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La cantidad de personas adultas mayores va en aumento en Venezuela, pero no todas cuentan con apoyo o acompañamiento oportuno de sus familias, vecinos, alcaldías y autoridades en general. 

Este 16 de junio, un caso llamó la atención en Caracas: dos adultas mayores ―madre e hija― fueron encontradas muertas en su apartamento. La hija, que se encargaba del cuidado de su madre de 95 años, murió de un infarto. Ante la ausencia de atención, su madre también murió.

Según las autoridades, pasaron dos semanas entre la muerte de la hija y el hallazgo de sus cuerpos. ¿Pero qué lecciones se pueden aprender de este caso? 

Cómo apoyar en la comunidad 

Para Luis Francisco Cabezas, director general de Convite, asociación civil defensora de los derechos de las personas mayores, el caso de La Campiña representa un llamado a implementar acciones a nivel de condominios, redes vecinales, alcaldías, organizaciones y gobierno nacional, tales como identificar y hacer seguimiento a las personas adultas mayores en la comunidad.

«En los condominios es importante tener identificadas a aquellas personas adultas mayores que vivan solas o que vivan con alguna otra persona que pueda ser también adulta mayor», indicó a Efecto Cocuyo. «Cuando le pasa algo al cuidador, eso tiene un impacto directo sobre la persona que es dependiente. Tal como fue ese caso. Al fallar la cuidadora, el cuidado no tiene ni siquiera posibilidades de llamar, ni de tener ningún tipo de socorro porque no tiene capacidad». 

Convite estima que 14 % de las personas mayores en Venezuela viven solas, lo que representa entre 500.000 y 600.000 personas. 

De acuerdo con la «Evaluación sobre las condiciones de vida y salud de las personas mayores«, elaborada por Convite, de las personas adultas mayores, 33 % no recibe ayuda de familiares y 9 % no cuenta con el apoyo de ningún otro familiar o vecino ante alguna emergencia o situación imprevista.

Para Cabezas, lo fundamental es detectar esos casos para estar atentos y poder brindar asistencia. Con referencia a las personas adultas mayores que viven solas y que no son dependientes, Cabezas explicó tienden a tener una rutina, por lo que es más sencillo notar cambios en sus hábitos.

«Tienden a salir a la misma hora, bajan a comprar a la misma hora, tienen rutinas que tienden a ser automáticas. Debe haber señales de alerta cuando por ejemplo no ves a la señora que todas las mañanas baja o a la que a las 2 de la tarde siempre la veías, regando las matas en el balcón, y tienes días que no la ves. Tienen que identificar esas potenciales señales de alerta», añadió. 

Una de las estrategias implementadas en el pasado por Convite consistía en tener voluntarios encargados de monitorear cada uno a 10 adultos mayores que vivían solos: a diario los llamaban en la mañana y en la tarde para saber cómo estaban y recordarles que tomaran sus medicamentos, «como una forma de estar pendientes de ellos y que ellos se sientan atendidos». 

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Qué deben hacer las autoridades 

Pero la labor de seguimiento no es tarea exclusiva de las familias y de los vecinos: las alcaldías y otros entes gubernamentales también deben ejecutar programas para las personas mayores. 

«Es fundamental que las alcaldías implementen programas de asistencia domiciliaria para las personas adultas mayores que viven en situación de soledad y muy especialmente para aquellas que son dependientes», expuso el director de Convite. 

«De igual forma es necesario brindar asistencia al cuidador. Hay que cuidar a quien cuida y crear servicios de contención psicológica para estos cuidadores, para evitar el estrés del cuidador, que puede ser grave porque en determinados momentos puede llevar a esos cuidadores a potenciales maltratos», añadió. 

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A escala nacional, Cabezas llama al gobierno a implementar planes de atención focalizada y de emergencia para las personas que viven solas o en situación de dependencia. 

«El gobierno tiene una responsabilidad enorme en estos casos. Si hay una data que tiene el gobierno es la del Carnet de la patria y, en esa data, estimo que el 98 % de los adultos mayores están registrados, por la bolsa de comida. El gobierno tiene capacidad de saber de esos casos en situaciones de dependencia y soledad y, por tanto, deberían ser objeto de una atención prioritaria», destacó.