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Sindicato de maestros en Venezuela: «En Portuguesa la educación está acabada»

LA HUMANIDAD · 18 JULIO, 2023 15:54

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Albany Andara Meza | @AlbanyAndara


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«Las clases no finalizaron en Portuguesa, porque nunca empezaron», explicó el presidente del Sindicato Venezolano de Maestros de la entidad, Alí Acosta, el 14 de julio. Más del 50 % de las escuelas públicas y liceos del estado no ofrecieron clases desde enero hasta julio y miles de niños no cursaron ni el segundo ni el tercer lapso. 

La temporada vacacional comenzó en el país: la mayoría de las escuelas a lo largo del territorio nacional han terminado sus actividades, despidieron a sus alumnos y se preparan para entregar los informes finales de rendimiento escolar. En plena culminación de clases, la Federación Venezolana de Maestros (FVM) catalogó el período académico 2023-2022 como «accidentado» con resultados negativos y preocupantes.

Te podría interesar: FVM: «Este año escolar fue negativo y accidentado para todo el sector educativo»

Desde el 9 de enero de 2023 las protestas por los bajos salarios que perciben los maestros se agudizaron en Venezuela. Al cierre de mayo, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (Ovcs) registró 602 manifestaciones, 66 % de ellas de trabajadores públicos que exigieron la homologación del sueldo mínimo a la canasta básica.

El Estado ha optado por permanecer en silencio frente a las movilizaciones, lo que ha causado un rechazo general de todos los gremios docentes y la negativa de los educadores a volver a las aulas. El caso de Portuguesa no es aislado, ya se había identificado un escenario similar en Barinas, donde el 90 % de las escuelas dejaron de recibir estudiantes debido a que los maestros estaban en las calles protestando. 

«En Portuguesa la educación está acabada, destrozada por falta de gestión de este gobierno. No se puede terminar lo que no se ha comenzado y este año escolar estuvo fragmentado. No se cumplió ningún objetivo», afirmó Acosta. 

Niños sin escuelas

Wilda Sánchez, docente de profesión y sindicalista, indicó que en el municipio Ospino de Portuguesa algunas escuelas básicas estuvieron cuatro meses sin funcionar, hasta que la Zona Escolar activó un «plan especial», con docentes jubilados, coordinadores del Programa de Alimentación Escolar y representantes, quienes fueron asignados para atender a los estudiantes. 

«Así comenzó este último mes. En los liceos se abrieron ciertas secciones. Mi hijo, en cuarto año, tuvo tarea a distancia, así hizo su tercer lapso. Un día le asignaron 27 trabajos y al mes siguiente fue y los entregó. Y le promediaron el segundo lapso», contó Wilda a Efecto Cocuyo. «Estudió conmigo en casa, en lo que le pude ayudar porque yo soy maestra de preescolar». 

El adolescente está matriculado en la Unidad Educativa Nacional Gabriel Pérez de Pagola, donde en 2023 solo estudiaron de forma presencial los alumnos del último año. El resto de los grados no recibió instrucciones hasta junio. Ese mes, educadores les enviaron asignaciones para completar en casa, con el fin de poder evaluarlos y calificarlos. 

Los profesores están cansados, explicó Sánchez. Ella gana ocho dólares quincenales, que no le permiten cubrir ni la mitad de la cesta básica. El monto de esta última llegó a 523,29 dólares en mayo, de acuerdo con datos publicados por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

En Ospino, decenas de padres se quejaron en redes sociales por la falta de respuesta del Estado venezolano a las exigencias de los maestros. Denunciaron que sus hijos perdieron dos lapsos completos sin que hubiese soluciones desde el Ministerio de Educación. Arianna Silva, madre de dos niños de ocho y diez años, gastó alrededor de 90 dólares en tareas dirigidas para ambos, con el fin de que pudiesen adquirir los conocimientos requeridos para pasar de nivel. 

«Los compañeros de mi hijo menor pasan a un cuarto grado sin saber leer bien, sin dividir o sumar. No saben distinguir cuál es el sujeto de una oración, esas cosas que son sencillas y que te tienen que explicar en la escuela. Con la plata que gasté en los dos, creo que me sale mejor inscribirlos en una privada el año que viene», apuntó Silva. 

Ningún niño puede ser aplazado

Wilda Sánchez recordó que, de acuerdo con los lineamientos del Ministerio de Educación, ningún joven puede ser aplazado en los centros educativos venezolanos. Por lo tanto, todos los niños, niñas y adolescentes deberán avanzar de grado, aunque no tengan los requisitos mínimos para hacerlo. 

«No se aplaza a los niños, el sistema los va promoviendo. ¿Qué hicieron varios directores? Mandaron tareas para la casa o crearon otros sistemas para que el niño pasara. Pero en realidad los estudiantes estaban en sus casas, con mucha tarea dirigida. Los docentes, para solventar sus situación económica, montaron tareas dirigidas», dijo la maestra.  

Agregó que su hijo adolescente no recibió clases suficientes en tres años, primero por la pandemia del COVID-19 que interrumpió la dinámica escolar y luego por la emergencia educativa decretada por la FVM.

«Los maestros con el sueldo que tienen no van a hacer actividades como en años anteriores a esta crisis. ¿Vocación? Vocación tenemos todos, pero necesidades también», expresó Sánchez. «Yo no sé si voy a volver a dar clases el año que viene». 

A estudiar en vacaciones

Eduardo Cabrera inscribió a su hija de siete años en un curso de tarea dirigida que iniciará a finales de agosto en Guanare, la capital de Portuguesa. Contó a Efecto Cocuyo que trabaja como mecánico y la niña queda al cuidado de su abuela de 82 años, quien no cuenta con preparación académica para ayudar a su nieta a estudiar. 

«Gabriela está atrasada porque si ha visto diez clases, eso es mucho. Necesito que alguien me la ponga a leer, a escribir, a tomar dictado. Yo no tengo tiempo porque siempre estoy trabajando. Hay gente que habla de que hay que inscribirla en un colegio privado, pero a mi la plata no me entra todo el tiempo. ¿Qué pasa si me quedo sin poder pagarle una mensualidad? Le va a tocar estudiar en vacaciones para que no llegue perdida», dijo Cabrera. 

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Ali Acosta advirtió que las consecuencias de la emergencia educativa en Venezuela son más visibles en adolescentes que pasan a la universidad con graves deficiencias matemáticas, de lenguaje y razonamiento.

«Los bachilleres que salieron este año son los peor preparados en los últimos 25 años para ingresar a la universidad. Esa mesa no tiene las cuatro patas», comentó. 

Frente a la problemática, varias iniciativas han surgido en el país para aquellos que cursan los últimos años del bachillerato. Una de las más recientes es el propedéutico que ofrece la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) para nivelar a los que quieran prepararse para la prueba de ingreso de cualquier institución de educación superior.

El caso Barinas

En Barinas al menos el 90 % de los centros educativos no recibieron estudiantes durante un promedio de cinco meses. La presidenta del Sindicato Venezolano de Maestros del Estado Barinas, Xiomara Morillo, afirmó que en mayo y junio trabajaron bajo el esquema del horario mosaico, una modalidad en la que los educadores asisten al aula solo dos veces a la semana, mientras que el resto se dedican a una labor más lucrativa. 

El horario mosaico se aplicó en 95 % de las escuelas barinenses, según Morillo. En Guárico, representantes denunciaron  que hasta abril no hubo actividades en decenas de instituciones. Padres reportaron que tuvieron que dejar a los niños con familiares o en casas de tareas dirigidas, para poder salir a laborar. 

Con Portuguesa, ya se contabilizan tres estados venezolanos en los que se perdió alrededor del 50 % del año escolar, debido a la negativa de los docentes a laborar bajo condiciones paupérrimas y con un sueldo que no supera los 30 dólares mensuales. Acosta aseguró que las protestas continuarán durante el período vacacional.

Los problemas de los profesores del país siguen siendo los mismos: bajos ingresos, infraestructuras deficientes, falta de seguridad social y beneficios suprimidos por el instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre). Aunque los gremios no han convocado oficialmente un paro, profesionales de la educación manifiestan que no están dispuestos a trabajar mientras sus derechos laborales se vean violentados. 

«Si de aquí al final de agosto no hay ninguna luz al fondo del túnel, el año escolar no comenzará bajo la absoluta responsabilidad del gobierno nacional», puntualizó el docente. 

LA HUMANIDAD · 18 JULIO, 2023

Sindicato de maestros en Venezuela: «En Portuguesa la educación está acabada»

Texto por Albany Andara Meza | @AlbanyAndara

«Las clases no finalizaron en Portuguesa, porque nunca empezaron», explicó el presidente del Sindicato Venezolano de Maestros de la entidad, Alí Acosta, el 14 de julio. Más del 50 % de las escuelas públicas y liceos del estado no ofrecieron clases desde enero hasta julio y miles de niños no cursaron ni el segundo ni el tercer lapso. 

La temporada vacacional comenzó en el país: la mayoría de las escuelas a lo largo del territorio nacional han terminado sus actividades, despidieron a sus alumnos y se preparan para entregar los informes finales de rendimiento escolar. En plena culminación de clases, la Federación Venezolana de Maestros (FVM) catalogó el período académico 2023-2022 como «accidentado» con resultados negativos y preocupantes.

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Desde el 9 de enero de 2023 las protestas por los bajos salarios que perciben los maestros se agudizaron en Venezuela. Al cierre de mayo, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (Ovcs) registró 602 manifestaciones, 66 % de ellas de trabajadores públicos que exigieron la homologación del sueldo mínimo a la canasta básica.

El Estado ha optado por permanecer en silencio frente a las movilizaciones, lo que ha causado un rechazo general de todos los gremios docentes y la negativa de los educadores a volver a las aulas. El caso de Portuguesa no es aislado, ya se había identificado un escenario similar en Barinas, donde el 90 % de las escuelas dejaron de recibir estudiantes debido a que los maestros estaban en las calles protestando. 

«En Portuguesa la educación está acabada, destrozada por falta de gestión de este gobierno. No se puede terminar lo que no se ha comenzado y este año escolar estuvo fragmentado. No se cumplió ningún objetivo», afirmó Acosta. 

Niños sin escuelas

Wilda Sánchez, docente de profesión y sindicalista, indicó que en el municipio Ospino de Portuguesa algunas escuelas básicas estuvieron cuatro meses sin funcionar, hasta que la Zona Escolar activó un «plan especial», con docentes jubilados, coordinadores del Programa de Alimentación Escolar y representantes, quienes fueron asignados para atender a los estudiantes. 

«Así comenzó este último mes. En los liceos se abrieron ciertas secciones. Mi hijo, en cuarto año, tuvo tarea a distancia, así hizo su tercer lapso. Un día le asignaron 27 trabajos y al mes siguiente fue y los entregó. Y le promediaron el segundo lapso», contó Wilda a Efecto Cocuyo. «Estudió conmigo en casa, en lo que le pude ayudar porque yo soy maestra de preescolar». 

El adolescente está matriculado en la Unidad Educativa Nacional Gabriel Pérez de Pagola, donde en 2023 solo estudiaron de forma presencial los alumnos del último año. El resto de los grados no recibió instrucciones hasta junio. Ese mes, educadores les enviaron asignaciones para completar en casa, con el fin de poder evaluarlos y calificarlos. 

Los profesores están cansados, explicó Sánchez. Ella gana ocho dólares quincenales, que no le permiten cubrir ni la mitad de la cesta básica. El monto de esta última llegó a 523,29 dólares en mayo, de acuerdo con datos publicados por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

En Ospino, decenas de padres se quejaron en redes sociales por la falta de respuesta del Estado venezolano a las exigencias de los maestros. Denunciaron que sus hijos perdieron dos lapsos completos sin que hubiese soluciones desde el Ministerio de Educación. Arianna Silva, madre de dos niños de ocho y diez años, gastó alrededor de 90 dólares en tareas dirigidas para ambos, con el fin de que pudiesen adquirir los conocimientos requeridos para pasar de nivel. 

«Los compañeros de mi hijo menor pasan a un cuarto grado sin saber leer bien, sin dividir o sumar. No saben distinguir cuál es el sujeto de una oración, esas cosas que son sencillas y que te tienen que explicar en la escuela. Con la plata que gasté en los dos, creo que me sale mejor inscribirlos en una privada el año que viene», apuntó Silva. 

Ningún niño puede ser aplazado

Wilda Sánchez recordó que, de acuerdo con los lineamientos del Ministerio de Educación, ningún joven puede ser aplazado en los centros educativos venezolanos. Por lo tanto, todos los niños, niñas y adolescentes deberán avanzar de grado, aunque no tengan los requisitos mínimos para hacerlo. 

«No se aplaza a los niños, el sistema los va promoviendo. ¿Qué hicieron varios directores? Mandaron tareas para la casa o crearon otros sistemas para que el niño pasara. Pero en realidad los estudiantes estaban en sus casas, con mucha tarea dirigida. Los docentes, para solventar sus situación económica, montaron tareas dirigidas», dijo la maestra.  

Agregó que su hijo adolescente no recibió clases suficientes en tres años, primero por la pandemia del COVID-19 que interrumpió la dinámica escolar y luego por la emergencia educativa decretada por la FVM.

«Los maestros con el sueldo que tienen no van a hacer actividades como en años anteriores a esta crisis. ¿Vocación? Vocación tenemos todos, pero necesidades también», expresó Sánchez. «Yo no sé si voy a volver a dar clases el año que viene». 

A estudiar en vacaciones

Eduardo Cabrera inscribió a su hija de siete años en un curso de tarea dirigida que iniciará a finales de agosto en Guanare, la capital de Portuguesa. Contó a Efecto Cocuyo que trabaja como mecánico y la niña queda al cuidado de su abuela de 82 años, quien no cuenta con preparación académica para ayudar a su nieta a estudiar. 

«Gabriela está atrasada porque si ha visto diez clases, eso es mucho. Necesito que alguien me la ponga a leer, a escribir, a tomar dictado. Yo no tengo tiempo porque siempre estoy trabajando. Hay gente que habla de que hay que inscribirla en un colegio privado, pero a mi la plata no me entra todo el tiempo. ¿Qué pasa si me quedo sin poder pagarle una mensualidad? Le va a tocar estudiar en vacaciones para que no llegue perdida», dijo Cabrera. 

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Ali Acosta advirtió que las consecuencias de la emergencia educativa en Venezuela son más visibles en adolescentes que pasan a la universidad con graves deficiencias matemáticas, de lenguaje y razonamiento.

«Los bachilleres que salieron este año son los peor preparados en los últimos 25 años para ingresar a la universidad. Esa mesa no tiene las cuatro patas», comentó. 

Frente a la problemática, varias iniciativas han surgido en el país para aquellos que cursan los últimos años del bachillerato. Una de las más recientes es el propedéutico que ofrece la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) para nivelar a los que quieran prepararse para la prueba de ingreso de cualquier institución de educación superior.

El caso Barinas

En Barinas al menos el 90 % de los centros educativos no recibieron estudiantes durante un promedio de cinco meses. La presidenta del Sindicato Venezolano de Maestros del Estado Barinas, Xiomara Morillo, afirmó que en mayo y junio trabajaron bajo el esquema del horario mosaico, una modalidad en la que los educadores asisten al aula solo dos veces a la semana, mientras que el resto se dedican a una labor más lucrativa. 

El horario mosaico se aplicó en 95 % de las escuelas barinenses, según Morillo. En Guárico, representantes denunciaron  que hasta abril no hubo actividades en decenas de instituciones. Padres reportaron que tuvieron que dejar a los niños con familiares o en casas de tareas dirigidas, para poder salir a laborar. 

Con Portuguesa, ya se contabilizan tres estados venezolanos en los que se perdió alrededor del 50 % del año escolar, debido a la negativa de los docentes a laborar bajo condiciones paupérrimas y con un sueldo que no supera los 30 dólares mensuales. Acosta aseguró que las protestas continuarán durante el período vacacional.

Los problemas de los profesores del país siguen siendo los mismos: bajos ingresos, infraestructuras deficientes, falta de seguridad social y beneficios suprimidos por el instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre). Aunque los gremios no han convocado oficialmente un paro, profesionales de la educación manifiestan que no están dispuestos a trabajar mientras sus derechos laborales se vean violentados. 

«Si de aquí al final de agosto no hay ninguna luz al fondo del túnel, el año escolar no comenzará bajo la absoluta responsabilidad del gobierno nacional», puntualizó el docente. 

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