Una fiesta más solemne se vivió en Chuao entre el 23 y el 25 de junio. Las tradicionales fiestas de San Juan Bautista tomaron un tono más reflexivo pues los chuaeños decidieron recordar a los tres pescadores desaparecidos de Choroní y pedir por su aparición sanos y salvos.
La fiesta de San Juan en Chuao se registra desde hace más de doscientos años y, como en otros lugares de Venezuela, se celebra cada 23 y 24 de junio. Esta festividad también está en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco desde el año 2021. Esto convierte a Chuao en uno de los centros culturales más importantes de Venezuela. Efecto Cocuyo estuvo presente para hacer cobertura de esta celebración cultural venezolana.
A diferencia de otras celebraciones en Venezuela, la fiesta de San Juan Bautista en Chuao es comandada por mujeres. A ellas se les llama Sanjuaneras y son quienes cantan, hacen rezos y organizan los bailes y la logística para cada día de la celebración.
Las sanjuaneras están agrupadas en una cofradía con un orden jerárquico y en el que las de mayor edad son las que llevan la voz de mando. Sin embargo, las mujeres más jóvenes también forman parte de la parte logística y se encargan de que la tradición se mantenga viva.
La fiesta de San Juan, a pesar de ser inspiradas en la tradición católica europea, tienen su base principal en una forma de expresión artística afrodescendiente. Es una fiesta que mezcla dos mundos, pero que tiene su base más fuerte en las personas que fueron esclavizadas por los europeos durante el tiempo de la colonia en el continente americano y, específicamente, en Venezuela.
Lolimar Franco tiene más de 10 años como Sanjuanera. Es una mujer negra, alta, de contextura gruesa, con una sonrisa sincera que es capaz de iluminar cualquier espacio. En este momento está sentada, reposando luego de haber caminado varias horas con la imagen de San Juan por las calles del pueblo de Chuao. Es sábado 24 de junio pasadas las 2:00 de la tarde.
“La tradición del San Juan es algo muy hermoso. Es como que se te mete por las venas y no te deja”, dice Lolimar a quien en el pueblo la conocen como Loli. Su apellido, Franco, es uno de los apellidos más escuchados en Chuao.
Históricamente, los Franco eran personas esclavizadas durante la colonia y es una de las familias fundadoras de Chuao. Junto a los Montiel y los Liendo, entre otros. “La mayoría tenemos esta tradición de generación en generación”, cuenta Loli.
Su abuela también era sanjuanera, pero ahora, por los años, ya no puedo hacer recorridos con San Juan. El trabajo de Loli es ir recogiendo limosnas casa por casa el 24 de junio. La promesa que le hacen a quienes dan limosna es que San Juan le devolverá con creces lo que ellos aporten.
Lolimar se agarra el pecho y muestra las uñas recién pintadas, sonríe otra vez y dice que esta es una tradición hermosa. “Es algo que llevamos en el corazón. Es nuestra alma. No hay palabras que lo puedan describir”, dijo la sanjuanera.
María Peñalver tiene 71 años de edad, y 44 de ellos se los ha dedicado a San Juan. Ella, al igual, que toda su familia son de Chuao, al igual que sus ancestros. María observa con devoción la imagen de San Juan, la vez con cariño. Como quien mira a un hijo o a una madre. Ella también es negra, de voz y contextura fuerte. Es una de las sirenas, mujeres que le cantan a San Juan en su recorrido de casa por casa.
“Mi abuela nos decía a nosotros que teníamos que cuidar a San Juan Bautista porque es una pieza muy preciada”, comentó la señora María mientras otras dos mujeres le hacían uno de los cinco cambios de ropa que tuvo el San Juan Bautista de Chuao en la noche del 24 de junio.
La señora Peñalver cuenta que ha tenido sueños donde se le aparece San Juan y le da las gracias por cuidarlo. También soñó que un día él le dijo que su imagen había sido tallada en Roma hace cientos de años. “Debe ser por eso que nosotros siempre cantamos y oramos con esa palabra. Todo es sobre una romería, es un santo romano”, narró María.
Conocidas son las imágenes de tambores gigantes en Curiepe para celebrar las fiestas de San Juan. En Chuao esto es diferente. El patrón de percusión lo marca un redoblante al que los chuaeños le llaman caja, por ende, quien la toca es el cajero. Es el mismo instrumento que se usa en la celebración de Corpus Christi. Este instrumento es acompañado por maracas y por el canto de las mujeres, así mismo se le pide a las personas asistentes que ayuden con los coros.
El canto de las sirenas se da en la noche del 24 de junio. Las mujeres y hombres que acompañan a la imagen de San Juan le dedican versos como una especie de homenaje. Estos recitales se dan cuando el santo entra a una casa. Lo ponen en el centro y las personas le dedican sus palabras. Luego, vienen el repique de la caja donde la gente se suma para bailar tambor.
Los trajes elaborados para vestir al San Juan son diferentes cada año. Normalmente, quienes hacen los trajes suelen estar pagando algún tipo de promesa que le han hecho al santo. En la celebración de este año, San Juan vistió seis trajes. Todos hechos a mano. Las vestimentas deben ser aprobadas por la directiva de las sanjuaneras.
Linda Fleitas es un ejemplo de esto. Ella es diseñadora y, a pesar de llevar poco tiempo asistiendo a las fiestas de San Juan en Chuao, asegurar sentirse sumamente conectada con la celebración y con las personas del pueblo. Por eso, decidió hacer uno de los trajes que vistió al santo en la celebración de este año.
Al finalizar la noche, San Juan descansa nuevamente en su casa, ubicada en todo el centro del pueblo. Normalmente, el santo no volvería a salir hasta el año siguiente. Sin embargo, por petición de la iglesia, el santo volvió a recorrer las calles el domingo 25 para poder realizar la misa acostumbrada y pedir por la salud de los pescadores que se encuentran desaparecidos.
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Una fiesta más solemne se vivió en Chuao entre el 23 y el 25 de junio. Las tradicionales fiestas de San Juan Bautista tomaron un tono más reflexivo pues los chuaeños decidieron recordar a los tres pescadores desaparecidos de Choroní y pedir por su aparición sanos y salvos.
La fiesta de San Juan en Chuao se registra desde hace más de doscientos años y, como en otros lugares de Venezuela, se celebra cada 23 y 24 de junio. Esta festividad también está en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco desde el año 2021. Esto convierte a Chuao en uno de los centros culturales más importantes de Venezuela. Efecto Cocuyo estuvo presente para hacer cobertura de esta celebración cultural venezolana.
A diferencia de otras celebraciones en Venezuela, la fiesta de San Juan Bautista en Chuao es comandada por mujeres. A ellas se les llama Sanjuaneras y son quienes cantan, hacen rezos y organizan los bailes y la logística para cada día de la celebración.
Las sanjuaneras están agrupadas en una cofradía con un orden jerárquico y en el que las de mayor edad son las que llevan la voz de mando. Sin embargo, las mujeres más jóvenes también forman parte de la parte logística y se encargan de que la tradición se mantenga viva.
La fiesta de San Juan, a pesar de ser inspiradas en la tradición católica europea, tienen su base principal en una forma de expresión artística afrodescendiente. Es una fiesta que mezcla dos mundos, pero que tiene su base más fuerte en las personas que fueron esclavizadas por los europeos durante el tiempo de la colonia en el continente americano y, específicamente, en Venezuela.
Lolimar Franco tiene más de 10 años como Sanjuanera. Es una mujer negra, alta, de contextura gruesa, con una sonrisa sincera que es capaz de iluminar cualquier espacio. En este momento está sentada, reposando luego de haber caminado varias horas con la imagen de San Juan por las calles del pueblo de Chuao. Es sábado 24 de junio pasadas las 2:00 de la tarde.
“La tradición del San Juan es algo muy hermoso. Es como que se te mete por las venas y no te deja”, dice Lolimar a quien en el pueblo la conocen como Loli. Su apellido, Franco, es uno de los apellidos más escuchados en Chuao.
Históricamente, los Franco eran personas esclavizadas durante la colonia y es una de las familias fundadoras de Chuao. Junto a los Montiel y los Liendo, entre otros. “La mayoría tenemos esta tradición de generación en generación”, cuenta Loli.
Su abuela también era sanjuanera, pero ahora, por los años, ya no puedo hacer recorridos con San Juan. El trabajo de Loli es ir recogiendo limosnas casa por casa el 24 de junio. La promesa que le hacen a quienes dan limosna es que San Juan le devolverá con creces lo que ellos aporten.
Lolimar se agarra el pecho y muestra las uñas recién pintadas, sonríe otra vez y dice que esta es una tradición hermosa. “Es algo que llevamos en el corazón. Es nuestra alma. No hay palabras que lo puedan describir”, dijo la sanjuanera.
María Peñalver tiene 71 años de edad, y 44 de ellos se los ha dedicado a San Juan. Ella, al igual, que toda su familia son de Chuao, al igual que sus ancestros. María observa con devoción la imagen de San Juan, la vez con cariño. Como quien mira a un hijo o a una madre. Ella también es negra, de voz y contextura fuerte. Es una de las sirenas, mujeres que le cantan a San Juan en su recorrido de casa por casa.
“Mi abuela nos decía a nosotros que teníamos que cuidar a San Juan Bautista porque es una pieza muy preciada”, comentó la señora María mientras otras dos mujeres le hacían uno de los cinco cambios de ropa que tuvo el San Juan Bautista de Chuao en la noche del 24 de junio.
La señora Peñalver cuenta que ha tenido sueños donde se le aparece San Juan y le da las gracias por cuidarlo. También soñó que un día él le dijo que su imagen había sido tallada en Roma hace cientos de años. “Debe ser por eso que nosotros siempre cantamos y oramos con esa palabra. Todo es sobre una romería, es un santo romano”, narró María.
Conocidas son las imágenes de tambores gigantes en Curiepe para celebrar las fiestas de San Juan. En Chuao esto es diferente. El patrón de percusión lo marca un redoblante al que los chuaeños le llaman caja, por ende, quien la toca es el cajero. Es el mismo instrumento que se usa en la celebración de Corpus Christi. Este instrumento es acompañado por maracas y por el canto de las mujeres, así mismo se le pide a las personas asistentes que ayuden con los coros.
El canto de las sirenas se da en la noche del 24 de junio. Las mujeres y hombres que acompañan a la imagen de San Juan le dedican versos como una especie de homenaje. Estos recitales se dan cuando el santo entra a una casa. Lo ponen en el centro y las personas le dedican sus palabras. Luego, vienen el repique de la caja donde la gente se suma para bailar tambor.
Los trajes elaborados para vestir al San Juan son diferentes cada año. Normalmente, quienes hacen los trajes suelen estar pagando algún tipo de promesa que le han hecho al santo. En la celebración de este año, San Juan vistió seis trajes. Todos hechos a mano. Las vestimentas deben ser aprobadas por la directiva de las sanjuaneras.
Linda Fleitas es un ejemplo de esto. Ella es diseñadora y, a pesar de llevar poco tiempo asistiendo a las fiestas de San Juan en Chuao, asegurar sentirse sumamente conectada con la celebración y con las personas del pueblo. Por eso, decidió hacer uno de los trajes que vistió al santo en la celebración de este año.
Al finalizar la noche, San Juan descansa nuevamente en su casa, ubicada en todo el centro del pueblo. Normalmente, el santo no volvería a salir hasta el año siguiente. Sin embargo, por petición de la iglesia, el santo volvió a recorrer las calles el domingo 25 para poder realizar la misa acostumbrada y pedir por la salud de los pescadores que se encuentran desaparecidos.