Ministerio de Salud no cumple observaciones de la Contraloría para mejoras del J.M. de los Ríos

La Contraloría General de la República hizo dos llamados de alerta al Ministerio de Salud y a la directiva del hospital en 2014 y 2016 sobre fallas en dotación de medicinas e insumos y problemas de infraestructura

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Foto: Andrés Rodríguez

Caracas.- El hospital J.M. de los Ríos, centro asistencial pediátrico de referencia nacional, ha estado bajo la lupa de la Contraloría General de la República desde el año 2014. La última inspección que realizó el organismo al recinto fue en 2016 y en las observaciones evidenció que parte de las recomendaciones que elevó en 2014 al Ministerio de Salud y a la directiva del hospital no se cumplieron. Las sugerencias dadas en 2016 tampoco.

En 2016, la Contraloría General de la República, dentro de sus actuaciones especiales, realizó una inspección que se circuncribió en el análisis de la dotación y resguardo de medicinas, material médico quirúrgico y equipos médicos, así como condiciones de operatividad y funcionamiento y el estado de algunos servicios y áreas del hospital, incluso constatar la asignación de personal adscrito al centro de salud entre 2015 y el primer semestre de 2016.

Los resultados de la inspección revelaron la crisis que representantes de diferentes organizaciones de la sociedad civil, médicos y madres de pacientes ya venían denunciado durante protestas desde 2015, cuando la situación comenzó a agravarse.

Las fallas de infraestructuras han sido advertidas por la Contraloría desde 2014 | Foto Andrés Rodríguez

Para 2016, el organismo concluyó en su informe que el hospital de niños no contaba con un inventario general de bienes y equipos médicos y, en su mayoría, no poseía número de registro como bien nacional, placa de identificación u otro medio que asegurara su invulnerabilidad, violando así el Manual de Normas de Control Interno sobre un Modelo Genérico de la Administración Central y Descentralizada Funcionalmente, aprobado en el año 2005.

La inspección en el sitio, efectuada entre el 30 de mayo y el 3 de junio de 2016, dio cuenta que en el centro de salud había equipos médicos inoperativos en los servicios de terapia intensiva y terapia intensiva neonatal, emergencia, neumología, radiología, cardiología y una cantidad de equipos almacenados y arrumados en diferentes áreas (radiología, consulta externas de especializaciones de la torre Dr. Enrique Guanipa), lo que impide la verificación y especificaciones técnicas. La situación contraviene el artículo de la Ley Orgánica de Bienes Públicos. “Lo expuesto se origina por la ausencia de mecanismos de control interno en lo concerniente al registro y control de equipos médicos, no permitiendo asegurar la administración adecuada de los recursos que conforman el patrimonio público”, reseñó el informe de la Contraloría, cuyos inspectores también resaltaron esta falla en 2014.

Sin embargo, sobre este aspecto, nada ha cambiado, pese a que la Contraloría recomendó solventar estas irregularidades.

En terapia intensiva actualmente funciona una cama hospitalaria. El espacio tiene capacidad para 11 | Foto Andrés Rodríguez

En los diferentes informes situacionales, que envían los médicos encargados de cada servicio a la Sociedad de Médicos del J.M. de los Ríos, denuncian que aún hay en algunas áreas siguen equipos inoperativos, que no han sido reparados ni reemplazados por nuevos, y camas arrumadas. “La institución carece de un programa de mantenimiento preventivo y correctivo de equipos médicos, por lo que hay gran cantidad no operativa y otros fallan con frecuencia“, reza el documento elaborado en febrero de 2019 por la sociedad de pediatras del hospital.

Un recorrido hecho por el equipo de El Pitazo evidenció, por ejemplo, que en el área de terapia intensiva pediátrica aún continúan camas y equipos, como monitores de signos vitales, arrumados en una ala del espacio donde funciona el servicio. “Hoy solo contamos con un solo cupo de los once que teníamos en el pasado. No tenemos tampoco tomas de oxígeno que sirvan para atender a los pacientes críticos, y eso reduce la posibilidad de atender más pacientes”, señaló Vietnam Vera, médico adjunto de la unidad de cuidados intensivos del centro asistencial.

En el área de emergencia, que fue rehabilitada a finales de 2018 por el Ministerio de Salud, tiene actualmente varios monitores de signos vitales, incorporados para remodelación del área, que están inoperativos y permanecen en un cubículo de la sala. Algunos tienen papeles que indican que no pueden ser usados.

En la emergencia permanecen monitores de signos vitales que no están funcionando | Foto Andrés Rodríguez

En el área de hemodiálisis todavía hay máquinas para dializar sin funcionar. De diez equipoS, seis están a la espera de reparación y mantenimiento. En esta unidad se atienden al menos 20 niños que, según denuncias de las madres de los pacientes, han estado propensos a contaminarse con bacterias por la falta de mantenimiento a la planta de ósmosis inversa, por donde se filtra el agua necesaria para cumplir con el proceso de diálisis, incluso por omitir las labores de desinfección de los tanques de agua del hospital.

El número de camas en el hospital se ha reducido drásticamente en los últimos años. En 2016, la Contraloría señaló que de un total de 300 camas, el hospital contaba, para el mes de marzo de ese año, con 165 camas; es decir que el pediátrico funcionaba solo con 55% del total de cupos. Para el 6 de febrero de 2019, cuando se dio a conocer el último reporte de la Sociedad de Médicos del J.M. de los Ríos, se reportan que hay actualmente 164 camas operativas. El descenso lo atribuyen a las obras aún sin culminar en algunos servicios del pediátrico, como Medicina II, y al déficit de médicos y enfermeras que, alegan, ha incrementado considerablemente por la crisis económica y las condiciones precarias para ejercer en el hospital.

Fallas en medicinas e insumos

Los equipos de la emergencia no funcionan porque no poseen baterías | Foto Andrés Rodríguez

La Contraloría evidenció para el año 2016 las fallas de medicinas y material médico quirúrgico que afecta el pediátrico, así como a gran parte de los hospitales públicos del país. Para el mes de marzo de ese año, el organismo determinó que la dotación solicitada por el centro de salud era insuficiente y detalló de 467 medicinas e insumos que requiere el servicio de Farmacia, solo había existencia de 193 (41,33%); mientras que en el servicio de almacén de 537 medicinas e insumos requeridas, no se contaban con 397 (73,93%). Se constató que de 2.324 solicitudes, 2.219 presentaban fallas urgentes y 1690 tenían existencia cero, por lo que únicamente se recibían 12,31%, que representa 286 ítems y quedando por recibir 87,69% (2.083 ítem)

“Esta situación refleja que los medicamentos no son recibidos oportunamente, ni en la cantidad requerida, lo que ocasiona que los servicios no cuenten con los medicamentos necesarios, para garantizar la salud de la población infantil que atiende”, señala la Contraloría, que apunta que esta situación atenta contra el derecho a la salud y la vida de los niños consagrado en el artículo 83 de la Constitución.

Médicos consultados aseguran que está situación aún se mantiene, aunque señalan que algunas áreas ha mejorado la dotación. “Pero no es constante ni oportuna. El año pasado tuvimos fallas muy críticas de antibióticos de amplio espectro, como vancomicina, y eso comprometió la vida de muchos niños. En Oncología, por ejemplo, el servicio funciona con donaciones de medicinas que le llegan y algunas que el Ministerio de Salud trae; pero la realidad es que los padres de los pacientes aún deben comprar afuera o pedir por redes sociales muchos de los tratamientos que necesitan sus hijos”, comentó un médico del J.M. de Oncología, que habló bajo reserva de su identidad.

En el hospital solo funcionan 3 de los 9 ascensores. El resto espera por reparación | Foto Andrés Rodríguez

En el informe que elevó la Contraloría en 2014 ya advertía sobre las fallas en la dotación de insumos y medicinas. Por lo que le recomendó a las autoridades y al Ministerio de Salud mejorar el abastecimiento. “Desde el 2014, la dotación de medicamentos y material médico quirúrgico de alto costo se ha visto seriamente comprometida, por múltiples causas, principalmente por la asignación de divisas, pues muchos de los medicamentos o sus principios activos son importados, así como los insumos médicos quirúrgicos”, reza el último informe situacional de la Sociedad de Médicos del J.M. de los Ríos.

En el documento se especifica: “El Ministerio del Poder Popular para la Salud (…) envía insumos y medicamentos de uso habitual, algunos de mala calidad y en cantidades que no cubren las necesidades diarias, mientras que otros no son de uso habitual. El hospital es especializado y maneja patologías complejas, por lo que los requerimientos de insumos no pueden compararse con un hospital general“, reclama la Sociedad de Médicos del hospital.

Tres ambulancias del J.M. de los Ríos no prestan servicios por falta de repuestos | Foto Andrés Rodríguez

Infraestructura decaída

La Contraloría constató, entre 16 de mayo y el 6 de junio de 2016, que los servicios de hemodiálisis, medicina I y II y oncología (torre de hospitalización); infectología (torre de hospitalización y aislamiento) y medicina III, radiología, farmacia y psiquiatría y residencias médicas de la torre de consulta Dr. Enrique Pérez Guanipa están funcionando en otros espacios acondicionados para su operatividad debido a trabajos de remodelación, acondicionamiento e instalación de recolección de agua servidas que se encontraban paralizados.

Los médicos aún denuncian que obras, por ejemplo, como el ala norte del piso 3, donde está ubicado Medicina III, tiene cinco años demolida y aún no ha sido recuperada. Las alas norte y este de servicio de Medicina II también tiene cuartos y baños demolidos que esperan ser rehabilitados. Estas obras no fueron tomadas en cuenta para su reacondicionamiento en junio de 2017, cuando el presidente Nicolás Maduro, aprobó 79 mil millones de bolívares para remodelar algunas áreas del hospital, como la sala de Caumatología, que fue inaugurada en enero de este año y actualmente permanece cerrada por falta de médicos.

El techo del área de quirófanos, remodelada el año pasado, tiene un ajugero | Foto: Andrés Rodríguez

En el recorrido realizado por El Pitazo se evidenció que aún, por ejemplo, el área donde originalmente funciona el servicio de farmacia no está habilitada, ni siquiera el espacio de oncología, ubicado en el sótano, que permanece clausurado desde el año 2015 por problemas de infraestructura. El área de oncología está en los pisos 5 y 6 de la torre de consulta, en los espacios donde anteriormente estaban los servicios de terapia intensiva cardiovascular (piso 5) y terapia intensiva Quirúrgica (piso 6), servicios que están imperativos por falta de equipos y personal médico y de enfermería.

El Pitazo también constató que los ascensores aún siguen presentando fallas: de 9 elevadores, 3 están operativos. El año pasado, el de la torre de consulta había presentado fallas y obligó al servicio de lactancia materna a atender en el cafetín. También, a principios de 2018, el ascensor que sirve para subir a los pacientes a quirófano presentó daños.

Desde 2014, la Contraloría advirtió sobre las fallas en el servicio de radiología | Foto Andrés Rodríguez

En la estructura aún persisten filtraciones ocasionadas por las roturas de tuberías; por ejemplo, en Nefrología, área remodelada en 2018, se puede observar la reparación de una de las paredes afectadas por el daño en una tubería. Los cinco tanques de agua de hospital también presentan roturas, como lo evidenció la Contraloría en 2016 al determinar en los depósitos al menos unas 24 fugas. En el área de quirófanos, también remodelada el año pasado, se pudo evidenciar agujeros en los techos.

Tampoco actualmente hay ambulancias para trasladar a los pacientes. Tres de ellas aún están en el estacionamiento del hospital y están paralizadas por falta de repuesto. Esta situación también fue registada por la Contraloría en el año 2016.

Aún hay áreas del hospital que fueron demolidas y cuyos escombros no han sido retirados para su acondicionamiento | Foto Andrés Rodríguez

Déficit de personal

El agravamiento de la crisis en el hospital, sumado a la situación económica compleja, ha obligado al personal médico y de enfermería y otros empleados a renunciar.

En 2016, la Contraloría evidenció que la nómina, que dispone de 2.567 cargos, 1.797 están asignados y 770 están vacantes, por lo que el hospital operaba con 70% de los cargos existentes. De esos cargos, 230 son médicos y 553 son enfermeras. Para ese año, habían 116 puestos para especialistas vacantes y 248 para enfermeras.

En 2014, el organismo señaló que el centro de salud contaba con 1.736 trabajadores y habían 911 cargos vacantes para un total de 2.647 empleados. La Contraloría reveló que el J.M. de los Ríos prestaba servicios con 65,58% del total de personal requerido.

El ala norte y este del servicio de Medicina II continúa clausurada | Foto Andrés Rodríguez

El Pitazo no obtuvo datos certeros sobre el estado actual de la nómina de J.M. de los Ríos, pero el informe situacional de la Sociedad de Médicos alerta que para el año 2018 hubo al menos unas 400 renuncias en el hospital, según la información que recabaron los especialistas en el departamento de Recursos Humanos. Detallan, por ejemplo, que desde el año 2007 se ha agudizado la reducción de aspirantes a cargos en la institución y precisan que las áreas más afectadas son cirugía, hemodinamia, hematología, oncología y anatomía patológica.

El incumplimiento a las recomendaciones dadas por la Contraloría ocurre en un contexto en el que la salud en el país ha estado seriamente comprometida por la situación socioeconómica y política de país. Una panorama que activistas de derechos humanos aseguran encaja con las características de una emergencia humanitaria compleja, que incluso ha llevado a los organismos internacionales, como la ONU y la Cruz Roja Internacional, a poner su lupa para asistir a los venezolanos afectados en su derecho a la salud y la alimentación principalmente.

La crisis hospitalaria de J.M. de los Ríos es la misma que otros centros asistenciales padecen, en gran o mayor medida, según evidenció incluso el grupo de expertos que envió la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, y que quedó asentado en el informe presentado a principios del pasado mes de julio, en el que se resaltó que la situación sanitaria es “grave”.

Las áreas se han convertido en depósitos de camas que no están siendo ocupadas por pacientes | Foto Andrés Rodríguez

En medio de la crisis, los pacientes pediátricos del J.M. de Ríos recibieron medidas cautelares de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA en la que le exigen al Estado venezolano garantizar condiciones en el centro hospitalario que permitan una atención adecuada. En febrero de 2018, la primera resolución, solicitada por Cecodap y la ONG Prepara Familia, amparó a los niños de servicio de nefrología, quienes se veían afectados por la ausencia de medicinas y por las condiciones de insalubridad de la unidad de hemodiálisis. Luego estas medidas se ampliaron a 13 servicios más donde las organizaciones civiles documentaron serias fallas.

Pero, pese a estos esfuerzos, los médicos no ven voluntad del Estado en resolver los problemas, aunque aún se mantienen allí por vocación de servicio. “Si aún el Gobierno no han cumplido con la Contraloría, menos acatarán las exigencias de la Cidh”, lamentó el médico de pediatrico José Soto.

El servicio de hemodialisis tiene seis maquinas para dializar inoperativas | Foto Andrés Rodríguez

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