Matemáticas, disciplina vital en el mundo de hoy

Los deditos de tus manos,
los deditos de tus pies;
uno, dos, tres, cuatro, cinco
seis, siete, ocho, nueve, diez.
Palabreo de la loca Luz Caraballo

Andrés Eloy Blanco

«En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios». Así comienza el evangelio según Juan. Ese aserto es cuestionado por Ricardo Ríos, matemático de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quien en amable conversación conmigo, me asegura que la primera relación entre el ser humano y el entorno fue contar y medir antes que hablar.

Según él, contar se vuelve una exigencia tal que núcleos humanos que jamás entraron en contacto, la desarrollaron por su cuenta, tomando como base inicial lo que tenían a la mano: sus dedos. De cinco en cinco fueron sumando y formando grupos que luego se asociaron para ir multiplicando las cantidades bajo cálculo, con pasos organizados, para dar soluciones a problemas específicos que resultaron en los llamados algoritmos.

Grandes matemáticos griegos fueron Tales de Mileto, Pitágoras, Euclides, Arquímedes y muchos más, con importantes contribuciones a la geometría, conocimiento que luego fue usado por los romanos en sus notables construcciones de puentes, acueductos y edificaciones, tan sólidas que todavía muchas de ellas están en pie y en uso, a pesar de los siglos.

Ese proceso de sumar y multiplicar (o restar y dividir) que hoy es tan natural tropezó con una dificultad inicial: la ausencia del cero. Descubrirlo fue un gran progreso para la humanidad. Los babilonios, hacia el siglo III aC, usaron una notación que se acerca a nuestro cero actual.

Los mayas hacia el año 36 aC lo tuvieron también. Sigue la India en el siglo IX de nuestra era, cuyos matemáticos avanzaron en el desarrollo del cero para darle valor posicional, es decir, para indicar decenas, centenas, miles, etc.Esta novedad que condujo al álgebra fue introducida en el mundo árabe por el matemático Al-Juarismi (de donde derivan las palabras guarismo y algoritmo) en el siglo IX, hacia el año 820 dC.

Fue el matemático italiano Leonardo Fibonacci (c. 1175 – c. 1240) quien tardíamente introdujo esta notación árabe en Europa a principios del siglo XIII, en sustitución de la notación por letras del imperio romano, muy engorrosa para las operaciones aritméticas.

De contar pocos números a calcular grandes masas de datos

En los siglos que siguieron, las matemáticas fueron avanzando. Isaac Newton y el cálculo diferencial e integral; Carl Friedrich Gauss y la teoría de números, el análisis matemático, la geometría diferencial, la estadística; Joseph Fourier y las series y transformadas que llevan su nombre.

Asimismo, Pierre Simon Laplace y sus estudios en estadística y probabilidad; Emmy Noether, fundadora del álgebra moderna; Alan Turing, uno de los padres de la ciencia de la computación y precursor de la informática moderna, y muchos otros matemáticos que han llevado la disciplina a niveles nunca antes soñados.

Comenta Ricardo Ríos que la capacidad de cálculo actual, fruto de toda esa historia a lo largo de siglos, nos ha permitido romper barreras antes inimaginables. La capacidad de cálculo de un teléfono inteligente actual es superior a la que usaba la IBM para manejar los grandes bancos de Nueva York en el año 1970.

Mandar sonido, imágenes, películas, cálculos de grandes masas de datos forman parte de nuestra cotidianidad, todo debido al desarrollo de la matemática. Además, con la rama hermana de la geometría moderna y sus funciones, se reconstruyen bellamente estructuras cristalográficas de DNA, proteínas y otras sustancias biológicas que complementan los datos bioquímicos, entre muchas otras aplicaciones.

El manejo de grandes masas de datos ha atraído a José Rafael León, también matemático de la UCV, actualmente en el exterior. Su interés por la aplicación de las matemáticas, en especial la biomatemática, lo ha llevado a explorar posibles aplicaciones en campos como la genética o el movimiento de poblaciones, bioinformática, bioestadística o biología computacional, todos los cuales traducen los procesos dinámicos de la biología en modelos numéricos.

En todas partes

Actos de nuestra vida cotidiana hoy en día son posibles por la existencia de ese maridaje antes impensable. Es que la matemática está presente en todas partes, aunque no la veamos, ayer con la aritmética sencilla para sumar lo gastado en mercado o las deudas pendientes; hoy con el manejo de datos en computadoras de altísima capacidad.

Cualquier transacción bancaria electrónica tiene detrás de sí un inmenso caudal de datos para procesar claves de acceso, movimientos de cuentas y mucho más. Una consulta cualquiera a Google o a Amazon, por citar sólo dos fuentes de uso común, es factible porque grandes masas de datos pueden ser procesadas en tiempos muy breves para dar la respuesta que estamos buscando, a través de estadísticas e inteligencia artificial.

Es el mundo digital, el de la cuarta revolución industrial, Internet y tecnologías de la información, en la que las matemáticas son claves para extraer información útil de los registros que generamos, tantos que se estima que en estos dos últimos años, la humanidad ha producido más datos que en toda la historia pasada.

Las olimpiadas matemáticas

Con lo anteriormente dicho, podemos concluir que las nuevas generaciones que hoy ingresan al sistema educativo formal, deben ser preparadas para actuar en ese mundo digital cuyo centro reposa en las matemáticas.

En el mundo hay muchas iniciativas para estimular en los niños y jóvenes el entusiasmo por esa disciplina. Una de las más conocidas es la Olimpíada Matemática. Iniciada a finales del siglo XIX en Hungría, hoy es internacional, cubriendo 105 países en los cinco continentes.

Para hablarnos de la Olimpíada Matemática Venezolana (OMV) contacto a Rafael Sánchez Lamoneda, matemático de la UCV y antes del IVIC, también en el exterior, incansable líder de la OMV. Entresaco datos de los muchos que relata con fervor e invito a leer los documentos que al respecto aparecen aquí, para mayor información sobre las matemáticas en nuestro país.

En Venezuela –me dice- la OMV inauguró su actuación en 1976, la cual se mantuvo hasta 2003, patrocinada por el Centro Nacional para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Ciencia (CENAMEC) del Ministerio de Educación de entonces.

A finales del año 2000, varios de los miembros del comité organizador, considerando que el futuro de la olimpiada matemática en el país estaba comprometido, fundaron la Asociación Venezolana de Competencias Matemáticas (ACM), una asociación civil sin fines de lucro con el objetivo de organizar competencias matemáticas en el país, así como garantizar la participación de los jóvenes venezolanos en competencias internacionales, luego de un riguroso entrenamiento.

Se establecieron los siguientes objetivos:

1- Promover las matemáticas entre los estudiantes y la comunidad educativa.
2- Detectar desde temprana edad jóvenes con talento para el estudio de las matemáticas y ayudarlos a desarrollar sus habilidades matemáticas.
3- Seleccionar y entrenar estudiantes para participar en competiciones internacionales.
4- Dotar a maestros y profesores de un banco de problemas retadores, ingeniosos y novedosos, así como libros y otros materiales de estudio, que les permitan mejorar y enriquecer su actividad profesional.
5- Motivar el pensamiento lógico matemático desde una edad temprana, entre otras estimulaciones positivas.

¿Qué haríamos sin las matemáticas?

Las pruebas son variadas a lo largo del año: Canguro, Olimpiada Juvenil Matemática y Olimpiada Recreativa de Matemáticas, cubriendo el espectro educativo desde tercer grado de primaria hasta el quinto año del bachillerato y haciendo posible la participación de unos cien mil estudiantes anualmente.

Los ganadores de las olimpiadas locales tienen la oportunidad de participar en competencias matemáticas regionales e internacionales, en las cuales un número apreciable de jóvenes venezolanos han tenido participación destacada.

Desde principios de este siglo, no hay apoyo oficial para esta actividad, por lo que los miembros de su directiva deben buscar año a año apoyos de fuentes diversas para cumplir con este hermoso cometido de promover las matemáticas en las juventudes venezolanas y prepararlas para el mundo de la cuarta revolución industrial que espera por ellos allá afuera.

«Todo es número», decían los pitagóricos, tal vez en un excesivo y apasionado sesgo. Pero ciertamente, sin las matemáticas no podríamos disfrutar de los monumentales avances que caracterizan al mundo actual, bien sea manejar un teléfono celular, llegar a destino con un GPS o visitar en forma digital los grandes museos del mundo.

*Gioconda Cunto de San Blas es Ph.D. Bioquímica, Universidad Heriot-Watt, Edimburgo, UK y Lic. Química, UCV. Investigadora Emérita del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) e Individuo de Número de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman).

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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