Caracas.- La posibilidad de reinfección por COVID-19 es un hecho incierto. Las investigaciones para determinar el nivel de inmunidad que adquieren los pacientes, asintomáticos o no, de la enfermedad no reúnen suficiente evidencia para establecer por cuánto tiempo se mantendrán los estrictos controles epidemiológicos. Los cambios en las políticas de salud pública que forzará la primera pandemia del siglo XXI están por verse.
Luego de que el pasado 26 de abril la Organización Mundial de la Salud (OMS) reafirmara erróneamente la posibilidad de recaída, la comunidad científica retomó la discusión acerca de un dispositivo que permita conocer quiénes están infectados. En el comunicado de la OMS, que después se rectificó, se mencionan las probables reinfecciones. No obstante, no se ofrecen cifras sobre la tasa de reinfectados o detalles que permitan comprender que representan un riesgo real para la población.
Los denominados “pasaportes de inmunidad" suscitan polémicas más allá de academias y laboratorios. De momento parecen estar justificados en la incidencia del virus, por el que se han notificado más de 3.150.000 infectados en 185 países, de acuerdo con el último reporte de la OMS, revisado antes de esta publicación. Sin embargo, científicos británicos cuestionan su implementación, pues no tienen sustento comprobado.
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«La OMS advirtió recientemente que no hay evidencia de que las personas que han sido infectadas con SARS-Cov-2 sean inmunes a una infección posterior. Esta publicación fue luego retractada para evitar la confusión, ya que parece implicar que las personas no se vuelven inmunes a las infecciones posteriores. El mensaje es que no sabemos lo suficiente en este momento para decir si las personas que se recuperan serán inmunes o no", alegó Jeremy Rossman, profesor honorario de virología en la Universidad de Kent, Reino Unido.
Inmunidad a prueba
Disertaciones como las de Rossman pueden revisarse en el portal que el Science Media Center dispone para la divulgación del debate científico. El académico enfatizó que este tipo de decisiones se deben implementar sustentadas en lo que se conoce, de forma probada a través de la ciencia. Estás propuestas han sido muy polémicas, porque representantes de distintos ámbitos afirman que configuran una conculcación de las libertades civiles.
“Sabemos que el virus causa una activación inmune robusta, sabemos que los sobrevivientes sí generan anticuerpos contra el virus. Pero todavía no sabemos si genera una memoria inmune que protege contra re-infección, no sabemos qué porcentaje de personas estarán protegidas y no sabemos cuánto tiempo durará esta protección», razonó.
James Naismith, profesor de la Universidad de Oxford, es de los que piensa que solo el hallazgo de una vacuna de distribución masiva puede garantizar la inmunidad. Este aspecto es el que facilitaría el levantamiento a gran escala de las extremas restricciones que se decretaron para contener el avance del virus. Hasta la fecha, aunque la incidencia de casos ha disminuido en países como China, Nueva Zelanda y Corea del Sur, la ausencia de un antiviral ha impedido que las limitaciones de movilidad y aglomeración se flexibilicen del todo.
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«Los llamados pasaportes de inmunidad para personas previamente infectadas son invenciones políticas construidas en torno a conceptos científicos complejos. Sólo una vacuna segura y eficaz, que creo que llegará en el futuro, proporcionará una inmunidad generalizada contra la infección. Tal como están las cosas hoy en día, hay dos, y sólo dos, formas probadas de reducir la carga de la infección a nuestra disposición: el distanciamiento social estricto; y la prueba, trazar, aislar con un leve distanciamiento social", subrayó.
Control adecuado
Desde la perspectiva de Naismith, la posibilidad de rastrear a los infectados sería más efectivo en tanto se puedan identificar mejor los casos. Puso de ejemplo el abordaje en Corea del Sur, uno de las naciones con mejor desempeño en la mitigación de la incidencia del SARS-COV-2. Asimismo, recordó las diferencias culturales entre Oriente y Occidente. Este es un factor a considerar al evaluar la viabilidad de medidas más radicales de confinamiento y control social.
“El Reino Unido y otros países deberían empezar a establecer pruebas, trazar y aislar con un nivel tolerable de distanciamiento social lo antes posible. Esto significa pruebas rápidas, un rastreo casi instantáneo que no destruya las libertades civiles y un aislamiento que sea efectivo pero compasivo. Corea del Sur no inventó su sistema de la noche a la mañana; es arrogante pretender que de alguna manera podemos", señaló.
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Francois Balloux, director del Instituto de Genética de la Universidad College de London, aminoró el impacto para la salud pública que acarrearía un nuevo auge de infecciones en pacientes dados de alta. De acuerdo con su evaluación, basada en el precedente de mutaciones anteriores de coronavirus, los síntomas en los reinfectados serían más leves que en el primer contagio. Con este argumento se refutaría la teoría de prevenir reinfecciones masivas para evitar un nuevo colapso de servicios especializados de salud.
«No hay evidencia no controvertida de reinfección por COVID-19 en esta etapa. Todavía no sabemos cuánto tiempo se inmunizará a una persona infectada contra una infección posterior. Aunque en promedio debería ser durante un año o más. Es importante señalar que incluso si la inmunidad residual es insuficiente para proteger de la reinfección, se espera que conduzca a síntomas más leves en la infección secundaria", reflexionó.
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