Un nuevo estudio dirigido por dos científicos de la NASA ha confirmado que las sequías e inundaciones extremas a nivel mundial están estrechamente relacionadas con el aumento del calentamiento global.
En el estudio Changing intensity of hydroclimatic extreme events revealed by GRACE and GRACE-FO, publicado en Nature Water en marzo de este año, los expertos analizaron datos de 20 años de los satélites Gravity Recovery and Climate Experiment (GRACE) y GRACE-Follow-On (GRACE-FO) con el objetivo de identificar eventos extremos tanto húmedos como secos.
Se prevé que el calentamiento global cause sequías más intensas y más periodos húmedos que no solo afectarán a las personas, sino también a la economía y agricultura en todo el mundo, pues “un par de grados más cálido no parece mucho, pero los impactos en el ciclo del agua son tangibles”, como expuso Matt Rodell, coautor del estudio e hidrólogo del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Solo en Estados Unidos, cada año, las inundaciones y las sequías representan más del 20 % de pérdidas económicas relacionadas con fenómenos meteorológicos, explican desde la NASA.
Sin embargo, los impactos económicos son similares en todo el mundo, pero el costo humano tiende a ser más devastador en los barrios pobres y los países en desarrollo.
Matt Rodell y Bailing Li, científicos del Centro Goddard, observaron en total 1.056 eventos extremos húmedos y secos en 20 años (de 2002 a 2021) a través de los registros de GRACE y GRACE-FO, satélites que utilizan mediciones precisas del campo de gravedad de la Tierra para detectar anomalías en el almacenamiento de agua.
Los dos autores descubrieron que la intensidad global de los eventos extremos aumentó en ese tiempo (2002-2021) y las temperaturas de la Tierra también aumentaron durante el mismo período.
En el análisis, identificaron dos de los eventos recientes más extremos: un pluvial en África central que comenzó en 2019 y sigue actualmente; y una sequía en Brasil, en 2015-2016, registrada como el evento seco más intenso en las últimas dos décadas.
Ambos eventos habían sido asociados con variabilidad climática, pero la sequía de Brasil ocurrió en 2016, registrado como el año más cálido, y eso para los expertos refleja el impacto del calentamiento global.
“Las recientes sequías en el suroeste de Estados Unidos y el sur de Europa también fueron algunos de los eventos más intensos, en parte, debido al calentamiento antropogénico”, añade Bailing Li, hidrólogo de la Universidad de Maryland y coautor del estudio, mediante un comunicado de prensa.
De 2015 a 2021, siete de los nueve años más cálidos en los registros actuales, la frecuencia de eventos extremos húmedos y secos fue de cuatro por año, en comparación con tres por año en los 13 años anteriores, enumera la agencia estadounidense.
Para los autores, tiene sentido porque el aire más cálido hace que se evapore más humedad de la superficie de la Tierra durante los eventos secos; el aire cálido también puede contener más humedad para alimentar nevadas severas y lluvias.
La solución más accesible: el monitoreo hidrológico, ya que es una herramienta que permite prepararse para mitigar los impactos de los eventos meteorológicos extremos en el futuro y adaptarse.
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Un nuevo estudio dirigido por dos científicos de la NASA ha confirmado que las sequías e inundaciones extremas a nivel mundial están estrechamente relacionadas con el aumento del calentamiento global.
En el estudio Changing intensity of hydroclimatic extreme events revealed by GRACE and GRACE-FO, publicado en Nature Water en marzo de este año, los expertos analizaron datos de 20 años de los satélites Gravity Recovery and Climate Experiment (GRACE) y GRACE-Follow-On (GRACE-FO) con el objetivo de identificar eventos extremos tanto húmedos como secos.
Se prevé que el calentamiento global cause sequías más intensas y más periodos húmedos que no solo afectarán a las personas, sino también a la economía y agricultura en todo el mundo, pues “un par de grados más cálido no parece mucho, pero los impactos en el ciclo del agua son tangibles”, como expuso Matt Rodell, coautor del estudio e hidrólogo del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Solo en Estados Unidos, cada año, las inundaciones y las sequías representan más del 20 % de pérdidas económicas relacionadas con fenómenos meteorológicos, explican desde la NASA.
Sin embargo, los impactos económicos son similares en todo el mundo, pero el costo humano tiende a ser más devastador en los barrios pobres y los países en desarrollo.
Matt Rodell y Bailing Li, científicos del Centro Goddard, observaron en total 1.056 eventos extremos húmedos y secos en 20 años (de 2002 a 2021) a través de los registros de GRACE y GRACE-FO, satélites que utilizan mediciones precisas del campo de gravedad de la Tierra para detectar anomalías en el almacenamiento de agua.
Los dos autores descubrieron que la intensidad global de los eventos extremos aumentó en ese tiempo (2002-2021) y las temperaturas de la Tierra también aumentaron durante el mismo período.
En el análisis, identificaron dos de los eventos recientes más extremos: un pluvial en África central que comenzó en 2019 y sigue actualmente; y una sequía en Brasil, en 2015-2016, registrada como el evento seco más intenso en las últimas dos décadas.
Ambos eventos habían sido asociados con variabilidad climática, pero la sequía de Brasil ocurrió en 2016, registrado como el año más cálido, y eso para los expertos refleja el impacto del calentamiento global.
“Las recientes sequías en el suroeste de Estados Unidos y el sur de Europa también fueron algunos de los eventos más intensos, en parte, debido al calentamiento antropogénico”, añade Bailing Li, hidrólogo de la Universidad de Maryland y coautor del estudio, mediante un comunicado de prensa.
De 2015 a 2021, siete de los nueve años más cálidos en los registros actuales, la frecuencia de eventos extremos húmedos y secos fue de cuatro por año, en comparación con tres por año en los 13 años anteriores, enumera la agencia estadounidense.
Para los autores, tiene sentido porque el aire más cálido hace que se evapore más humedad de la superficie de la Tierra durante los eventos secos; el aire cálido también puede contener más humedad para alimentar nevadas severas y lluvias.
La solución más accesible: el monitoreo hidrológico, ya que es una herramienta que permite prepararse para mitigar los impactos de los eventos meteorológicos extremos en el futuro y adaptarse.