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Pueblo de huellas y ambulantes: Las Tejerías a un mes del deslave

LA HUMANIDAD · 8 NOVIEMBRE, 2022 21:55

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Albany Andara Meza | @AlbanyAndara

Foto por Mairet Chourio (@mairetchourio)

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QUÉ CHÉVERE
QUÉ INDIGNANTE
QUÉ CHIMBO

Han transcurrido 30 días desde el deslave y la marca del agua aún está en todas partes. Es una mancha marrón de más de dos metros en los muros de Las Tejerías. Los vecinos del pequeño pueblo de Aragua, al centro norte venezolano, la contemplan por ratos. La miran inexpresivos, sumergidos en sus propias cavilaciones. Los sobrevivientes rememoran, reflexionan, piensan en lo que les pasó.

Los militares enviados por el gobierno han ido desapareciendo gradualmente. Hay menos funcionarios y se restableció el paso de vehículos. Ahora decenas de ellos cruzan las vías —en su mayoría despejadas— con encargos, comida, noticias o víveres traídos desde Maracay, la capital aragüeña.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)
A un mes del deslave, aún están las huellas de la tragedia

El olor a barro y óxido se adhirió permanentemente a las casas. Los niños estornudan seguido y a los adultos se les ha enronquecido la voz debido al polvo que les entra por la nariz y les pica la garganta.

Es noviembre de 2022. Entre los escombros de Castor Nieve Ríos, un caserío arrasado por el lodo, un grupo de cinco mujeres se reúne en la entrada de una vivienda que parece a punto de desplomarse.

Mercedes Seija cuenta a las demás sobre los seis días que estuvo hospitalizada en La Victoria, a 25 kilómetros de distancia. Fue a causa de un infarto por el estrés y el miedo, tras el desbordamiento de cinco quebradas, cuyas corrientes de agua derribaron y devastaron a medio poblado el 8 de octubre, en el municipio Santos Michelena.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)
Las mujeres cuentan cómo sobrevivieron a la tragedia

Antes cosía, ahora no hago nada. Ahora tengo 66 años, ¿qué se supone que voy a hacer?”, murmura. Narra cómo su hogar se convirtió en una suerte de tablas y ladrillos esparcidos por doquier, bajo los cuales quedaron enterradas sus máquinas de costura, la ropa terminada y prendas aún pendientes. Las otras la observan calladas.

Tras un silencio tenso, todas voltean la vista a una pared lejana de lo que alguna vez fue una vivienda. Ahí, en el bloque, permanece estampada la huella del lodo.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Me sorprende que estemos vivas. Pero lo que hacemos es pensar en todo lo que perdimos, pensamos todos los días. Sobre todo, en qué va a ser de nosotros

María Fuentes, sobreviviente de la tragedia

De acuerdo con cifras del gobierno de Nicolás Maduro, 54 personas murieron en Las Tejerías a causa del desastre y ocho aún están desaparecidas. Sin embargo, los lugareños continúan entornando los ojos y torciendo el gesto ante los registros oficiales.

Se murió tanta gente, que es casi un insulto que nos digan que fueron poquito más que cincuenta”, expresa Stefany Rojas, residente del lugar.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)
Las maquinarias despejan los escombros que todavía quedan

Pequeñas pisadas

Ajenos a la reunión improvisada de mujeres en Castor Nieve Ríos, los nietos de María Fuentes juguetean con el fango del suelo. Una tiene tres años y el otro dos. Saltan, se tambalean, se salpican y ríen alto antes de corretearse mutuamente. Dejan una serie de pequeñas pisadas por donde pasan.

Al fondo dos máquinas de construcción del Ministerio de Obras Públicas y una cuadrilla de obreros trabajan despejando la zona.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Las adultas del grupo los miran de reojo, pero los dejan jugar. Los bebés no entienden sobre tragedias. Intentan mantenerlos ajenos al revuelo alrededor, aunque de vez en cuando alguno gira la cabeza y señala curioso a la maquinaria pesada que levanta tierra y piedras de los caminos.

Hasta ahora 3.000 casas fueron revisadas por funcionarios, según informó Protección Civil Aragua a Efecto Cocuyo. Alrededor de 300 fueron catalogadas como “pérdida total” y más de 700 resultaron afectadas. La familia de los dos niños no tiene un hogar al cual volver, pero ellos no lo saben y pisotean el fango para entretenerse.

“Estamos esperando. No nos han dicho nada. Nos estamos quedando en refugios solidarios, con nuestros familiares. Estos niños están jugando tranquilos porque están muy chiquitos. Pero conmigo estaba uno de trece, uno de diez y uno de cinco, mis nietos. Cuando llueve se ponen nerviosos”, dice Fuentes.

“A Mía, que tiene seis añitos, cuando empieza a caer agua se pone a llorar. Grita: ‘Yo me quiero ir de aquí’. Cuando están más grandes, los recuerdos si se quedan”, agrega Janexis Fuentes.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)
Más de 700 casa sufrieron daños y 300 fueron pérdida total

La adjudicación de casas ya comenzó en Las Tejerías, aunque no abarca a la totalidad de familias afectadas, al menos 700 según registros oficiales y unas 1.400 según la ONG Cáritas Venezuela.

El 29 de octubre el diputado José Gregorio Vielma Mora informó que 21 familias recibieron casas en el urbanismo de la Misión Vivienda Venezuela “Luisa Cáceres de Arismendi”, en La Auyama de Porlamar, municipio Mariño de Nueva Esparta, a 300 kilómetros de distancia de Aragua.

Sin embargo, ninguna de las cinco mujeres reunidas en Castor Nieve Ríos ha oído hablar de reubicación. Se encogen de hombros antes de decir que aguardarán, porque no tienen otra opción más que la paciencia obligada.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Si se sigue el rastro de barro desde Castor Nieve Ríos puede llegar hasta la calle Pinto Salinas, donde las paredes también están manchadas y los vecinos todavía sacan escombros de sus salas y talleres. Es un sitio estrecho en el que las casas se alinean y los habitantes se asoman a las ventanas a mirarse unos a los otros. Algunos permanecen ensimismados e inmóviles. Otros conversan entre sí sobre la picazón en la piel que apenas disminuye con crema corporal. Se rascan los brazos y se dejan surcos blancos con las uñas.

Tenemos la piel reseca y nos hemos enfermado. Es por tanta tierra y humedad”, advierte Fuentes.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

En Pinto Salinas hay miembros del Ministerio de Obras Públicas y la gente intenta vivir bajo una fingida normalidad.

Sin embargo, el deslave aparece en las charlas como un tema del que nadie puede deshacerse. En la calle no se preocupan por limpiar las paredes, los adultos se limitan a contemplar las manchas de fango en silencio.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Desde allí, las marcas de agua en los muros conducen al Matadero, antiguo mercado de Las Tejerías. El lugar es ahora un cementerio, murmuran los locales. Las casas, o lo que queda de ellas, continúan llenas de lodo y varios grupos de propietarios se han organizado para limpiarlas, para ocupar el tiempo. La mayoría trabajaba como comerciante informal hasta hace un mes.

“Hay mucha gente tapiada aquí. Esto fue lo que más sufrió: desapareció entero. Pero ya dejaron de buscar. Protección Civil no lo hizo más”, cuenta María.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Lea más en: Un último adiós en Las Tejerías

La pequeña Vargas

Los miembros de Protección Civil llaman “Pequeña Vargas” a Las Tejerías. Lo ocurrido el 8 de octubre de 2022 les resulta similar a la tragedia del 15 de diciembre de 1999 en el estado Vargas, también en el centro norte costero del país, cuando miles de personas murieron por deslizamientos de tierra e inundaciones.

Es catalogada como uno de los peores desastres ocurridos en Venezuela, justo durante un largo período de lluvias. 

La gente ha quedado muy marcada por esto. Aunque no creemos que pueda volver a pasar actualmente otro deslave en Tejerías”, explicó un funcionario de PC que prefirió mantenerse en anonimato.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Las carpas de cuerpos de seguridad y rescatistas siguen armadas en la plaza del pueblo. Para llegar ahí basta con seguir los muros manchados hasta el centro de Las Tejerías, donde se alza una iglesia católica amarilla cuyo reloj no funciona.

En la plazoleta las marcas de agua no alcanzan los dos metros de altura en las casas, pero si algunos centímetros en los portones.

“Aquí es extraño. Uno puede ver a la gente por un lado tomándose una cerveza o una foto a las seis de la tarde. Y en la noche ves a gente caminando por ahí, gente desolada que no se halla”, comentó el funcionario.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Las Tejerías se ha convertido entonces en un pueblo de ambulantes: hombres y mujeres insomnes que pasean a medianoche, cuando no llueve. Atormentados, dicen los que se los topan. Andan sin un rumbo fijo en las aceras, con los labios apretados en una fina línea.

Dan pasos cortos en la oscuridad, sin emitir sonidos o hablar con nadie. No hay llantos desgarradores ni rezos a media voz, como hace cuatro semanas. Durante varias horas y hasta que sale el sol, un triste silencio envuelve la plaza y a los noctámbulos. 

Varios se han acercado al padre José David Ortega, el párroco, para contarle sobre lo que los mantiene despiertos. Le susurran historias de desconsuelo, describen sus lutos, aseguran que sueñan con sus madres, padres, hermanos o hijos enterrados bajo metros de fango grueso e insisten en que se niegan a dormirse porque pueden escuchar los gritos de decenas de muertos que permanecen tapiados.

“Bendíganos, padre”, piden al final de sus relatos.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Lea más en: Por qué ocurrió un deslave en Las Tejerías y cuáles fueron sus causas

Atrapados en el lodo

“El Ministerio de Salud prohibió que siguieran buscando los cuerpos. A los cuatro días ya están descompuestos y ahí no hay nada que buscar. Para evitar una contaminación mayor dentro del municipio se prohibió que siguieran sacando cuerpos”, contó a Efecto Cocuyo el padre Ortega.

Comentó que los fieles le han pedido realizar una caminata para bendecir la quebrada y decretar un campo santo para aquellos fallecidos que no fueron encontrados. Las almas atrapadas, las llaman en murmullos. Hasta ahora, la primera misa se realizó el pasado domingo 30 de octubre.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Después de 22 días fue que se abrieron las puertas del templo. Hubo bastante participación y los sentimientos a flote”, contó el sacerdote.

Sigue celebrando misas todos los días durante las tardes y parece que los asistentes encuentran cierto alivio al sentarse en la iglesia, resguardados del exterior.

“La vida de la gente ha cambiado. La situación psicológica: las personas no pueden escuchar un trueno o saber que va a llover”, puntualiza Ortega. Es entonces que dejan de observar inexpresivas las manchas de dos metros en los muros que quedaron en pie. El miedo les tuerce el gesto por algunos segundos y es cómo si pudieran observar de nuevo al agua engulléndolo todo a su alrededor.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Mercedes Seija intenta no volver a Castor Nieve Ríos por ello. Dentro de su cabeza hay escenas que se repiten una y otra vez con los mismos detalles. En su pecho, su corazón late precariamente y se acelera cuando el cielo se cubre de nubes grises:

“Pensamos. Pensamos en lo que nos pasó. ¿Cómo no vamos a hacerlo? Nos basta con mirar a dónde llegó el agua. Lo podemos medir porque marcas hay en todos lados”, dice.

LA HUMANIDAD · 9 NOVIEMBRE, 2022

Pueblo de huellas y ambulantes: Las Tejerías a un mes del deslave

Texto por Albany Andara Meza | @AlbanyAndara
Foto por Mairet Chourio (@mairetchourio)

Han transcurrido 30 días desde el deslave y la marca del agua aún está en todas partes. Es una mancha marrón de más de dos metros en los muros de Las Tejerías. Los vecinos del pequeño pueblo de Aragua, al centro norte venezolano, la contemplan por ratos. La miran inexpresivos, sumergidos en sus propias cavilaciones. Los sobrevivientes rememoran, reflexionan, piensan en lo que les pasó.

Los militares enviados por el gobierno han ido desapareciendo gradualmente. Hay menos funcionarios y se restableció el paso de vehículos. Ahora decenas de ellos cruzan las vías —en su mayoría despejadas— con encargos, comida, noticias o víveres traídos desde Maracay, la capital aragüeña.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)
A un mes del deslave, aún están las huellas de la tragedia

El olor a barro y óxido se adhirió permanentemente a las casas. Los niños estornudan seguido y a los adultos se les ha enronquecido la voz debido al polvo que les entra por la nariz y les pica la garganta.

Es noviembre de 2022. Entre los escombros de Castor Nieve Ríos, un caserío arrasado por el lodo, un grupo de cinco mujeres se reúne en la entrada de una vivienda que parece a punto de desplomarse.

Mercedes Seija cuenta a las demás sobre los seis días que estuvo hospitalizada en La Victoria, a 25 kilómetros de distancia. Fue a causa de un infarto por el estrés y el miedo, tras el desbordamiento de cinco quebradas, cuyas corrientes de agua derribaron y devastaron a medio poblado el 8 de octubre, en el municipio Santos Michelena.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)
Las mujeres cuentan cómo sobrevivieron a la tragedia

Antes cosía, ahora no hago nada. Ahora tengo 66 años, ¿qué se supone que voy a hacer?”, murmura. Narra cómo su hogar se convirtió en una suerte de tablas y ladrillos esparcidos por doquier, bajo los cuales quedaron enterradas sus máquinas de costura, la ropa terminada y prendas aún pendientes. Las otras la observan calladas.

Tras un silencio tenso, todas voltean la vista a una pared lejana de lo que alguna vez fue una vivienda. Ahí, en el bloque, permanece estampada la huella del lodo.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Me sorprende que estemos vivas. Pero lo que hacemos es pensar en todo lo que perdimos, pensamos todos los días. Sobre todo, en qué va a ser de nosotros

María Fuentes, sobreviviente de la tragedia

De acuerdo con cifras del gobierno de Nicolás Maduro, 54 personas murieron en Las Tejerías a causa del desastre y ocho aún están desaparecidas. Sin embargo, los lugareños continúan entornando los ojos y torciendo el gesto ante los registros oficiales.

Se murió tanta gente, que es casi un insulto que nos digan que fueron poquito más que cincuenta”, expresa Stefany Rojas, residente del lugar.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)
Las maquinarias despejan los escombros que todavía quedan

Pequeñas pisadas

Ajenos a la reunión improvisada de mujeres en Castor Nieve Ríos, los nietos de María Fuentes juguetean con el fango del suelo. Una tiene tres años y el otro dos. Saltan, se tambalean, se salpican y ríen alto antes de corretearse mutuamente. Dejan una serie de pequeñas pisadas por donde pasan.

Al fondo dos máquinas de construcción del Ministerio de Obras Públicas y una cuadrilla de obreros trabajan despejando la zona.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Las adultas del grupo los miran de reojo, pero los dejan jugar. Los bebés no entienden sobre tragedias. Intentan mantenerlos ajenos al revuelo alrededor, aunque de vez en cuando alguno gira la cabeza y señala curioso a la maquinaria pesada que levanta tierra y piedras de los caminos.

Hasta ahora 3.000 casas fueron revisadas por funcionarios, según informó Protección Civil Aragua a Efecto Cocuyo. Alrededor de 300 fueron catalogadas como “pérdida total” y más de 700 resultaron afectadas. La familia de los dos niños no tiene un hogar al cual volver, pero ellos no lo saben y pisotean el fango para entretenerse.

“Estamos esperando. No nos han dicho nada. Nos estamos quedando en refugios solidarios, con nuestros familiares. Estos niños están jugando tranquilos porque están muy chiquitos. Pero conmigo estaba uno de trece, uno de diez y uno de cinco, mis nietos. Cuando llueve se ponen nerviosos”, dice Fuentes.

“A Mía, que tiene seis añitos, cuando empieza a caer agua se pone a llorar. Grita: ‘Yo me quiero ir de aquí’. Cuando están más grandes, los recuerdos si se quedan”, agrega Janexis Fuentes.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)
Más de 700 casa sufrieron daños y 300 fueron pérdida total

La adjudicación de casas ya comenzó en Las Tejerías, aunque no abarca a la totalidad de familias afectadas, al menos 700 según registros oficiales y unas 1.400 según la ONG Cáritas Venezuela.

El 29 de octubre el diputado José Gregorio Vielma Mora informó que 21 familias recibieron casas en el urbanismo de la Misión Vivienda Venezuela “Luisa Cáceres de Arismendi”, en La Auyama de Porlamar, municipio Mariño de Nueva Esparta, a 300 kilómetros de distancia de Aragua.

Sin embargo, ninguna de las cinco mujeres reunidas en Castor Nieve Ríos ha oído hablar de reubicación. Se encogen de hombros antes de decir que aguardarán, porque no tienen otra opción más que la paciencia obligada.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Si se sigue el rastro de barro desde Castor Nieve Ríos puede llegar hasta la calle Pinto Salinas, donde las paredes también están manchadas y los vecinos todavía sacan escombros de sus salas y talleres. Es un sitio estrecho en el que las casas se alinean y los habitantes se asoman a las ventanas a mirarse unos a los otros. Algunos permanecen ensimismados e inmóviles. Otros conversan entre sí sobre la picazón en la piel que apenas disminuye con crema corporal. Se rascan los brazos y se dejan surcos blancos con las uñas.

Tenemos la piel reseca y nos hemos enfermado. Es por tanta tierra y humedad”, advierte Fuentes.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

En Pinto Salinas hay miembros del Ministerio de Obras Públicas y la gente intenta vivir bajo una fingida normalidad.

Sin embargo, el deslave aparece en las charlas como un tema del que nadie puede deshacerse. En la calle no se preocupan por limpiar las paredes, los adultos se limitan a contemplar las manchas de fango en silencio.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Desde allí, las marcas de agua en los muros conducen al Matadero, antiguo mercado de Las Tejerías. El lugar es ahora un cementerio, murmuran los locales. Las casas, o lo que queda de ellas, continúan llenas de lodo y varios grupos de propietarios se han organizado para limpiarlas, para ocupar el tiempo. La mayoría trabajaba como comerciante informal hasta hace un mes.

“Hay mucha gente tapiada aquí. Esto fue lo que más sufrió: desapareció entero. Pero ya dejaron de buscar. Protección Civil no lo hizo más”, cuenta María.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Lea más en: Un último adiós en Las Tejerías

La pequeña Vargas

Los miembros de Protección Civil llaman “Pequeña Vargas” a Las Tejerías. Lo ocurrido el 8 de octubre de 2022 les resulta similar a la tragedia del 15 de diciembre de 1999 en el estado Vargas, también en el centro norte costero del país, cuando miles de personas murieron por deslizamientos de tierra e inundaciones.

Es catalogada como uno de los peores desastres ocurridos en Venezuela, justo durante un largo período de lluvias. 

La gente ha quedado muy marcada por esto. Aunque no creemos que pueda volver a pasar actualmente otro deslave en Tejerías”, explicó un funcionario de PC que prefirió mantenerse en anonimato.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Las carpas de cuerpos de seguridad y rescatistas siguen armadas en la plaza del pueblo. Para llegar ahí basta con seguir los muros manchados hasta el centro de Las Tejerías, donde se alza una iglesia católica amarilla cuyo reloj no funciona.

En la plazoleta las marcas de agua no alcanzan los dos metros de altura en las casas, pero si algunos centímetros en los portones.

“Aquí es extraño. Uno puede ver a la gente por un lado tomándose una cerveza o una foto a las seis de la tarde. Y en la noche ves a gente caminando por ahí, gente desolada que no se halla”, comentó el funcionario.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Las Tejerías se ha convertido entonces en un pueblo de ambulantes: hombres y mujeres insomnes que pasean a medianoche, cuando no llueve. Atormentados, dicen los que se los topan. Andan sin un rumbo fijo en las aceras, con los labios apretados en una fina línea.

Dan pasos cortos en la oscuridad, sin emitir sonidos o hablar con nadie. No hay llantos desgarradores ni rezos a media voz, como hace cuatro semanas. Durante varias horas y hasta que sale el sol, un triste silencio envuelve la plaza y a los noctámbulos. 

Varios se han acercado al padre José David Ortega, el párroco, para contarle sobre lo que los mantiene despiertos. Le susurran historias de desconsuelo, describen sus lutos, aseguran que sueñan con sus madres, padres, hermanos o hijos enterrados bajo metros de fango grueso e insisten en que se niegan a dormirse porque pueden escuchar los gritos de decenas de muertos que permanecen tapiados.

“Bendíganos, padre”, piden al final de sus relatos.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

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Atrapados en el lodo

“El Ministerio de Salud prohibió que siguieran buscando los cuerpos. A los cuatro días ya están descompuestos y ahí no hay nada que buscar. Para evitar una contaminación mayor dentro del municipio se prohibió que siguieran sacando cuerpos”, contó a Efecto Cocuyo el padre Ortega.

Comentó que los fieles le han pedido realizar una caminata para bendecir la quebrada y decretar un campo santo para aquellos fallecidos que no fueron encontrados. Las almas atrapadas, las llaman en murmullos. Hasta ahora, la primera misa se realizó el pasado domingo 30 de octubre.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Después de 22 días fue que se abrieron las puertas del templo. Hubo bastante participación y los sentimientos a flote”, contó el sacerdote.

Sigue celebrando misas todos los días durante las tardes y parece que los asistentes encuentran cierto alivio al sentarse en la iglesia, resguardados del exterior.

“La vida de la gente ha cambiado. La situación psicológica: las personas no pueden escuchar un trueno o saber que va a llover”, puntualiza Ortega. Es entonces que dejan de observar inexpresivas las manchas de dos metros en los muros que quedaron en pie. El miedo les tuerce el gesto por algunos segundos y es cómo si pudieran observar de nuevo al agua engulléndolo todo a su alrededor.

Las Tejerías- Deslave- 4 de noviembre (Mairet Chourio)

Mercedes Seija intenta no volver a Castor Nieve Ríos por ello. Dentro de su cabeza hay escenas que se repiten una y otra vez con los mismos detalles. En su pecho, su corazón late precariamente y se acelera cuando el cielo se cubre de nubes grises:

“Pensamos. Pensamos en lo que nos pasó. ¿Cómo no vamos a hacerlo? Nos basta con mirar a dónde llegó el agua. Lo podemos medir porque marcas hay en todos lados”, dice.

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