Brechas de género 2024: Lo bueno, lo malo y lo urgente, según el WEF

El recientemente publicado informe del Foro Económico Mundial (WEF) sobre la paridad de género 2024, ofrece una perspectiva integral sobre los avances y desafíos en la igualdad entre mujeres y hombres a nivel global.

A pesar de algunos progresos, el reporte destaca que la brecha sigue siendo significativa y proyecta que, al ritmo actual, tomarán 134 años cerrarla completamente. Según estas estimaciones la igualdad se alcanzará en el año 2.158, es decir, dentro de unas cinco generaciones.

“De las cuatro brechas de género (y los 146 países) cubiertas por el índice, la brecha de género en Salud y Supervivencia es la más cerrada, con 96%, seguida de la brecha en Logros Educativos (94,9%), la brecha en Participación y Oportunidades Económicas (60,5%) y por último la brecha de Empoderamiento Político (22,5%)”, leemos en el informe. En términos globales, en 2024 la brecha es de 68.9%, lo que representa un incremento de solo 0.1 punto porcentual respecto al año anterior.

El informe identifica diferencias significativas entre regiones. Europa Occidental se mantiene como la región más avanzada, habiendo cerrado 76.3% de su brecha de género, mientras que Oriente Medio y África del Norte son las regiones más rezagadas, con solo 61.3% de la brecha cerrada. La mayoría de los 10 países con mayor igualdad de género se encuentran en Europa. Estas disparidades regionales indican que las estrategias deben ser adaptadas a contextos locales específicos para ser efectivas.

AL reduce brecha

América Latina y el Caribe han alcanzado un nivel de paridad de género de 74.3%, lo que posiciona a la región en el tercer lugar a nivel mundial en términos de igualdad de género. En efecto, según el reporte, la región hizo el mayor salto desde 2006, reduciendo su brecha general en 8,3 puntos porcentuales.

Este avance ha sido impulsado principalmente por mejoras significativas en la participación política y en oportunidades económicas para las mujeres.

Los resultados también identifican áreas clave donde la brecha es más pronunciada, incluyendo la participación económica y las oportunidades, así como la representación política. Aunque ha habido un aumento en el número de mujeres en posiciones de liderazgo, la representación femenina en roles políticos sigue siendo baja, con solo 26.7% de las posiciones parlamentarias ocupadas por mujeres.

Esta falta de representación no solo limita la voz de las mujeres en la toma de decisiones políticas, sino que también perpetúa las estructuras desiguales de poder. De hecho, sin una representación equitativa, las políticas y decisiones que afectan a las mujeres no reflejan sus necesidades y prioridades, por lo que la falta de mujeres en posiciones de poder también mantiene la desigualdad.

En resumen, aunque se han logrado ciertos avances en la reducción de la brecha de género, el progreso es lento y desigual. Este progreso tan pobre sugiere que los esfuerzos actuales son insuficientes y al mismo tiempo subraya la necesidad de acciones más agresivas y sistémicas para acelerar la igualdad entre mujeres y hombres en todo el mundo.

¿Por qué no avanzamos más rápido?

Varios factores están impidiendo que los avances en la reducción de la brecha de género se aceleren. El principal y más difícil de modificar es la persistencia de normas y estereotipos profundamente arraigados que siguen limitando las oportunidades para las mujeres.

Estas normas afectan tanto las expectativas sociales como las decisiones individuales, al conservar entre los roles tradicionales que asignan a las mujeres, la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado, lo que reduce sus oportunidades económicas y profesionales​.

Las mujeres todavía enfrentamos barreras significativas en el acceso a oportunidades educativas, económicas y laborales. Estas incluyen la falta de políticas laborales inclusivas, la discriminación en el lugar de trabajo y la brecha salarial de género.

En muchos sectores, seguimos subrepresentadas, especialmente en roles de liderazgo y en industrias financieras, científicas y tecnológicas.

Si bien es cierto que muchos países han adoptado políticas y leyes de igualdad, su aplicación efectiva a menudo es deficitaria. Esto se debe a la falta de voluntad política, recursos insuficientes y la resistencia cultural y patriarcal a los cambios​​.

Acelerar el progreso

El Foro Económico Mundial sugiere varias acciones en este reporte, que incluyen el diseño y puesta en marcha de políticas inclusivas, el apoyo a la educación de las niñas, la promoción de la participación de las mujeres en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y el fortalecimiento de las leyes y políticas de igualdad de género, entre otras.

Iniciativas como los Aceleradores de Paridad de Género, ejecutadas en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el sector privado, están promoviendo reformas políticas y prácticas empresariales que fomentan la igualdad de género. Países como Colombia, Costa Rica y Panamá han adoptado estas estrategias para mejorar la participación laboral de las mujeres, a través de la creación de sistemas nacionales de cuidado​.

Veremos si realmente funciona en un próximo informe global, pero creo que son respuestas sistémicas que están en mejor camino que las tradicionales para cerrar las brechas encontradas.

Como feministas podemos usar este reporte para impulsar la igualdad de género en términos de incidencia y educación. Nos proporciona datos y evidencia verificada para abogar por cambios necesarios en políticas y prácticas que promuevan la igualdad.

Vamos a usarlo para alertar, sobre todo entre personas o grupos que siguen pensando que estas luchas no son necesarias, ni actuales, ni urgentes.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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