La dictadura venezolana, según Murphy

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Para cuestionar la gestión del régimen político venezolano nos valdremos de los criterios que permitieron a Edward Murphy demostrar el carácter contradictorio que precede y preside la dinámica de las realidades.

Podría decirse que Murphy no fue el científico que cualquiera imaginaría. Murphy fue un ingeniero aeroespacial cuya intuición le valió razones para fundamentar ciertas conjeturas que emergieron de diversos ensayos de física dinámica, realizados en 1949. Los mismos, le permitieron descubrir la equivocación cometida en la conexión de los electrodos de un arnés utilizado para medir los efectos de la aceleración y desaceleración que percibían pilotos de la Fuerza Aérea de los EE.UU.

En tan críticos momentos, Murphy infirió lo que la desconfianza le indujo a pensar. Fue así como dedujo que “si algo puede salir mal, saldrá mal”. Esta expresión le sirvió para iniciar la redacción de aforismos y moralejas a las que sus compañeros de trabajo llamaron “Leyes de Murphy”, que luego de 1977 popularizó el escritor Artur Bloch.

Según Murphy

La consideración primigenia que infirió Murphy, rezaba que: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”. Es la declaración perfecta que califica la gestión de la dictadura venezolana, desde el mismo momento en que arribó al poder en 1999.

La praxis política, económica y social bajo la cual la dictadura venezolana implanta sus engañosas medidas hace que los resultados de las mismas no siempre salgan como las anuncia y promete. ¿Pero cómo no saldría mal cada orden decretada a instancia del resentimiento, odio y represalia que encubre la saña de quienes gestionan la dictadura que caracteriza al régimen político venezolano? Basta con leer el sustrato que oculta el fondo de cada medida cursada.

Todo lo que la dictadura venezolana ordena termina siendo contrario a lo esperado. Cualquier medida tomada sale al revés de lo determinado o muy mal, toda vez que perjudica a actores sociales, políticos y económicos de todo nivel.

Véanse, por ejemplo, los reveses resultantes de determinaciones tomadas para bloquear asuntos que competen a la Corte Penal Internacional (CPI). Igual fracaso en sus intentos por neutralizar a la Corte Internacional de Justicia, a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, a la ACNUR, etc. Sin duda: “el tiro le ha salido por la culata”.

Todas las condiciones en las que la dictadura venezolana se apoya para imponer su presunta revolución bolivariana germinan cuales semillas del mal. Si ordena alguna medida ocurre lo contrario porque si algo puede caer, caerá. Es la ley de Murphy.

El régimen dictatorial es testarudo o ciego a la hora de tomar una decisión que podría “enmendarle la plana”. La superioridad que presume la dictadura, ante cada orden dictada, es “carne de cañón” para la razón que termina engulléndola. Por tanto, los resultados siempre saldrán “al revés”.

La dictadura venezolana, como todo régimen autoritario, no entiende que “nada dura para siempre” y que, en algún momento, las piezas de la maquinaria (política) se romperán.

De los preceptos de Murphy podría derivarse que cuanto más tiempo y trabajo demande una tarea más fácil será que surja algún descalabro cuya incidencia ocurrirá lo más rápido posible.

No hay forma de impedir que la dictadura venezolana, por más poder del cual haga alarde, obtenga resultados mal parados o torcidos así se impongan al mejor estilo militarista-policial.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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Profesor Titular ULA, Dr. Ciencias del Desarrollo, MSc Ciencias Políticas, MSc Planificación del Desarrollo, Especialista Gerencia Pública, Especialista Gestión de Gobierno, Periodista Ciudadano (UCAB),...