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OPINIÓN · 19 DICIEMBRE, 2022 05:30

¿Pueden los edulcorantes hacernos más ansiosos?

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Paulino Betancourt Figueroa | @p_betanco

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Un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) analizó los efectos del edulcorante artificial aspartamo en ratones. Los resultados del trabajo fueron sorprendentes, debido a los posibles efectos sobre la descendencia de los animales hasta por dos generaciones.

Aprobado para su uso en 1981, el aspartamo se usa ampliamente en alimentos y bebidas bajos en calorías. Es unas 200 veces más dulce que el azúcar, y  hoy en día se encuentra en casi 5000 productos diferentes, consumidos por adultos y niños. En Venezuela, el aspartamo se comercializa como Equal, Nutrasweet, etc. Si bien es un ingrediente en muchos productos alimenticios, a menudo se consume en refrescos dietéticos.

Un estudio de 2017 reportó que el 25,1% de los niños y el 41,4% de los adultos informaron que usaban edulcorantes bajos en calorías. Según las principales autoridades sanitarias del mundo, los edulcorantes como el aspartamo son seguros y es por eso que se han venido utilizando en una amplia gama de productos medicinales, alimenticios, dentales y bebidas durante varias décadas.

Los experimentos se desarrollaron sobre un grupo de ratones a los cuales se les dio a beber agua potable dosificada con aspartamo, en el 15% de la cantidad diaria máxima recomendada para seres humanos. Una dosis equivale a unas siete latas de refresco de dieta al día. Los ratones mostraron un comportamiento más ansioso en ensayos sobre estados de ánimo. La ansiedad se midió a través de una variedad de pruebas de laberinto en varias generaciones descendientes de los machos expuestos al aspartamo. Además, los investigadores llevaron a cabo la secuenciación del ARN en sus sistemas nerviosos para determinar cómo se expresaban los genes, encontrando cambios significativos en la amígdala, una parte del cerebro asociada con la regulación de la ansiedad.

Por otro lado, cuando los ratones recibieron dosis de diazepam (un medicamento que se comercializa como Valium) usado para tratar la ansiedad en humanos, se regularon las mismas vías en el cerebro que estaban alteradas por los efectos del aspartamo. Este comportamiento se mantuvo en todas las generaciones estudiadas.

Cuando se consume aspartamo, este se transforma en ácido aspártico, fenilalanina y metanol, los cuales pueden afectar el sistema nervioso central. Ya ha existido alarma sobre reacciones potencialmente adversas del edulcorante en algunas personas. «La extrapolación de los hallazgos a los humanos sugiere que el consumo de aspartamo en dosis por debajo de la ingesta diaria máxima recomendada puede producir cambios neuroconductuales en las personas que consumen aspartamo y en sus descendientes» escribieron los investigadores en el artículo. Agregan, «por lo tanto, la población humana en riesgo de sufrir los posibles efectos del aspartamo sobre la salud mental, puede ser mayor que las proyecciones actuales, que no incluyen a las siguientes generaciones».

Aunque monitorear comportamientos similares a la ansiedad en ratones es simplemente una aproximación a los estados de ánimo en seres humanos, los investigadores observaron modificaciones resaltantes en el comportamiento animal, que vincularon con cambios en la actividad genética.

Esta investigación es una continuación de un trabajo anterior del mismo equipo científico sobre los efectos generacionales del consumo de nicotina en el comportamiento de los ratones. Nuevamente, esos efectos temporales o epigenéticos podrían transmitirse de generación en generación, a través de los espermatozoides de los ratones. A diferencia de los cambios genéticos (mutaciones), los cambios epigenéticos son reversibles y no modifican la secuencia del ADN, aunque pueden cambiar la forma en que el cuerpo lee una de estas secuencias de ADN.

Entonces, si los padres que fuman cigarrillos en el momento de la concepción pueden generar una relación conductual en sus hijos, sería interesante evaluar si los efectos del aspartamo pueden transmitirse a generaciones posteriores, más allá de los nietos de un individuo expuesto. Algo similar podría estar sucediendo aquí, sugiere el equipo de investigación. En otras palabras, no solo son aquellos que consumen el edulcorante artificial los que podrían estar en riesgo, sino también sus hijos y los hijos de sus hijos. Aún no se comprende completamente cómo podría suceder eso, pero encaja con la evidencia emergente que sugiere que las marcas epigenéticas pueden permanecer intactas a lo largo de numerosas generaciones.

En base a estos resultados, los científicos recomiendan precaución. Investigaciones anteriores han relacionado los edulcorantes artificiales con el cáncer,  enfermedad de Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple y cambios en las bacterias intestinales que conducen a la intolerancia de la glucosa. Quizás, la ansiedad sea otro efecto a considerar.

El grupo de científicos está trabajando en una publicación adicional de este estudio, centrada en los efectos del aspartamo sobre la memoria. La investigación futura identificará los mecanismos moleculares que influyen en la transmisión del efecto del aspartamo entre generaciones. Si bien estos mismos resultados aún deben replicarse en seres humanos, tener signos de ansiedad en ratones es una buena razón para investigar más a fondo.

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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Texto por Paulino Betancourt Figueroa | @p_betanco

Un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) analizó los efectos del edulcorante artificial aspartamo en ratones. Los resultados del trabajo fueron sorprendentes, debido a los posibles efectos sobre la descendencia de los animales hasta por dos generaciones.

Aprobado para su uso en 1981, el aspartamo se usa ampliamente en alimentos y bebidas bajos en calorías. Es unas 200 veces más dulce que el azúcar, y  hoy en día se encuentra en casi 5000 productos diferentes, consumidos por adultos y niños. En Venezuela, el aspartamo se comercializa como Equal, Nutrasweet, etc. Si bien es un ingrediente en muchos productos alimenticios, a menudo se consume en refrescos dietéticos.

Un estudio de 2017 reportó que el 25,1% de los niños y el 41,4% de los adultos informaron que usaban edulcorantes bajos en calorías. Según las principales autoridades sanitarias del mundo, los edulcorantes como el aspartamo son seguros y es por eso que se han venido utilizando en una amplia gama de productos medicinales, alimenticios, dentales y bebidas durante varias décadas.

Los experimentos se desarrollaron sobre un grupo de ratones a los cuales se les dio a beber agua potable dosificada con aspartamo, en el 15% de la cantidad diaria máxima recomendada para seres humanos. Una dosis equivale a unas siete latas de refresco de dieta al día. Los ratones mostraron un comportamiento más ansioso en ensayos sobre estados de ánimo. La ansiedad se midió a través de una variedad de pruebas de laberinto en varias generaciones descendientes de los machos expuestos al aspartamo. Además, los investigadores llevaron a cabo la secuenciación del ARN en sus sistemas nerviosos para determinar cómo se expresaban los genes, encontrando cambios significativos en la amígdala, una parte del cerebro asociada con la regulación de la ansiedad.

Por otro lado, cuando los ratones recibieron dosis de diazepam (un medicamento que se comercializa como Valium) usado para tratar la ansiedad en humanos, se regularon las mismas vías en el cerebro que estaban alteradas por los efectos del aspartamo. Este comportamiento se mantuvo en todas las generaciones estudiadas.

Cuando se consume aspartamo, este se transforma en ácido aspártico, fenilalanina y metanol, los cuales pueden afectar el sistema nervioso central. Ya ha existido alarma sobre reacciones potencialmente adversas del edulcorante en algunas personas. «La extrapolación de los hallazgos a los humanos sugiere que el consumo de aspartamo en dosis por debajo de la ingesta diaria máxima recomendada puede producir cambios neuroconductuales en las personas que consumen aspartamo y en sus descendientes» escribieron los investigadores en el artículo. Agregan, «por lo tanto, la población humana en riesgo de sufrir los posibles efectos del aspartamo sobre la salud mental, puede ser mayor que las proyecciones actuales, que no incluyen a las siguientes generaciones».

Aunque monitorear comportamientos similares a la ansiedad en ratones es simplemente una aproximación a los estados de ánimo en seres humanos, los investigadores observaron modificaciones resaltantes en el comportamiento animal, que vincularon con cambios en la actividad genética.

Esta investigación es una continuación de un trabajo anterior del mismo equipo científico sobre los efectos generacionales del consumo de nicotina en el comportamiento de los ratones. Nuevamente, esos efectos temporales o epigenéticos podrían transmitirse de generación en generación, a través de los espermatozoides de los ratones. A diferencia de los cambios genéticos (mutaciones), los cambios epigenéticos son reversibles y no modifican la secuencia del ADN, aunque pueden cambiar la forma en que el cuerpo lee una de estas secuencias de ADN.

Entonces, si los padres que fuman cigarrillos en el momento de la concepción pueden generar una relación conductual en sus hijos, sería interesante evaluar si los efectos del aspartamo pueden transmitirse a generaciones posteriores, más allá de los nietos de un individuo expuesto. Algo similar podría estar sucediendo aquí, sugiere el equipo de investigación. En otras palabras, no solo son aquellos que consumen el edulcorante artificial los que podrían estar en riesgo, sino también sus hijos y los hijos de sus hijos. Aún no se comprende completamente cómo podría suceder eso, pero encaja con la evidencia emergente que sugiere que las marcas epigenéticas pueden permanecer intactas a lo largo de numerosas generaciones.

En base a estos resultados, los científicos recomiendan precaución. Investigaciones anteriores han relacionado los edulcorantes artificiales con el cáncer,  enfermedad de Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple y cambios en las bacterias intestinales que conducen a la intolerancia de la glucosa. Quizás, la ansiedad sea otro efecto a considerar.

El grupo de científicos está trabajando en una publicación adicional de este estudio, centrada en los efectos del aspartamo sobre la memoria. La investigación futura identificará los mecanismos moleculares que influyen en la transmisión del efecto del aspartamo entre generaciones. Si bien estos mismos resultados aún deben replicarse en seres humanos, tener signos de ansiedad en ratones es una buena razón para investigar más a fondo.

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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