Ayuno intermitente: ¿prolonga la vida?

Este artículo fue publicado originalmente el 29 de mayo de 2023.

Desde una dieta baja en carbohidratos hasta el ayuno intermitente, desde la cirugía hasta el medicamento inyectable Ozempic, las personas recurren a una variedad aparentemente interminable de dietas, procedimientos y medicamentos para perder peso.

Se ha propuesto, desde hace algún tiempo, que limitar la cantidad de alimentos ingeridos puede promover un envejecimiento saludable en una amplia gama de animales, incluyendo los humanos. En este sentido, un estudio reveló que la sensación de hambre puede desencadenar efectos antienvejecimiento, favoreciendo la propuesta del ayuno intermitente. “La percepción de que no hay comida es suficiente para activarlo”, indicaron los científicos.

Esta investigación aparece casi noventa años después de la publicación de un artículo pionero que mostró que limitar la ingesta de calorías en ratas prolonga sus vidas 40%. A partir de ese momento, se ha propuesto que la restricción calórica prolonga la vida y mejora la salud metabólica, desde las células de la levadura y gusanos hasta ratones y monos.

Moda con poca evidencia

El ayuno intermitente se ha convertido en una moda dietética popular en los últimos años, aunque en este momento la evidencia que respalda sus beneficios es limitada y se basa en gran medida en estudios con animales.

El empleo de moscas de la fruta y roedores parece sugerir que la restricción calórica puede prolongar su esperanza de vida, promoviendo una buena salud cardíaca y digestiva. Pero estos son los primeros resultados, se necesita mucha más investigación antes de que pueda extenderse a los humanos especialmente porque otros reportes señalan resultados contradictorios o incluso resaltan los potenciales peligros.

Para comprender más a fondo los mecanismos moleculares del ayuno, los científicos detrás de esta última investigación recurrieron una vez más a la mosca de la fruta (drosophila melanogaster). En el pasado, los artículos sobre la drosophila ayudaron a los científicos a identificar numerosas señales neuronales relacionadas con el hambre y la saciedad en el cerebro. Estas criaturas comparten con nosotros 75% de los genes relacionados con enfermedades; además, su metabolismo y cerebros tienen similitudes útiles con los mamíferos.

Ahora bien, los aminoácidos de cadena ramificada (leucina, isoleucina y valina), cuyo acrónimo es BCAA, son nutrientes esenciales que parecen desencadenar sensaciones de saciedad en las moscas cuando se consumen. Comer más BCAA, por lo tanto, reduce la sensación de hambre.

Para explorar cómo esto podría afectar el envejecimiento, los investigadores mantuvieron hambrientas a las moscas de la fruta dándoles “aperitivos” bajos en BCAA. Su hambre se midió por cuánto comieron los insectos de una porción de comida horas después de consumir el tentempié. Los investigadores determinaron que las moscas que fueron alimentadas con un aperitivo bajo en BCAA comieron más.

También se enfocaron en alimentos ricos en proteínas en lugar de carbohidratos, una señal de que las moscas fueron impulsadas por un hambre basada en la necesidad, no en el deseo. Así que los investigadores fueron directamente a la fuente: el equipo activó la respuesta de las neuronas en las moscas de la fruta que desencadenan la sensación de hambre.

Simultáneamente, observaron que estas moscas, estimuladas por el hambre, vivían más tiempo. “Por lo tanto”, escriben los investigadores, “el motivo del hambre en sí mismo en lugar de la disponibilidad o los requerimientos energéticos de la dieta podría relacionarse con un retraso en el envejecimiento”.

Respuesta adaptativa

Otros experimentos mostraron que la reducción de BCAA en las dietas de las moscas también condujo a que sus neuronas del hambre crearan proteínas de apoyo modificadas (proteína que se encuentra en los cromosomas), llamadas histonas, que se unen al ADN y ayudan a regular la actividad de los genes.

Los investigadores creen que estas histonas modificadas podrían ser el vínculo entre la alimentación, las respuestas al hambre y el envejecimiento. Curiosamente, estudios anteriores habían relacionado un suministro creciente de histonas con una vida útil prolongada.

A la luz de los hallazgos, los investigadores creen que el hambre crónica podría ser una respuesta adaptativa, “operada por modificaciones en las proteínas histonas en los circuitos neuronales discretos, que retrasa el envejecimiento”. Los resultados podrían ayudar a explicar por qué las dietas bajas en BCAA parecen ser buenas para nuestra propia salud. Tal vez proporcionen al cuerpo los nutrientes necesarios, sin calmar por completo las señales de hambre en el cerebro.

Por supuesto, esta propuesta requiere muchas más pruebas. Un estudio sobre moscas no es suficiente. Por ahora, los investigadores están interesados en explorar si la salud de las moscas de la fruta está ligada con comer por placer o por necesidad.

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