con una capacidad aproximada de 1 millón de millones de metros cúbicos por año de potencial hídrico superficial y 8.000 millones de potencial subterráneo. El país cuenta con 90 cuencas hidrográficas en las que destacan grandes lagos como el de Valencia y Maracaibo, así como enormes ríos como el Orinoco y Caroní. Igualmente, existen alrededor de 108 embalses, construidos la mayoría entre los años 60 y 80, siendo el más grande el embalse del Guri, con un volumen de 135 kilómetros cúbicos. No obstante, a pesar de contar con grandes reservas e infraestructuras para su almacenamiento y distribución, la desinversión y falta de mantenimiento de los embalses, así como la contaminación por derrames petroleros y mal manejo de aguas residuales, pone en riesgo todo el potencial hidrológico de la nación.

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  • De acuerdo a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), 4,3 millones de venezolanos no cuentan con acceso a agua potable, administrándose un plan de racionamiento de agua en la población donde se suministra el servicio con una frecuencia poco precisa. Según el sector, el aprovisionamiento puede ser interdiario o semanal, pero también hay comunidades que pasan meses y hasta años sin recibir agua del grifo. El organismo destaca que incluso se ha privado del servicio a hospitales, derivando en una severa crisis sanitaria donde los pacientes y el personal deben traer su propia agua para poder asearse u operar.
Ante la escasez, se ha vuelto frecuente en los hogares venezolanos el guardar varios contenedores de agua | Foto: Ronald E. Peña
  • En el caso de Caracas y su área de influencia, el exdirector de Hidrocapital, José María de Viana, señaló en una oportunidad a El Pitazo que son dos los problemas fundamentales que afectan el suministro de agua a la ciudad: La sequía total de los embalses de La Mariposa, La Pereza y Macarao, los cuales deberían ser capaces de suministrar agua por 15 días en caso de cualquier contingencia; y en segundo lugar, la falta de recursos, equipos y personal en Hidrocapital, lo cual afecta la operatividad de la empresa estatal y la vuelve incapaz de atender la situación de deterioro que sufren los sistemas de distribución. La red Metropolitana, compuesta por los sistemas Tuy I, II, III, y el inconcluso IV, está técnicamente paralizado. Actualmente, solo el Tuy III se encuentra operativo, siendo el encargado de abastecer al 70% de Caracas, aunque también padece fallas externas que afectan su funcionamiento, como apagones y constantes roturas de tuberías matrices.

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  • La situación de escasez de agua es peor en el interior del país. La deficiencia en el trabajo de las empresas hidrológicas regionales y el abandono de los acueductos e infraestructuras construidas décadas atrás, ha llevado a muchas poblaciones prácticamente a olvidar lo que significa recibir agua por tubería. Tal es el caso del El Cardón, en la isla de Margarita, la cual tiene nueve años sin servicio. Dado a que en muchos casos las autoridades locales solo pueden prometer camiones cisterna para el abastecimiento del pueblo, gran parte ha vuelto a alternativas más primitivas, como recolectar agua de ríos y arroyos o cavar pozos subterráneos. En otros casos, como en Punto Fijo, estado Falcón, los habitantes acuden a tomas clandestinas abiertas a largo de la tubería matriz que surte al Centro Refinador de Paraguaná. En todos los casos, el consumo desde fuentes sin controles sanitarios da lugar otro problema de salud: las enfermedades transmitidas por el agua sin tratar.
Muchos de las personas prefieren lavar la ropa en el tunel Baralt, en vez de cargar los todos hasta su casa | Foto: Ronald E. Peña
  • En el marco de la actual pandemia de coronavirus que enfrenta el mundo, una de las principales recomendaciones ofrecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es lavarse las manos con frecuencia con abundante agua y jabón, por un mínimo de 20 segundos. Con la llegada del virus a Venezuela, se hace latente lo complicado que puede llegar a ser cumplir dicha norma de prevención en un país con un servicio hídrico tan intermitente. A las carencias en el sistema de Salud por escasez de insumos y el deterioro de los hospitales se suma la falta de agua, no solo para los baños, sino también para áreas críticas como quirófanos y salas de parto o emergencias, lo que deja tanto al personal médico como a los pacientes expuestos ante una amenaza epidemiológica que ya varios gremios han denunciado no estar en capacidad de atender si llega a salirse de control.

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